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LA REALIDAD CAYÓ SOBRE CYRA como un peso muerto. Estuvo a punto de romper a puñetazos la puerta del laboratorio de Max y pedirle que retrasara el proceso de preparación, que desechara el avatar de Verona o que lo hiciera pedazos. Incluso se decidió a incendiarlo ella misma si él no cedía a su petición, pero se vio obligada a parar en seco cuando Susan apareció en la sala con una sonrisa y algunas lágrimas estancadas en sus ojos cansados.
Carajo, no me mires así, pensó.
¡Perfecto, era lo único que le faltaba! Que la mujer le pusiera un cuchillo en el cuello de al verla de esa forma. El que Susan derramara llanto por una estupidez que Cyra había hecho la hacía sentir terriblemente sucia, como si hacerla llorar fuera el mayor de los pecados. Así que dejó que el evento canónico sucediera.
ーMe hace tan feliz que hayas aceptado, linda.
ーTe han ido con el chisme. Es fantástico ーmasculló forzando una expresión decente.
Sin duda las noticias corrían rápido en ese pequeño departamento desolado. Tal vez fue estúpida por creer que alguno de los científicos callaría la buena nueva, después de todo quién iba a poder guardarse tal información sabiendo que la morena era dura de roer.
ーVen aquí, dulzura. ¡Estoy que exploto de la emoción!
Definitivamente fue el fin. Cyra correspondió incómodamente a su abrazo bajo la expresión fastidiada de Neteyam, quien había permanecido de pie cada segundo, aborreciéndole en silencio.
Supuso que un maldito apático como él no comprendería la razón del escándalo que la bióloga estaba haciendo. Aunque para ser honesta, ella tampoco lo hacía. Entonces gruñó en su interior porque ambos parecían estar cortados con el mismo filo.
ーEstá bien, Su. No es la gran cosa.
ー¿Cómo puedes decirlo a la ligera? He esperado esto desde que eras pequeña, ¡tenemos que celebrarlo!
Cyra abrió la boca con cierta indignación, además de la sorpresa que le causó escuchar a Susan casi gritar.
Nadie pudo detener a la mujer de cabellos blancos, quien debido a su euforia dio la impresión de haber descubierto una nueva especie vegetativa. Arrastró a Dawson y al resto del equipo a una cena improvisada y la ojimarrón tuvo que intervenir al percatarse de las claras intenciones de Susan de invitar a Neteyam a quedarse.
La fémina prefería dormir en el bosque antes que compartir la mesa con el sujeto que no hacía más que burlarse del teatro que estaban armando gracias a una tonta noticia.
ーDe ninguna manera. Eso sería una grosería, cariño.
ーNo es necesario que esté aquí toda la noche. Verás, Su, él... él no se siente muy bien.
