Capítulo 1

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Sus onix se abrían lentamente, veía borroso, parpadeaba tratando de aclarar su vista, pero… nada pasaba, simplemente veía sombras, apretó el ceño -mhnnnnnnn -su cuerpo dolía una mierda, no podía respirar adecuadamente ¿qué demonios le había pasado? no podía moverse, le pesaba demasiado su cuerpo, el dolor era insoportable, quejidos salían de sus labios, tragó pesado saliva dándose cuenta que su salva tenía un sabor metálico, sangre, comenzaba a recordar algunas imágenes, pero eran borrosas, lágrimas salieron de sus ojos al ver la mirada de odio del azabache con el que peleó, aunque su rostro no era distinguible, no entendía nada, ¿quién era? ¿qué sucedía?, debía estar muerto.

Escuchó unos pasos en el pasto, guardó silencio esperando pasar desapercibido y morir de inanición, los pequeños pasos se acercaban, un cuerpo se escuchó caer a su lado -¿también te lastimaron? -la pequeña mano acarició su cabello suavemente, no respondió esperando se fuera y lo dejara morir, no recordaba el porqué, pero tenía una enorme necesidad de morir -yo te cuidaré, no te preocupes -su pequeña mano entró en la boca del azabache quién abrió sus onix con sorpresa viendo una mancha, no podía moverse para resistirse a lo que le estuviera haciendo -tienes que morder -lo abrazó de la cabeza, lo obligó a morder, una energía verde comenzó a rodearlo, el dolor en su cuerpo comenzó a bajar, su vista había mejorado un poco, sus pulmones lo dejaban respirar un poco más, ya no sentía tan pesada esa opresión en su pecho.

El azabache parpadea tratando de enfocar, un cuerpo cayó a su lado, respiraba con dificultad -¿te… encuentras… mejor? ¿puedes hablar? -el pequeño azabache asintió -¿por qué?¿por qué me ayudaste? -quería reclamar, quería morir, pero la respuesta del rubio lo desconcertó y lo hizo sentirse estúpido por desear morir -me han lastimado muchas veces, sólo quisiera que ya no lo hicieran, duele, pensé que te dolía, también te lastimaron -el pequeño azabache giró su mirada pudiendo enfocar un poco, apretó el ceño, era un pequeño rubio, tenía unas grandes gemas azules y pequeñas marcas en sus mejillas, la imagen de ese niño, pero siendo un adolescente cruzó por su mente, no recordaba más, tenía sangre en su ropa, ¿sería la suya?, pero no había tocado más que su cabeza.

-¿Dónde estamos? -el pequeño rubio levantó un puchero -mmmm supongo en el bosque de la aldea, me tiraron cerca de aquí, no estoy seguro -el azabache abrió sus onix bastante, el rubio a su lado se veía triste -¿dónde están tus padres? -mordió sus labios con algo de vergüenza -no tengo, sólo existe un viejo, me dio un departamento, vivo solo, me visita cada mes, me da una mesada ¿y tú familia? -el azabache apretó el ceño tratando de recordar -no recuerdo -el rubio giró sus gemas -si quieres puedes quedarte conmigo -rascó su mejilla con algo de pena, deseaba tener a alguien con quién convivir, un amigo, el pequeño azabache lo vio con duda -¿no te da miedo que te lastime? -el rubio levantó un puchero -eres un niño también, puedo golpearte -el de ojos onix abrió mucho sus ojos, levantó su mano algo adolorido aún, no se había dado cuenta de su pequeño tamaño, apretó el ceño con duda, estaba seguro que era un adulto, podía recordar unas cuantas imágenes borrosas en su cabeza, aunque ahora eran menos que hace unos momentos, tenía la sensación como si hubiera vivido una vida entera, entonces ¿aquel chico que lo veía con odio? volteó su mirada al rubio, recordó que en una de sus imágenes lo vió como un adolescente ¿qué sucedía?

-¿Cómo te llamas? -el pequeño lo vio, sonrió ligero -Naruto.. -el azabache mordió su mejilla con duda, recordó algo -¿Uzumaki? -el de marquitas negó -no tengo apellido, ¿tú cómo te llamas? -el azabache apretó el ceño con duda, trataba de recordar, cerró sus ojos apretando un poco el ceño -creo… Itachi -Naruto sonrió tímido, con un ligero sonrojo preguntó -¿quieres ser mi amigo? -el azabache giró su mirada con cuidado, lo había salvado aunque no era su deseo, no entendía muchas cosas, pero al parecer nadie quería en verdad morir, recordó un flash donde se lanzó de un barranco, recordaba haber pensado exactamente esas palabras, parpadeó tratando de recordar exactamente, pero todo se volvió borroso de inmediato, asintió, Naruto creció sus ojos, se hicieron agua, levantó un leve puchero, giró su rostro ocultando sus lágrimas -gracias -el azabache lo veía con cuidado, el pequeño se veía solo, esa mirada que le mostró fue como si nunca hubiera tenido un amigo, recordó que estaba solo igual que él, recordó que no tenía memoria y por ende al parecer tampoco tenía a nadie, apretó un poco el ceño con algo de dolor.

-Aún no estás totalmente curado, quedé un poco agotado, en cuanto me recupere prometo terminar de sanarte, generalmente los golpes y heridas no demandan mucha energía, eso fue extraño -Itachi lo vio con cuidado, recordó su falta de aire y sus ojos -no sólo tenía heridas, estaba casi totalmente ciego y no podía respirar bien, lo lamento -Naruto negó con una ligera sonrisa -ahora somos amigos, ¿no es así? -Itachi asintió con seriedad, el pequeño rubio se levantó sacudiendo sus ropas, le dio su mano al azabache, el mayor tomó su mano, se levantó con dificultad y aún con algo de dolor, estaba bastante oscuro. Naruto colocó el brazo rodeando el cuerpo del mayor obligándolo a subir sus brazos a sus hombros, para ayudarlo a caminar, ambos comenzaron a caminar débilmente hacia la aldea.

Sin que nadie los viera subieron al departamento. Itachi observaba el lugar con cuidado, era un lugar solitario, había pocos muebles, un baño, un comedor con dos sillas, no había separación con la cocina, había una parrilla, una nevera y una tarja para platos, había sólo dos platos, dos vasos y palillos, la habitación tenía una cama y una cajonera. Naruto rascó su nuca con pena -es poco, pero es suficiente para ambos -Itachi asintió -te agradezco -el rubio sonrió poquito -no seas tan formal, ven, vamos a bañarnos, te daré un cambio de ropa, esa que tienes ya no sirve -caminó a su habitación, sacó un cambio de ropa, ambos entraron a la ducha, se bañaron con velocidad, era agua fría, cenaron un vaso de ramen. Al final del día ambos entraron en la cama, el sueño los venció.

Huérfanos (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora