-Len-
Han pasado dos semanas desde que encontraron a Charles y a los otros en el bosque.
La policía reveló que los otros cuerpos pertenecían a Ashton Cooper y Trevor Woods, amigos de Charles, y que la causa de muerte, aunque confusa debido a las múltiples heridas y laceraciones que mostraban, había sido en esencia un paro cardíaco.
Así sin más.
El qué hacían en el bosque y qué lo provocó, era un misterio.
Se celebraron los funerales y velorios, luego todo siguió como antes.
Al menos para todos los demás.
Han pasado dos semanas y aún no logro sacar de mi cabeza mi sueño, su extraña y perturbadora exactitud con las muertes.
Sigo repitiéndome que no debo darle vueltas al asunto, solo dejarlo pasar y continuar normal.
Durante el día consigo ocupar mi mente con otras cosas, la escuela, el piano, libros; la noche es un caso distinto.
Cuando cierro la puerta, y me quedo a solas en mi cuarto, acostada en la cama, siguen volviendo a mi las imágenes de mi pesadilla, y es como si yo misma estuviera allí viéndolos morir una y otra vez, hasta que los somníferos hacen efecto y caigo en la inconsciencia.
Han sido de esta forma todos estos días, no lo he hablado con nadie, ni Ellie ni mi hermano y mucho menos con la abuela. La única forma en la que logró calmar mi cabeza y liberarla un poco de la espiral de pensamientos que se forma, es escribiendo.
Escribo cada detalle de lo que recuerdo haber visto en mi sueño en un cuaderno de cuero azul que escondo en el fondo falso de mi escritorio, para que la abuela no pueda encontrarlo.
Me lo obsequió Simón en navidad, dijo que sería de ayuda para desahogarme en esos momentos en los que mis pensamientos me sobrepasan, para que encuentren una salida. Y ha tenido razón.
Despierto dos horas antes de que salga el sol y suene la alarma, y aunque ninguna pesadilla ha invadido mis sueños, despierto inquieta.
Es ese tipo de sensación que te da cuando piensas estás siendo observado.
Me levanto de la cama y miro alrededor del cuarto, todo parece normal, entonces me asomo por la ventana y allí está.
Una silueta oscura se ocultaba bajo la sombra de un árbol, parado allí sin hacer más que mirar hacia la casa, parecía hombre aunque no podía estar segura, estaba oscuro aún. Tampoco podía ver su rostro desde donde estaba, pero sentía dentro de mi la certeza de que me devolvía directamente la mirada.
De pronto me sentí vulnerable y un escalofrío me recorrió la columna, di un paso atrás, alejándome de la ventana. Pensé en despertar a Simón, pero cuando me asome de nuevo, ya no había nadie.
XXX
Cuándo por fin amaneció, los rayos del sol se colaron dentro de mi habitación iluminándolo todo.
No logré dormir luego de lo que sucedió, si mis pesadillas y la muerte de los chicos me habían dejado confundida, esto casi hace que me explote el cerebro.
Seguía sin entender que rayos fue eso ¿solo eran productos de mi imaginación estresada por estar pensando demasiado? o ¿de verdad había alguien parado fuera de casa observando?
La cabeza me dolía y quería quedarme acostada en la cama durante horas, pero era día de iglesia y no tenía opción, así que, en contra de mi voluntad, me levanté.
Tome una ducha, y me puse uno de mis vestidos para ir a Misa, até mi cabello en una cola de caballo, luego salí a buscar a Simón.
Me pare frente a su cuarto y toque la puerta con los nudillos.
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Sangre Maldita
ParanormalDicen que ninguna familia es perfecta. Que todas guardan secretos. La nuestra... La nuestra guarda el infierno entero.