Léa- Genial - vi que me había respondido Nathan a la mañana siguiente
Me despedí de Joyce y ese día me dediqué a no hacer nada, simplemente tumbarme en el sofá y ver la tele. Por la noche me dejé todas las cosas preparadas ya que al día siguiente íbamos a ir temprano a Niza.
Me sonó el despertador a las siete, el trayecto era largo así que a las ocho teníamos que estar todos preparados, Melyssa y Lucas iban con un coche y nosotros teníamos que pasar a recoger a Joyce.
Tras dos horas llegamos por fin a nuestro destino, no podía negar que estaba nerviosa ante la idea de ver a Nathan y más aún contando que Joyce estaría por ahí, pero intenté no pensar en eso hasta que tuviese que quedar con él, por lo que me había dicho tenía un rodaje, así que aún tardaría un poco.
Cuando terminamos de comer les dije a todos que había quedado con una amiga que conocimos en el viaje a París.
- Pásalo bien - dijo mi madre
Joyce, que estaba sentado a mi lado, se había quedado muy serio de repente.
- ¿Me vas a dejar solo con tus padres? - me preguntó con el ceño fruncido
- Lo siento, solo será un rato -
Me miró como si le estuviese haciendo lo peor del mundo pero terminó asintiendo. No pasaba nada por dejarlo ahí con ellos, lo conocían de sobras, además estaba Lucas, que se llevaba muy bien con él. Me alejé de ellos y escribí a Nathan, verlo me supuso una combinación de sensaciones, por una parte la impresión de tenerlo delante y lo sumamente atractivo que estaba y por otra la adrenalina de ver a una persona que me atraía tanto estando mi novio a pocos metros.
La verdad es que pasamos una tarde muy agradable, me sentí muy cómoda, pero sí que es cierto que hubo momentos en los que la tensión me podía y no dejaba de preguntarme internamente si estaba jugando con fuego al estar tanto rato a solas con él.
Había decidido llevarlo a ese parque porque era un lugar muy mágico y que transmitía mucha paz y, por su expresión al ver las increíbles vistas, supe que había acertado. Agradecí su respeto en todo momento porque aunque hubo ratos en los que era evidente que estábamos tonteando en ningún momento buscó el beso y eso decía mucho de él, ya que estoy convencida de que si fuese otra clase de chico aunque tuviese novio se hubiese lanzado y aún más sabiendo que yo sentía lo mismo por él.
Cuando llegamos al paseo marítimo no sabía qué hacer, me lo había pasado realmente bien y me daba pena que se fuese porque no sabía cuando lo volvería a ver, me limité a darle un abrazo y justo escuché la voz de Joyce, me aparté al instante, él nos miraba incrédulo a ambos sin entender nada, cuando vi que Nathan se encaraba con él le pedí a Joyce que se calmara, nunca se había metido en ninguna pelea, al menos delante mío, pero en ese caso no sabía que podría llegar a pasar.
Nos alejamos de Nathan y él me empezó a hacer preguntas desesperadamente.
- ¿Quién es?, ¿me has puesto los cuernos? -
Era el momento de decirle la verdad, aunque hubiesen consecuencias fatales.
- Contéstame - dijo cogiéndome fuerte del brazo
- Suéltame, me haces daño -
Justo vi como Nathan lo apartaba de mí de un empujón, le agradecí internamente ya que se estaba pasando de la raya, por suerte ninguno de los dos se lió a golpes. Joyce no me habló en todo el trayecto, yo quería hablarle pero decidí que era mejor quedarme callada porque no era el momento de contarle la verdad. Al vernos mi madre puso una mueca de confusión y justo cuando se acercó hacia mi Joyce explicó la situación.

ESTÁS LEYENDO
Besos prohibidos en París
RomanceAmistad, amor y familia, tres palabras aparentemente inofensivas, pero se nos olvidan otras como traición, infidelidad y decepción. Estos seis términos pueden tener muchas cosas en común, más de las que pensamos y Léa Roux y Nathan Miller están a pu...