Capítulo 2

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Nathan

Durante estos últimos años, a medida que mi empresa se iba expandiendo, he ido consiguiendo clientes de Estados Unidos, Londres, Italia, España y Francia, cada mes que pasaba iba consiguiendo más y ahora puedo decir que acabo de conseguir otro ya que la reunión con Burberry ha ido según lo previsto, ha costado un poco pero al final hemos conseguido llegar a un acuerdo.

Cuando salgo son las siete de la tarde y como estamos en pleno junio a pesar de lo cansado que estoy y como justamente ese día hace sol decido hacer un poco de turismo por la ciudad, me pongo una gorra y unas gafas de sol para que no me reconozcan los paparazzi y me dirijo hacia los almacenes Harrods. Después de comprar unas pocas cosas me dirijo hacia el Big Ben, pasando por Piccadilly Circus que, como siempre, está a rebosar de gente, luego sigo hacia Tower Bridge, me subo en London Eye para admirar las vistas de la ciudad y termino la tarde tranquilamente en Hyde Park leyendo un poco.

Cuando empieza a anochecer cojo un taxi para que me lleve hacia el hotel y pido que me suban la cena a la habitación dado que estoy agotado de todo el día.

A la mañana siguiente me despierto temprano, sobre las ocho y salgo a correr por el parque St Jame's, al ser sábado no hay mucha gente por la calle a esas horas, solo los matutinos que bajan a comprar el periódico o a pasear al perro.

A las diez vuelvo al hotel y desayuno, mi vuelo sale a las seis de la tarde así que yendo bien sobre las siete y media estaré en París. Me ducho y después de comer me dirijo hacia el aeropuerto.

Al llegar nos informan por megafonía de que el vuelo va con retraso debido a una tormenta, me empiezo a poner tenso porque Mark y Simon ya me habían escrito diciéndome que hoy salen a Duplex con unas chicas que conocieron la noche anterior y que no me lo podía perder, así que lo último que quería era llegar tarde porque quería descansar un poco antes de ir con ellos.

Miro cada dos por tres el panel donde aparecen las puertas de embarque y aún no hay información de la mía, empiezo a tocarme el pelo nervioso y por fin quince minutos después avisan de que ya podemos ir a embarcar.

Una vez montados en el avión nos informan de que aún no podemos volar dado que es peligroso, así que nos mantienen a la espera. Empiezo a desesperarme mirando el reloj porque ya ha pasado media hora desde la ultima vez que ha hablado el comandante, finalmente despegamos una hora más tarde de lo previsto, a las siete, lo que significa que hasta las ocho y media no llego a casa, pero como han quedado tarde confío en que me dará tiempo de ducharme, vestirme y previamente tumbarme aunque sean veinte minutos.

Cuando despegamos todo va bien aunque a medida que va pasando el tiempo y anochece más veo como los rayos se entrevén a través de las ventanillas. La gente empieza a ponerse nerviosa dado que no se veía nada más que eso, de pronto notamos como el avión se agita de forma brusca, mantengo la calma pero a los segundos vuelve a agitarse, esta vez con más fuerza, la gente empieza a chillar y yo me pongo nervioso aunque intento mantener la calma y no pensar en los sucesos catastróficos que se me vienen a la cabeza.

Las azafatas piden a la gente que se tranquilice, las veo corriendo de un lado a otro con el pánico en la cara aunque tratan de disimular lo mejor posible, ya hay varios mareados pidiendo atención y una persona que se ha desmayado. El tiempo sigue corriendo y la tormenta cada vez se intensifica más, los relámpagos son más seguidos y se activan las luces de emergencia y bajan las mascarillas de oxígeno.

La gente sigue muerta de miedo gritando y llorando y el piloto dice por el altavoz que no cunda el pánico ya que tiene la situación controlada, no me lo acabo de creer mucho pero bueno no tenía nada más a lo que aferrarme que a confiar.

Al cabo de un rato nos informan de que estamos sobre París pero que por las turbulencias tan fuertes no podemos aterrizar, así que nos desvían hacia el aeropuerto de Beauvais, que es el más lejano a la capital. Sigo en tensión pero al menos la gente se ha tranquilizado y ya no se oyen llantos, cosa que ayuda bastante.

Besos prohibidos en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora