Capítulo 12 "Sombras y Demonios"

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-Caleb-

La primera vez que me di cuenta de que mi familia era diferente fue a los 15 años.

Regresaba de la escuela, había sido un buen día, había dado la prueba para el equipo de softbol y había logrado entrar, siendo uno de los mejores.

Quería contárselo a mis padres, compartir la buena noticia.

Pero no lograba hallarlos por ningún lado de la casa, quizá salieron, pensé.
Asi que tome una ducha y luego baje por algo de comer.

La casa estaba desierta salvo por mi. Ni siquiera, Octavia, el ama de llaves quién siempre se iba casi al anochecer se encontraba en casa. 

Pasaron las horas y seguí esperando que regresarán. Envié mensajes, llamé, pero no hubo respuestas.

Empezaba a preocuparme.

El día dio paso al anochecer cuando lo escuché.

A lo lejos podía escuchar un ruido, proveniente de la reserva. Era un golpeteo constante, como el sonido de un tambor marcando el paso.

Pum, pum, pum.

A medida que me acercaba, investigando qué era eso, se escuchaba más fuerte.

Habían personas cantando también. Cantaban melodías en un idioma que no había escuchado antes.

Caminé siguiendo la extraña música, hasta que, pasando el lugar donde había cazado a mi primer ciervo, los encontré.

La escena que tenía frente a mi me dejó la boca abierta y puso mi piel de gallina.

Aún hoy, cuando cierro los ojos, puedo verlos con exactitud.

Con la luna llena brillando en lo alto, alrededor de una gran fogata, hombres y mujeres danzaban al compás del tambor.

Llevaban máscaras extrañas en sus rostros, cómo máscaras tribales de las tribus indígenas.

Mi madre estaba entre ellos. Llevaba un vestido de encaje negro que sola la había visto usando una vez, en el funeral de papá. Tenía el cabello, que acostumbraba a llevar en una cola de caballo, suelto sobre su espalda.

Ella no llevaba máscara, pero en sus manos cargaba una caja, como un cofre de madera labrada.

Y en el centro de todo, liderando la extraña comparsa, estaba mi padrastro.

Sin camisa, mostraba su torso lleno de tatuajes que nunca antes de había visto. Y sobre su cabeza llevaba una especie de corona o tocado ceremonial con enorme cuernos.

Yo observaba todo el ritual oculto tras una gran roca. No quería que me vieran.

De pronto la música y la danza cesó, y dos hombres trajeron consigo a una persona.

Tenía las manos atadas a la espalda y una bolsa de lona sobre su cabeza. 

¿Qué rayos está pasando? recuerdo que pensé.

Hicieron que la persona se arrodillara, mi padrastro se acercó a él y le quitó la bolsa.

Era un muchacho, poco mayor que yo. No lo conocía, pero lo había visto antes en la escuela, caminando en los pasillos.

—Hermanos, hermanas – comenzó mi padrastro usando una voz profunda. – hoy nos hemos reunido aquí, en está ceremonia, para ofrendar un alma virgen a nuestro Señor... al amo de los mundos... para que venga a nosotros y nos bendiga con su oscuridad.

Mi madre dió un paso al frente, uniéndose a su esposo y abrió el cofre. Mi padrastro metió su mano y levantó una daga incrustada con rubíes que con el resplandor de la fogata parecían lágrimas de sangre.

—Con está daga forjada con el fuego del averno, ofrendo sangre virgen – dijo posicionándose detrás del chico – cómo sacrificio de bienvenida para aquel cuyo poderío es superior al de cualquier cosa viva.

Levantó la cabeza del chico con su mano libre y presionó el cuchillo en su cuello.

Contuve el aliento. Los cánticos comenzaron de nuevo, más bajos y freneticos que antes.

—Has sido reclamado por la oscuridad – dijo al chico antes de cortar su cuellos con un simple movimiento.

El cuerpo inerte del muchacho cayó con un golpe seco al sueño. Sentí la bilis en mi garganta.

Mi padrastro se arrodilló junto al cuerpo del chico.

—Ofrezco mi cuerpo, cómo recipiente sagrado, para que aquel que es más antiguo que la noche misma, me use a antojo y resida en mí. Para que seamos uno solo. – bajo y bebió la sangre del borboteante cuello del chico. – ¡VEN A MI SEÑOR Y GOBERNEMOS JUNTOS ESTE MUNDO!

El viento silbo fuerte, las llamas de la fogata se oscurecieron y se alzaron, creciendo más y más. Sombras empezaron a correr por el lugar, cobrando vida.

Mi madre alzó el rostro al cielo, cantando junto a los demás.

Mi padrastro entonces se puso en pie de nuevo, levantó el rostro y sus ojos, antes azules como el cielo, ahora eran negros.

Ya no habia en ellos rastros del hombre que había sido.

Ahora en su piel habitaba alguien distinto, más oscuro, más peligroso.

No pude soportarlo más, me sentía confundido, mareado, y simplemente me desplome.

Cuando desperté, estaba en mi habitación, acostado en mi cama.

Me incorporé de golpe provocando que la cabeza me diera vueltas. 

¿Qué había sucedido?

El día anterior había llegado a casa y no había nadie... la reserva ... música...  mamá... el sacrificio y...

Sentí náuseas al recordar todo lo que había presenciado la noche anterior.

Corrí al baño y vomité. 

Me incorporé en el lavabo y cepille mis dientes y me enjuague el rostro.

¿Eso había sido real? Definitivamente lo había sido. 

¿Qué carajos estaba pasando?

Salí del baño, me cambié y baje a la cocina.

Mi madre estaba sentada en a la mesa, leía un libro y desayunaba.

—Buenos días, cariño – canturreo sin levantar la vista del libro. – Debes estar hambriento, Octavia preparo tú desayuno favorito Waffles con miel y avena.

—¿Dónde está... él?

—¿Tu padre? Salió de viaje.

—¿De viaje?

—Negocios, ya sabes.

—¿Qué demonios fue eso anoche? ¿Qué está sucediendo aquí? – pregunté no pudiendo soportar más de su actitud.

—¿De qué hablas, hijo?

—Yo lo vi todo, sabes que lo vi todo. – dije exasperado – ¡MATARON A ALGUIEN!

—Hay una diferencia entre matar y sacrificar, cariño. -
– dijo con convicción – Lo que viste ayer fue un rito ceremonial, grandes cosas vienen.

—¿Qué diablos, mamá?

—Hay cosas que aún no puedes comprender, pero llegará el momento, cuando estés listo en el que él te lo contará todo.

—¿Qué carajos...

—Cuida tú vocabulario conmigo, niño. – reprendió. 

—Solo quiero saber que está pasando, que fue todo eso...

—Tu padre te explicará todo cuando regrese. – esta vez sí me miró a los ojos y sonrió – Grandes cosas vienen.

Sangre MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora