Capítulo 10

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Nathan

Su mirada produce un efecto en mí que nunca nadie había logrado, mucha gente no me creerá y pensará que estoy delirando o demasiado cachondo, pero no es así, cuando se me pone delante se me olvida hasta la conversación que estaba teniendo hace un momento y toda ella me atrapa, por eso cuando se me quedó mirando de esa forma no pude hacer más que acercarme a ella y dejar que la atracción que sentía tomase las riendas, sabía de sobra que ella sentía lo mismo, pero se cohibía y no se dejaba llevar y eso me mataba por dentro.

Ante todo no quería presionarla, pero mis emociones se intensificaban a cada segundo que pasaba a su lado. Cuando me propuso ver una película me puse nervioso al instante porque sabía que estar en una cama con ella no iba a ser nada bueno, para mí almenos, ya que solo bastaba que ella accediese para que pasase algo y eso lo sabíamos los dos.

Después de debatir sobre el amor le dije inconscientemente que podía ser que alguien que valiese la pena estuviese más cerca de lo que pensaba y justo cuando acabé de soltarlo me di cuenta de que no debería haberlo hecho, aunque por su expresión al instante cambié de opinión, por su mirada sabía que deseaba besarme tanto como yo a ella, así que no me hice de rogar y me lancé, el beso fue alucinante, sentirla contra mi después de tantos días deseándolo había sido genial y había disfrutado de su contacto y de sus besos como nunca, pero cuando me dijo que tenia novio la ilusión del momento se esfumó y enseguida me alejé de ella, no entendía porque había esperado hasta llegar al punto de besarnos para contármelo, una parte de mí quería creer que su atracción por mí era mayor que los sentimientos que tenía por su novio pero la otra sabía que ella había actuado mal, no sabía cómo era ese chico, ni cuánto tiempo llevaban ni nada sobre la relación, al final decidí quedarme con ella porque me gustaba su compañía, aunque tenía claro que mientras tuviese novio no la iba a volver a tocar, por mucho que me disgustase esa idea, el respeto hacia él era lo primero.

Mientras ella ponía la película me quedé pensativo, me intrigaba preguntarle cosas sobre su relación pero decidí no hacerlo ya que no quería incomodarla y tampoco era de mi incumbencia, al volver a la cama con ella decidí soltarle lo de los besos en París para hacer que fuese menos tensa la situación, ella por suerte se lo tomo con humor. Cuando me dijo que quería cenar lo agradecí, puesto que estar tan cerca de ella no me estaba haciendo ningún bien, así que nos pusimos los dos a cocinar, me sorprendió la habilidad que tenía para ello y me hicieron gracia sus caras de concentración.

Después de cenar volvimos a la habitación para ver la película, llevábamos un rato viéndola cuando vi que Léa depositaba su cabeza suavemente sobre mi pecho y de pronto escuché su respiración volverse más profunda, se había quedado dormida, no sabía si dejarla así apoyada contra mí o moverla, decidí quedarme un rato viendo la película con ella apoyada, pero a los minutos noté como me empezó a latir el corazón aceleradamente así que me aparté y la deposité suavemente sobre la almohada, me quedé mirándola unos minutos, nunca había visto a nadie dormir y fue extraño pero me daba paz a la vez, la arropé bien y después de apagar la luz, decidí irme a una habitación de invitados a dormir, me hubiese quedado con ella sin pensarlo pero no habría pegado ojo por la tensión.

Tumbado en la cama les mando un mensaje a sus amigas diciéndoles que se ha quedado dormida y que como ya es tarde mañana por la mañana la llevaría de vuelta. Soy consciente de que al día siguiente ella se iría de vuelta a Modène y que el hecho de que tuviese pareja cambiaba mucho las cosas pero bueno, supongo que todo esto solo ha sido un bonita causalidad y que cada uno debe volver a su vida, ya que después de todo venimos de mundos muy diferentes.

A la mañana siguiente me levanto y ando sin hacer ruido hasta mi habitación para ver si Léa se ha despertado, abro la puerta y veo que sigue dormida plácidamente, así que decido bajar a la cocina y prepararle el desayuno para cuando se despierte, le cocino tortitas y huevos revueltos junto con un café y se lo subo. Esta vez sí que está despierta y al verme entrar con la bandeja me sonríe de una forma que casi me hace mandarlo todo a la mierda y empezar lo que dejamos a medias la noche anterior.

Besos prohibidos en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora