Capítulo 8

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Quedé atónita mirando la pared blanca detrás de él. Simplemente no podía entender nada, nunca recuerdo haber tenido alguna conversación acerca de figuras asesinas antes de ser contratada, no creo que sea digno de llamarse un riesgo laboral.

—¿Qué no ha escuchado? Vuelva a su habitación y no salga —balbuceó mientras agarraba la botella.

Afortunados sean los labios que buscan una forma de dormir, el hombre hizo una mueca al sentir el líquido que incineraba sus entrañas. Mi superior estaba en una situación lamentable, con el rostro demacrado, el cabello sin peinar, pero yo no sabía qué hacer.

Sentí lo mismo al tomar el arma, sólo entonces, me di cuenta que no podía quedar en mis manos, ¿a quién más podía hablarle?, ¿qué podía hacer yo en mi ignorancia?

Desearía no haber salido de ese silencio, desearía permanecer en la oscuridad de mi infantil ignorancia, sí, eso era. Las cosas estaban en frente, pero no podía verlas, entonces sólo fue mala curiosidad. Caminé por los pasillos, desconcertada y tambaleando. Mi brazo empezaba a doler, pero al llegar a la habitación, sentí vergüenza de volver por medicamentos. Creo que desperté un día después. Todo era confuso, me sentía mareada y adolorida aún. Nunca supe qué ocurrió en realidad, sólo recuerdo a Alice sentada a mi lado justo cuando abrí los ojos.

—¿Qué ocurrió? —pregunté. Fue lo primero que quise decir, mi voz sonó áspera.

—Jennifer murió —contestó.

Por un momento había olvidado, pero sus ojos enrojecidos me trajeron de vuelta a la realidad.

—Esa cosa...  Ella me pidió que... —Tuve que tratar de recuperar el aliento.

No podía sacar de mi cabeza la voz de aquella criatura. De pronto, las paredes volvían a tener sangre, la incertidumbre y el cansancio eran lo único que regresaba. Intenté varias veces hablar, pero no pude. Cuando la rubia lo notó puso una mano en mi cabeza intentando hacer que reaccionara, varias lágrimas continuaban confundiendo mi vista.

—Estaba con Jennifer, ella necesitaba tomar unas muestras y me pidió ayuda —pude decir por fin.

Ella quitó su mano aterrorizada. ¿Acaso le causaban mayor repudio las acciones de una humana?

—¿Jennifer te pidió que la acompañaras? ¡Esa tipa estaba loca! —exclamó—. Todos sabíamos que era peligroso bajar porque el sujeto A-02 se volvió inestable y escapó.

—Sabía de la amenaza biológica, pero nadie mencionó que era una figura similar a la humana capaz de comerte vivo. Supuse que sólo era una rata como en la semana pasada. —Intenté sentarme en el borde de la cama, pero estaba tan débil que apenas pude dar media vuelta.

—A-02 es un peligro y Jennifer lo sabía, tú debiste suponerlo. Es que entiendas de una buena vez para que evites problemas como en el que estás metida ahora: este edificio está construido sobre lo que podríamos llamar una prisión, donde están colocados los sujetos de prueba de proyectos anteriores. —Volví a fijarme en sus ojos, la rubia había llorado por algo desconsoladamente—. Son personas que voluntariamente se donaron a la ciencia o ya no tenían ningún propósito.

—¿Experimentaron con personas? Esto no está bien, esto se pasa de la raya. Me iré de aquí lo más pronto posible. —Pude apoyarme por fin, las paredes volvieron a ser blancas.

—¿Nunca has escuchado las noticias del Bajo mundo? Dandelion también es llamado la fábrica de Bestias o algo así.

La información había caído sobre mí como un balde de agua fría. ¿Había dicho Bajo mundo?, ¿Alice tenía algo qué ver con los rebeldes?

—¿Bajo mundo?, ¿eres una de ellos? —tartamudeé.

—No lo soy, pero hemos tenido qué recurrir al mercado negro en más de una ocasión.

—Dios mío... Iré a hablar con el Director, me largo a más tardar mañana. —Era imposible que yo incumpliera las normas éticas.

Era horrendo escuchar acerca de las malas prácticas del laboratorio, y aún más horrendo escuchar que habían estado en el mercado negro. Las pantallas en las ventanas los llamaban seres malignos, sus vestimentas eran un irrespeto hacia la moral que había construido el nuevo país, herían la tranquilidad del ambiente pálido con su ropa de segunda mano y sus balas.

—Así que vas a renunciar por un pequeño incidente —Alice empezó a reír como una desquiciada.

—Estamos en algo grave, entiende. Los rebeldes son tipos peligrosos a los que no les interesa el avance de la humanidad, sólo quieren asesinar y destruir.

—¿Quién dijo que vamos al mismo mercado negro que ellos? —Soltó otra carcajada.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. El dolor en el brazo vendado continuaba. Un corto silencio se hizo presente.

—Johan no permitirá que te vayas, mucho menos con lo que has hecho por el proyecto —Se quedó observando hacia la mesa de noche.

—No me detendrá la palabra de un alcohólico demente como lo es él —solté—. No importa si insiste o se queda con lo que hicimos, no quiero volver a pisar este sitio nunca más. 

—No sólo quiere que no te vayas, te obligará a quedarte. Ahora que ya conoces su secretito, es mejor que no lo hagas enojar. Si lo encuentras en ese estado, es mejor que lo dejes gritar y decir sus tonterías, créeme.

—Debo hablar con él, no importa si me insulta o recibo un golpe. Quiero irme de aquí.

—Él está enfermo por la cantidad de alcohol que bebió. Tal vez vuelva mañana, te deseo suerte con eso. —Volvió a reírse, y luego se fue de la habitación, cerrando la puerta.

Volteé hacia la mesa de noche para buscar lo que ella observaba, un vaso lleno de un líquido oscuro y maloliente  con los restos marchitos de lo que alguna vez fueron flores. Pensé en Newel y en qué podría decirle cuando nos viéramos otra vez, ¿creería en la extraña tragedia?

Era inevitable que las rosas murieran, nada podía retrasar el momento en que se volvieron una pieza frágil lista para convertirse en polvo, como los ángeles de porcelana que mencionaba aquel libro. Necesitaba leer algo para calmarme un poco, pasé algunas páginas hasta que empecé a pensar también en todo que debía decirle a Dennisse. Pudo haber sido una forma de conocer su preocupación genuina, quizá. 

Extrañaba ver los anuncios que solían aburrirme cuando iba a caminar. Extrañaba las pantallas en las paredes y ventanas de los edificios trasmitiendo los canales deportivos, por primera vez quería volver atrás, aunque todo lo que había pasado realmente era un pequeño vistazo, una pequeña mirada hacia al destino. No quería mancharme con sangre, vaya ironía.

En este tiempo han pasado cosas y en su mayoría no son buenas como yo pensaba

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En este tiempo han pasado cosas y en su mayoría no son buenas como yo pensaba. He tenido problemas personales, eso podría resumir todo. Me siento mal por no tener el tiempo suficiente para leer y no poder escribir con la claridad que me gustaba. Espero no tener una inactividad tan larga como ésta y al menos poder mejorar lo que hay escrito, ponerme al día en cuestiones literarias, eso es lo único que queda.

Este capítulo puede que sea corto y tenga muchos errores (contando con que lo terminé hoy a las doce). Espero corregirlos en los próximos días y estar lista para subir un nuevo capítulo.

XD perdón por el dibujo ultra cringe

Jardín de rosas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora