Capítulo 7 "El Bosque de Lápidas"

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-Len-

Luego de despertar anoche tras mi extraño sueño con La Mujer de Blanco volver a dormir fue una lucha, eran pasadas las 5:00am cuando por fin logré dormir un poco más y cuando la alarma sonó levantarme fue una tortura.

Tomé una ducha fría para desperezarme y me vestí con mi uniforme.

Antes de bajar a desayunar pasé por el cuarto de Simón. Toqué a su puerta y desde dentro me respondió con un gruñido que traduje como "te veo abajo".

Creo que él tampoco tuvo una buena noche, de nuevo. Se estaba haciendo costumbre que nos desveláramos a la vez como cuando éramos niños.

En la cocina la abuela Ruth preparaba un tarro de café con leche.

—Buenos días – la saludé.

—Buen día, cariño. ¿Dónde está tu hermano?

—Todavía se está vistiendo, bajara en un momento.

—¿Cómo va el informe? – preguntó.

—Bien, debemos entregar el primer avance el lunes.

—No entiendo que necesidad existe en qué hagan esas cosas, revolviendo el pasado de las familias. Aquí todos se conocen además ¿De qué les servirá en el futuro?

¿Por qué esconder cosas? Pensé en mis adentros.

—Buenos días – saludo Simón entrando. Tenía el cabello revuelto y se veía cansado.

—Buenos días, cariño. 

¿Estás bien?  – pregunté únicamente gesticulando con los labios, la abuela estaba de espaldas a nosotros.

Mala noche – respondió de igual manera.

Cuándo terminamos de desayunar, la abuela insistió en llevarnos a la escuela y no nos quedó de otra que aceptar.

—Tengan mucho cuidado ¿Si, niños? – dijo de pronto al estacionar el auto.

—¿Por qué tendríamos cuidado, abuela? ¿Pasa algo malo? – pregunté.

—Nunca sobra, a demás no dejo de pensar en esos muchachos del bosque, no quiero que nada malo les pase a ustedes...

Simón y yo intercambiamos una mirada silenciosa. ¿A qué venía eso? 

—No te preocupes, estamos bien. – dijo Simón.

Bajamos y mientras caminábamos a la entrada de la escuela, volteé y la abuela nos contemplaba con una mirada ausente en su rostro. La saludé con la mano y solo me devolvió una pequeña sonrisa de boca cerrada, luego solo se marchó.

Algo le sucedía.

Su actitud se ensombreció un poco durante el trayecto aquí, pero preguntarle qué sucedía sería en vano, ella nunca nos dice cuando se siente mal. Ella nunca nos dice nada.

Después de las primeras horas del primer bloque de clases ya estaba lista para irme.

Estaba cansada y la clase de química no ayudaba.

Había confundido las cantidades de los químicos que estábamos estudiando tres veces, provocando que tuviéramos que reiniciar el experimento una y otra vez. 

—Estas distraída, Lenni. – dijo Alan, quién era mi compañero de laboratorio. – ¿Estás bien?

—Sí, sí – dije –. Solo no dormí bien y estoy algo somnolienta.

—Entonces no querrás ir...

—¿A dónde?

—Algunos de los chicos del equipo, Simón también, y otras personas, se reunirán un rato después de la escuela a las afueras del bosque, por el camino del viejo tronco.

Sangre MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora