Capítulo 37: Regreso al mar.

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Selva Amazónica, Brasil.

Dentro del altar, Nasim está en apuros, ya que su cuerpo se está congelando. Ya la nieve ha tapado sus piernas y mitad de su abdomen, el chico tiembla cada vez más; intenta dispersar la nieve, pero el frío es tanto que sus corrientes de aire son congeladas de inmediato, aunque logran dispersar la nieve de su cuerpo. La imagen de Melion aparece en las paredes de nuevo.

Melion: Es imposible, tus poderes nunca podrán destruir este hielo. Está tranquilo y espera la hora que muy pronto estarás totalmente congelado —su imagen desaparece.

Nasim: Estoy perdido, ¿qué puedo hacer? —su cuerpo tiembla por el frío—. Si sigo así moriré de hipotermia —observa la pirámide intentando encontrar una salida—. Es imposible, no hay salida. Será mi final —ve que sus brazos están inmovilizados por las rosas de hielo que están clavadas en estos y en sus piernas—. Fallé —se le sale una lágrima. Pero en ese momento recuerda algo—. ¡Eso es!

Aumenta su aura con las pocas fuerzas que le quedan, forma un torrente alrededor de su cuerpo, el aire crece apoderandose de todo el interior de la pirámide. La nieve rodea el remolino. Rayos, rosas y picos de hielo se dirigen al torrente, como comenzando a congelarlo. Melion se percata desde afuera y voltea hacia la pirámide.

Melion: No quiero ver más sangre, quédate enterrado en la nieve —sube su aura aumentando el poder de sus rayos de hielo, congelando el torrente por completo—. Será mejor elegir a otro —se voltea para mirar lo que pasa afuera—. Están muy acorralados esos chicos —en eso siente algo—. ¿Aura? —voltea hacia la pirámide de hielo.

Nasim sube su aura a un nivel increíble, el brillo gris es tan intenso que traspasa las paredes de la pirámide, cegando al gran lobo. Dentro de la pirámide, el hielo que rodea al torrente se agrieta, hasta que se rompe por completo, liberando el viento que choca contra las paredes.

Melion: Creo que debí darte el tiro de gracia antes —en eso, la pirámide es destruída desde el interior. Grandes cuchillas de hielo salen disparadas por todo el lugar, cortando los árboles y golpeando al lobo—. ¡Pero si es el viento cortante! —ve impresionado lo que está pasando. Nasim sale de la pirámide volando en el aire—. No puedo creerlo. ¿Cómo lo hiciste?

Nasim: Tus poderes de hielo tienen mucha ventaja sobre los míos; sin embargo, olvidaste que mi ataque rayo sónico posee ondas de sonido en su interior, estas me liberaron del hielo, ya que los choques sónicos lo destruyeron. A eso le agregamos el viento cortante, en el cual sus cuchillas me permiten destruir cualquier cosa, incluso el acero; combiné ambos ataques. Logré liberarme de las rosas y de tu pirámide —le explica—. Ahora es mi turno —una enorme corriente de viento sale del cuerpo del chico, extendiéndose por todo el bosque.

Melion: ¿Qué pasa? El aire está girando —observa cómo el tornado gira alrededor de su cuerpo—. No puedo mover mi cuerpo —dice confundido.

Nasim: Y no lo harás. Detuve el funcionamiento de tu cuerpo con la corriente. Ahora estás en mis manos —aumenta su aura, pero ve que el alfa también lo hace.

Melion: No me subestimes, elementary. Puedo atacar sin necesidad de moverme. 'Relámpago glaciar' —dispara un gran rayo de hielo que posee los colores de la aurora boreal.

Nasim: Muy bien. Todo o nada. 'Corte sónico del viento' —combina sus ataques rayo sónico y viento cortante, enviando un torrente con cuchillas en su interior hacia el ataque del lobo.

 'Corte sónico del viento' —combina sus ataques rayo sónico y viento cortante, enviando un torrente con cuchillas en su interior hacia el ataque del lobo

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Los Elegidos: Los Tesoros Mágicos (Libro III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora