𝘗𝘳𝘪𝘯𝘤𝘦𝘴𝘴 [Taekook]

𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰¹⁸

TaeHyung estaba más feliz que nunca, después de haber recibido Esa carta que se le fue enviada por su Omega.

No había nadie quien le quitará esa felicidad.

Con seguridad entró en aquella gran fortaleza pidiendo ver al Rey Alfa, sabía que por ser un simple empleado no contaría con la suerte de que el Alfa lo recibiera de inmediato.

Su vista fue a sus manos sucias intento limpiarlas un poco a los costados de su desgastado pantalón.
Cree que debió primero pasar a lavarse antes de presentarse frente al Rey.

Quedó de pie frente de la gran puerta que daba ingreso a la enorme sala. Soltó un suspiro algo nervioso. Ver a los guardias reales clavarle la mirada y no pasar desapercibido ninguno de sus movimientos. Joder.

Si corazón golpeó de manera rápida su pecho y sudo frío al ver que las puertas se abrían de par en par.

No debió haber venido.

Seokjin salía del gran salón luego de haber discutido con su Esposo. Las mismas sonseras de Namjoon con que Jungkook no fuera al monasterio.

Al salir vio a la persona que tanto odia. Que hace aquel miserable dentro de su Castillo. Manchando con su sola presencia su lujoso hogar.

- ¿Qué haces aquí? - pregunto con madajeria - Debí darte una lección para que ya no tengas la osadía de entrar a mí castillo.

TaeHyung también lo odia pero tuvo que tragarse ese odio y dió una gran reverencia ante la presencia del Omega Real. Pues si no lo hacía corría con el riesgo de ser tomado como un insolente ante sus superiores y estaba claro que el Rey Alfa mandaría a darle unos azotes por su descaro.

- Hice mi solicitud para intercambiar palabras con el Rey Alfa - respondió TaeHyung bajando el rostro con su mirada clavada en el piso.

- ¿Para qué? - acaso el insolente quiere hablar acerca de su pequeño con su esposo.

- Con todo Respeto Omega Real, es con el Alfa con quién vine a mi asunto.

- Cállate - Susurro en casi grito al sirviente - El asunto también es conmigo. Que no se te olvide con quién estás hablando, no soy tu igual. Respeto insolente.

El Omega de Seokjin tenía el mismo odio de su persona.

- Discúlpeme - dió una rápida reverencia por su atrevimiento - Solo vengo a mi renuncia como empleado del Los reyes Jeon.

¿Largarse? El empleado quería irse del castillo. Bien ni falta haría. Sonrió con superioridad.

- No necesitas hablar con mi esposo. Conmigo también se puede hacer esa renuncia - Seokjin lo vio de pies a cabeza - Sígueme.

[...]

Daniel entro con sigilo a la habitación del principe. Llevaba consigo unas galletas que se le había pedido.