-Len-
Sé que no soy objetiva al respecto pues toda la vida he soñado con el día en el que pueda marcharme de este pueblo y conocer el mundo que hay afuera.
Pero, el por qué alguien se mudaría a Corson Hills existiendo tantos lugares que podrían ser mejor...
Es algo que no puedo entender.
El lunes en la escuela, todos ya sabían que habían llegado nuevos vecinos al pueblo y que vivirán nada más y nada menos que en la cima de La Colina, dónde viven las familias adineradas, en la más grande de todas, de hecho. Lo que dejaba entrever el tipo de persona que podría ser.
En los pasillos no se hablaba de otra cosa.
Es lo que pasa con los pueblos pequeños, algo que en otras circunstancias no tendría gran relevancia, se vuelve todo un acontecimiento.
De hecho había eclipsado por completo las conversaciones que aún se escuchaban sobre Trevor, Charles y y Ashton.
Todos sentían curiosidad por saber quiénes eran estas nuevas personas y de dónde vienen. Solo se sabía que era una familia de tres, aunque por el momento solo una mujer y un joven habían sido vistos en la finca y que son extranjeros. Él resto lo sabremos en los siguientes días.
Cuando entramos a clases y la Hermana Sacramento terminó su sermón matutino, fui llamada a su oficina en la dirección.
—Adelante – dijo la directora cuando toque a su puerta.
—¿Quería verme? – pregunté dando un paso dentro de su despacho.
Sentado frente a ella había un joven, cómo de mi edad, quien volteó a verme cuando entré.
—Si, quiero presentarte al joven Caleb Sky, nuestro nuevo estudiante – señaló al Chico –. Caleb, esta es Silena Rojas, una de nuestras mejores estudiantes y joven ejemplar de esta institución.
El chico, Caleb, se levantó y estrechó su mano con la mía.
—Es un placer – dijo. Respondí con una sonrisa amable.
—Silena, te he escogido para que sirvas de guía al joven Sky durante sus primeras semanas en la escuela. Te encargaras de mostrarle el campus y nuestras costumbres. ¿Estás de acuerdo?
Uno, cuando la Hermana Sacramento te pregunta si estás de acuerdo con algo, es porque no tienes opción, como con la abuela. Y dos, me pareció curioso que fuera yo a quien escogieran para esto pues soy una chica, y la política entre chicos y chicas juntos en la escuela difiere un poco con la tarea que se me asignó.
—Eeh, si claro. Como usted mandé, será un placer. – respondí.
—Bueno, entonces escóltale a su primera clase, creo que es la misma en la que estás ahora.
Salimos de la oficina y nos quedamos unos segundos parados afuera, sin decir nada, luego emprendimos la caminata al aula de clase.
No soy buena conociendo personas, por lo que no sabía qué decir, por suerte él tomó la iniciativa.
—Entonces... – inició – Silena.
—Len, todos me llaman Len – dije.
—Bien, Len. Me gusta cómo suena ¿A dónde vamos ahora?
—Historia. Tenemos historia con la señorita Clark, te has salvado del sermón matutino.
—¿Sermón matutino? – preguntó con tono divertido.
—Cada mañana, antes de la primera clase, iniciamos escuchando a la Hermana Sacramento, la directora, dar un sermón.
—Eso suena como un tormento.
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Sangre Maldita
ParanormaleDicen que ninguna familia es perfecta. Que todas guardan secretos. La nuestra... La nuestra guarda el infierno entero.