| Capítulo 30 |

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Regreso a clases, sexto año, estaba ansiosa por volver, quería ver a Reg, a los chicos, a Andy, necesitaba saber si estaban bien. Alguien tocó la puerta de mi habitación, pidiendo acceso.

- Adelante -dije invitando a pasar a la persona detrás de ella.

- Hola -saludó Sirius- Dice mamá que bajes pronto, ellos quieren desayunar con nosotros antes de irnos.

- Dile que ahora bajo, Sirius, solo termino de arreglar un par de cosas.

- ¿Necesitas ayuda?

- No, está bien, gracias.

- Bien, te veo abajo.

El desayuno comenzó tranquilo, una charla amena acompañando el ambiente.

- ¿Llevan todo niños? -preguntó mamá

- Si -dije

- Mghm -afirmó Sirius y que tenía la boca llena.

- Eso creo

- Cariño, ¿Llevas los libros que te di?

- Si papá -aseguré

- De acuerdo, no olvides tener mucho cuidado de cuando usas tus poderes -tomó mi mano- y no olviden que si tienen conflictos, lo mejor es arreglarlo hablando -dijo esto último mirándonos a Sirius y a mí.

- Lo sé, de acuerdo, no volverá a pasar, lo prometo.

- Por cierto, no olviden llevar sus trajes de gala.

- ¿Es necesario, mamá?

- Claro que sí James, sobre todo este año.

- Aún no entiendo por qué este año tiene tan entusiasmado a todo el mundo mágico.

- Ya lo sabrás corazón.

Estuve todo el viaje en tren con Barty, ninguno tenía noticias de los muchachos, para la hora de la cena ninguno apareció, no entendíamos qué sucedía, solo que no se veía nada bien. Fui de camino a mi sala común luego de dar el recorrido por el castillo a los de primer año, fui escogida como prefecta este año, junto con Lucius, estaba cansada y no tenía ánimos para nada, solo quería llegar y recostarme en mi cama, saludé a unos cuantos chicos que quedaban en la sala, antes de ir a mi habitación por fin.

Cerré lentamente la puerta tras de mi al entrar, pues la luz en la mesita de noche de Andy estaba prendida en medio de la oscuridad, ¿lo raro?, las cosas de Andy no estaban y yo no había estado en la habitación desde que llegué.

lumos -pensé, haciendo un ligero movimiento con mi mano derecha.

- ¿Quién es? -demandé a la persona que se encontraba sentada a la orilla de mi cama, de espaldas a la puerta.

- Auch, luego de semanas conviviendo yo creería que ya me reconocerías -dijo

- ¿Sirius? -colocando mi túnica en un sofá- ¿Qué haces aquí?

- Necesitaba hablar contigo

- Pudiste haber esperado a mañana -desempacando mi baúl- vete Sirius, estoy muy cansada.

- No te pareció raro, el que mi hermano o mis primas no hayan aparecido aún.

- No -tomando mi pijama.

- Vamos, hablo en serio.

- ¡No sé qué quieres que te diga, Sirius! -volteando a verlo.

- ¡Solo que me seas honesta! ¡Sabes que no es normal que ninguno haya sido visto hoy y me preocupa! ¿Qué acaso a ti no? -levantándose y colocándose frente mío.

- ¿Qué quieres hacer? -antes de que Sirius pueda decir algo, la cerradura de la puerta sonaba, para ser abierta, era Andy- rápido, la capa -dije, haciendo que Sirius se pusiera la capa de invisibilidad.

- ¡MJ! -exclamó Andy una vez entró, viniendo hacia a mí con los brazos abiertos.

- ¡Andy! -dije correspondiendo al abrazo.

- Merlín, te extrañé tanto

- Bueno, eso no hubiese pasado si hubieses respondido alguna de mis cartas, ¿Dónde estabas? no estuviste en toda la cena -pregunté, viendo como la puerta se abría poco a poco y una mano aparecía de la nada haciendo una seña de hablamos luego, Sirius.

- Lo sé, lo siento, las cosas en casa, no han estado nada bien, tú sabes lo que opina mi familia respecto a quién tú sabes, eso sin contar la situación con Sirius, todo es un completo caos ahora, acabé de llegar con mis hermanas -iba a preguntar- él estará aquí en la mañana -asentí.

- Vamos, debemos descansar un poco.

- Tienes razón, a todo esto, ¿Qué hacías despierta?.

- Acabo de regresar de dar el recorrido a los de primero, me nombraron prefecta.

- Genial

- Si, lo es -dije vagamente.

- ¿Está todo bien?

- Si, es solo... tengo un mal presentimiento -concluí con un claro nudo en la garganta.

- Lo sé -tomó de mis manos y miró fijamente a mis ojos- escúchame, debes tener cuidado, las cosas ya no son cómo antes.

- ¿A qué te refieres?

- Nada, solo, cuídate.

Primera semana de clases y ya soñaba con que el año acabara, la semana pasó algo tranquila, digo algo, ya que al tener la presencia de Barty, nada podía estar en completa calma, y amaba eso de él, Bart sabía que estaba preocupada y yo que él lo estaba también, sin embargo se las ingeniaba para sacarme una sonrisa a toda hora.

Reg había llegado al colegio la mañana siguiente del primer día, al igual que Lucius y Severus, durante toda la semana ninguno se acercó a mí o a Barty, de hecho nos eludían. Esa noche me tocaba hacer guardia, junto a Lucius, esperaba poder hablar con él, fue un error, me acercaba y él se alejaba, me evitaba o me ignoraba y para ser honesta, lo amaba, pero ya estaba molesta y soy lo suficientemente orgullosa como para seguir insistiendo.

Mi turno había acabado y no tenía sueño todavía, por lo que iba caminando por el castillo sin un destino aparente, al poco tiempo llegué hasta la torre de astronomía, subí a lo más alto y me senté a la orilla, había sido un largo día, metí mi mano dentro de mi bolsillo, sacando de este mi cajetilla de tabacos, tomé uno de ellos- incendio -pensé, estirando mi dedo índice del que salió una pequeña cantidad de fuego, encendiendo así mi cigarro.

- Sigo sin entender porque te gusta tanto esa cosa.

- Es mejor así -dije fría.

- ¿Estás enojada? -tomando asiento a mi lado.

- No -seria.

- Eso es mentira.

- Si tú lo dices.

- Lamento no haber podido responder tus cartas, las cosas en casa no-

- Han estado bien, lo sé y lo entiendo.

- Entonces, por qué estás molesta.

- Si lo preguntas, entonces realmente no me conoces, Regulus.

- Yo... no sé qué decir.

- Si lo sabes, solo que no quieres, y la verdad no entiendo por qué, las cosas entre tu y yo estaban bien, y ahora, después de todo el verano sin haber tenido noticias de ti, de lo que pasó con tu hermano, vienes y me ignoras o me evitas, ¿Cómo se supone que deba reaccionar?, fuera de todo, Regulus, tú eres mi amigo y me preocupas, al igual que los chicos ¡Y ninguno es capaz de decirme qué demonios está sucediendo! -dije, levantándome con intenciones de irme, siendo detenida por una mano en mi muñeca.

- Es que no podemos -susurró apenas audible, pero lo suficiente como para escucharlo.

- Regulus, sabes que jamás me metería en sus asuntos o les obligaría a hacer algo que no quisieran, pero tengo la sensación de que no es algo bueno y el hecho de que ustedes nos lo estén ocultando, me da la sospecha de que es así -dije zafándome de su agarre.

- No quiero perderte -acercándose a mí

- Espero no sea así -saliendo del lugar.

Una Potter en Slytherin |Regulus Black|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora