Capítulo 2 "Cadáveres"

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-Simón-

El fin de semana se fue tan fugaz como llegó.

Len paso todo el sábado y domingo detrás de mí, convenciéndome para que volviera a tomar mis medicamentos correctamente, al final le prometí que lo haría.

El lunes en la mañana, la abuela Ruth nos despertó advirtiendo que llegaríamos tarde si no nos dábamos prisa. La puntualidad es una virtud, suele decir. Mi hermana y yo nos encontramos en el pasillo y bajamos a la cocina.

La abuela nos esperaba con el desayuno servido. Pan tostado, huevos, mantequilla, café recién preparado para ella y jugo recién exprimido para nosotros adornaban la mesa.

—Pude sentirlos dando vueltas por la casa la otra noche – comentó cuando tomamos asiento –. Sigo esperando una explicación. ¿Está todo en orden?

Mire de reojo a Len, esperando que tomara la iniciativa para una mentira, era su especialidad. Contarle a la abuela el por qué nos desvelamos no era una buena idea.

—No hay nada de que preocuparse – respondió mi hermana –. Solo nos despertamos por el viento fuerte. Esta época del año es tormentosa.

—Hacía frío – agregué.

—Bueno, es cierto que la casa es vieja y susceptible, así que decidiré creerles. Pero ya saben lo que pasará si descubro que no están diciéndome la verdad – Sentenció.

Todo en orden – respondimos a la vez.

—Bien. Terminen de comer, no quiero que se les haga tarde.

10 minutos más tarde ya estabamos de camino a la escuela.

Corson Hills.

Un pequeño pueblo en medio de la nada absoluta, rodeado de bosques.
Tan pequeño que puedes llegar caminando a cualquier sitio si así lo quieres. Como la escuela.

Lo preferimos a que la abuela nos lleve en su vieja furgoneta.

Llegando a la escuela, un cuerpo delgado, de melena rojiza, me asaltó en un abrazo de cuerpo completo.

Luego de un momento dejé a Giselle de nuevo sobre sus pies y la bese.

—No necesito ver sus expresiones de afecto a esta hora de la mañana – se quejó Len.

—Entonces ve a otro sitio – Me reí y bese de nuevo a mi novia, a lo que mi hermana hizo un sonido de fingido asco.

—También tengo amor para tí, gruñona – dijo Ellie y se acerco a abrazarla también.

La campana de entrada sonó avisando el inicio de la jornada de clases..

La Preparatoria Catolica "Hermanas del Consuelo", de politica severa y conservadora de las sagradas escrituras. Regida bajo las normas y costumbres de la iglesia.

Y por desgracia la única escuela secundaria en el pueblo.

No digo que sea una mala escuela, es solo que todas las normas y doctrinas son tan limitantes.

Es como estar en casa con la abuela.

Ellie se pasó al lado de Len cuando entramos a la escuela. Por norma, si dos estudiantes son pareja no deben mostrar que lo son, nada demostrar cariño ni tomarse de las manos y deben estar a cierta distancia el uno del otro.

Es totalmente absurdo,  pero son las reglas y es mejor no meterse en problemas. Los castigos son igual de arcaicos.

Entramos al aula de Historia y tomamos nuestros respectivos asientos. Chicos de un lado del salón, chicas del otro.

En los interlocutores se escuchó la voz de nuestra directora, la hermana Sacramento, dando inicio a la semana, y como todos los días antes de empezar la clase, leyendo un versículo de la biblia y dando un pequeño sermón sobre la rectitud y obediencia y como nos harán prósperos en los caminos del Señor.

—Todos sabemos que las familias son los pilares de una sociedad – comenzó la maestra Clark. – Lo hemos visto en clases pasadas. Por eso pedí permiso a la junta escolar para que aprobaran que en esta ocasión cambiara un poco los parámetros de clases, así que estudiaremos nuestra historia. Buscaremos en nuestros arboles genealógicos y en la historia de nuestras familias, quienes fueron nuestros antepasados, qué hicieron y cómo han formado parte de la historia de nuestra comunidad a través de generaciones. Les daré tiempo y estaré revisando lo que vayan recolectando, me entregaran un informe y harán una presentación a finales de este trimestre.

Un coro de quejas se escuchó tras la palabra presentación.

No me sentía entusiasmado con la idea de indagar en nuestra familia, y sé que Len tampoco, no porque no nos interesará, la verdad es que sí, pero tratar el tema con la abuela no iba a ser sencillo, mucho menos agradable. Lo hemos intentado algunas veces antes, nunca termino bien. 

Luego de hora y media más escuchando a la Señorita Clark hablar sobre las primeras familias del pueblo y descendencia, la campana sonó y cambiamos de aula. Así hasta la hora del almuerzo.

—¿Vamos por helados luego de clases o la sargento los quiere en casa? – preguntó Ellie, mientras caminábamos a la cafetería.

—Hoy tiene reunión con el grupo de Catecismo. Así que me anoto – dijo Len.

—Yo no. Tengo práctica después de clases.
—¿No puedes faltar hoy? ¿Por mí? – Ellie hizo ojos de cachorrito.

—Por mucho que odie negarte algo, sigo diciendo que no. Seré ascendido ¿recuerdas? no puedo faltar. – respondí.
—Bien, pero me debes una salida.
—Te la pagaré, a solas. – Le guiñé un ojo.

—Chicos, sigo aquí y no quiero saber.
—Len, necesitas un novio – rió Ellie a su protesta.
—Primero debo matar a la abuela.

Entramos a la cafetería y luego de llenar nuestras bandejas tomamos asiento en una mesa junto al ventanal.
Alan y Josh se nos unieron momentos después.
—Quieren ir por helados más tarde? – invito Ellie cuando se sentaron.
—Practica – respondieron.
—Ustedes son unos aburridos.

Debo mencionar que el almuerzo es el único momento en el cual tenemos permitido usar nuestros celulares en la escuela. Lo digo porque de pronto todos los teléfonos de los estudiantes presentes comenzaron a sonar con llamadas y mensajes simultáneos.

—No puede ser! – grito alguien.
—No puede ser
—¿Esto es real?
—Por Dios!

Había empezado a formarse una algarabía de gritos horrorizados.

—¿Qué sucede? – preguntó Alan.

Sacamos nuestros teléfonos que también empezaron a sonar. La abuela estaba llamando.

Algo no estaba bien, ella nunca llamaría durante clases de otra forma.

—Oh por Dios! ¿Qué es esto? – Ellie volteo su teléfono para que pudiéramos ver.

En la pantalla se veían tres cuerpos envueltos en bolsas negras y Policías los escoltaban. 

Entonces entendimos lo que pasaba.

Eran cadáveres.

Habían encontrado cadáveres en el bosque.

Sangre MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora