LéaAbro los ojos lentamente y observo la habitación donde me encuentro desorientada, ya que no me resulta familiar, de pronto todos los recuerdos de la noche anterior me vienen a la mente, miro hacia el lado para ver si Nathan está dormido y para mi alivio y desgracia se ha marchado. Alivio porque si mis amigas se llegan a enterar de lo que pasó me montarían una buena, y no es para menos, le había sido infiel a mi pareja y me sentía fatal, pero a la vez la atracción que sentía por Nathan era más que evidente.
Al abrir el móvil veo que tengo varios mensajes de ellas preguntándome si está todo bien y luego otros diciéndome que Nathan ya las ha informado de que me quedaba a dormir con él y recordándome que más me valía usar protección. Suspiro pensando en el bombardeo de preguntas que me esperaba y en que a ver cómo les diría lo del beso, ese beso en el que no podía parar de pensar, me toco inconscientemente el labio inferior y justo se abre la puerta y aparece él.
Estaba despeinado y muy atractivo, como siempre, cuando lo veo con una bandeja entre las manos, me derrito por dentro, puesto que Joyce nunca me había hecho nada de eso y me parecía un detallazo por su parte, le doy las gracias por todo y empiezo a comer con ganas, la verdad que me estaba muriendo de hambre y todo lo que me había preparado estaba muy bueno, la noche anterior ya me había demostrado sus habilidades de cocina cuando preparamos la cena. Cuando me dice que ha dormido en la habitación de invitados me quedo bastante sorprendida, ya que la mayoría de chicos en su situación no lo hubiesen hecho.
Al terminarme el desayuno él se va y yo me ducho rápidamente y me visto, me da pena irme ya que el viaje a París había sido una completa locura y había quedado encantada con la ciudad.
- y con sus habitantes, en concreto con uno que está en la planta de abajo ahora mismo - piensa mi subconsciente
Cuando bajo las escaleras me lo encuentro sentado en el sofá, cuando me ve se le iluminan los ojos y juntos nos encaminamos hacia el parking, debo admitir que el trayecto en el ascensor lo hacemos en completo silencio, yo decido mirar hacia abajo porque estar en un espacio tan reducido con él después de lo de ayer no era buena idea. Cuando llegamos al hotel, sabía que en caso de que nos volviésemos a ver alguna vez,sería dentro de mucho tiempo, acorde a lo que habíamos hablado en su habitación. Mis amigas vienen corriendo hacia mí en cuanto nos ven entrar y nos fundimos en un fuerte abrazo, de pronto se giran y miran a Nathan, que espera pacientemente, se despiden de él y nos dejan solos.
Con un nudo en el pecho me despido de él, cuando me coge del brazo se me corta la respiración momentáneamente porque por un momento pensaba que su intención era besarme y mi respuesta iba a ser negativa, aunque por dentro pensase otra cosa. Finalmente me pide que le dé un beso, pero en la mejilla así que lo hago sin problemas, aunque con cierto nerviosismo por estar tan cerca de él, cuando nos separamos me alejo sin mirar atrás con una sensación desagradable en la boca del estomago.
Cuando llego a la habitación mis amigas están hablando y enseguida que me ven se callan.
-¿Estás bien? - pregunta Julie
- Sí, claro, ¿porque no iba a estarlo? - en el fondo sé que estoy mintiendo porque Nathan al final ha conseguido calar un poco en mi y era consciente de que lo iba a echar de menos, pero me tocaba ir haciéndome a la idea.
- Nos tienes que contar qué pasó ayer, ¿cómo es que al final terminaste durmiendo en su casa? - pregunta Cloé
- Os lo contaré todo, pero en el aeropuerto -
- Está bien - dice Sél
- ¿Qué tal tu cita Julie? -
Veo que las tres se miran incómodas y a ella se le ponen les ojos llorosos.
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Besos prohibidos en París
RomanceAmistad, amor y familia, tres palabras aparentemente inofensivas, pero se nos olvidan otras como traición, infidelidad y decepción. Estos seis términos pueden tener muchas cosas en común, más de las que pensamos y Léa Roux y Nathan Miller están a pu...