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❪ 🌓 ❫
PARA CYRA, LIAM NO FUE MÁS QUE UN MENTIROSO. No pudo entender cómo sucedió ni las razones que lo condujeron a dejarla atrás, pero sin duda él había roto su promesa y, en el proceso, una parte de su corazón. Esa mínima parte que le pertenecía por ser su mejor amigo murió junto con las esperanzas de la morena.
Pensó en que debió ser muy estúpida para creerle todo su teatro aun cuando las señales eran claras. ¿Cómo había imaginado que el plan saldría a la perfección? ¿Cómo se había atrevido a soñar con escapar de ahí? ¡Qué ilusa! Doutch jamás se la hubiera llevado consigo. Es decir, ¿para qué? Seguramente ella no le serviría de nada, ni siquiera su madre biológica la consideró valiosa en primer lugar.
Luego de enterarse de su abandono, Cyra sudó en frío apenas unió los cabos sueltos: Liam la había desechado como si se tratara de un trapo roto.
Entonces se sintió usada.
Las lágrimas de rencor le impidieron ver por dónde caminaba. Gritó rompiendo lo que encontró a su paso y los cristales de una vitrina cayeron al suelo. Susan evitó que se lastimara el rostro, pero algunas astillas rompieron la piel de sus manos.
Era un ataque de ira.
ー¡Por Dios, Cyra! ¡Detente que vas a hacerte daño!
Rio como una maniaca. Ya estaba dañada. ¿Nadie podía verlo? Oh, sí, sólo una persona había sido capaz de hacerlo y se largó a la primera oportunidad.
Los ojos azules de Liam llegaron a su mente y pateó con fuerza una mesa ratona.
ー¡Eres un maldito traidor! ーladró entre dientesー. ¡Yo confié en ti!
Susan no comprendía el significado de sus gritos, únicamente trataba de calmarla con palabras dulces a las que, en medio de su trance, Cyra no conseguía prestar atención.
Tenía tanto enojo encima que no le permitía respirar.
ー¡Te odio, te odio! ーsiguió destruyendo la madera con sus pies.
ーNo dejes que se arrebate ーMax apareció con una jeringa.
Lo último que ella vio fue a Norm aprisionando sus brazos para que Max pudiera inyectarse un calmante en el cuello. Cayó rendida sin poder frenar el llanto que poco a poco fue cesando hasta que cerró los ojos.
Qué noche.
Y para ser francos, los días posteriores a ese no fueron diferentes. Estuvo tranquila gracias a los sedantes que le administraban en su habitación y de milagro no pescó una anemia debido a que no se estaba alimentando. Apenas se levantaba para ir al baño y asearse un poco.
