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❪ 🌓 ❫
ESTABA DE MÁS DECIR QUE ESA TARDE Cyra regresó abatida a su habitación. No sólo por la inquietante información que recibió de Neteyam, sino por lo culpable que –muy, muy en el fondo– se sentía. Se decía a sí misma que no había razón para ello. No mintió necesariamente, es decir, ¡ella también fue engañada! No tenía ni la más remota idea de lo que pudo haber pasado con Liam; aunque un minúsculo porcentaje de su corazón aun lastimoso esperaba que estuviera bien.
Incluso si él no lo merecía.
Luego de un buen rato en su tan agradable –horrible– visita al río, se aburrió de mirar a cierto par revoltoso nadando como truchas y se hartó del gruñón de Neteyam. ¿Qué por qué no nadó? Fácil. No sabía cómo hacerlo y ya había sufrido suficientes vergüenzas frente al hijo de Jake. No estaba dispuesta a sentirse humillada una vez más, menos cuando él no paraba de recordarle que no pertenecía a ese sitio. Ella ya sabía que no pertenecía a ninguno en realidad, pero le irritaba escucharlo de su profunda voz.
Neteyam sabía cómo hacerla rendirse.
Decidió regresar al laboratorio antes de que oscureciera y no pudiera ir por su cuenta. Cyra odiaba depender de alguien porque el bosque era peligroso.
Ya en su habitación, encendió un cigarrillo y se tumbó en la cama a meditar un poco. Bueno, a lamentarse más que nada.
No pasó mucho para que la voz de Max irrumpiera su momento de silencio.
ー¿Cyra? ¿Me escuchas? Necesito hablarte un segundo.
Exhaló el humo antes de arrastrar los pies y abrirle. Le resultaba cómico lo relajada que quedaba después de un par de caladas. Era mágico, su pequeña cajita de felicidad.
El científico arrugó la nariz por el abrupto olor. La morena supo que no tardaría en quejarse de eso. Y acertó.
ーEn serio tienes problemas con los estimulantes.
ーEy, yo sé lo que hago. ¿Qué pasa? ¿Estoy en problemas? ーbromeó. En verdad deseaba que se tratara de algo más porque no tenía energías para otro interrogatorio; además de que no respondería absolutamente nada.
Max rio un poco y negó.
ーEs un asunto que podría interesarte.
ー¿Vas a decirme que tienes más de estos? ーalzó el tubo delgado entre sus dedosー. Porque te ganarías una generosa porción de mi cariño.
ーSusan tiene razón, eres imposible. Muy cerca, pero no. Quiero mostrarte un prototipo que ha sido trasladado de la sala de crío esta mañana.
