Entro rápidamente a la casa ignorando por completo al mundo, no quiero ver a nadie, absolutamente a nadie.
"¿Qué hiciste, Miri? ¡¿Qué hiciste!?"
Sin embargo, no corro mucha suerte, porque papá Kazuki se acerca a mí mientras seca un plato con un trapo de cocina.
-Hey, cariño, ¿Qué es lo que te pasa? Te ves pa...
Deja caer el plato con el trapo de cocina en el suelo, en otras circunstancias, dejar romperse algo de la casa lo volvería completamente loco. Papá Kazuki corre inmediatamente hacia mí y toma mis muñecas, pudo haber tomado mis manos, pero... Mis manos están manchadas de rojo.
Al igual que mi ropa, sólo que en pequeñas salpicaduras.
-¿¡Qué fue lo que pasó!? ¡¿Porqué tienes las manos llenas de sangre!? ¡HABLA!
Revisa cada parte de mi cuerpo sin encontrar ningún golpe de donde provenga la sustancia carmesí.
-Papá, po-por favor no quiero hablar con nadie, yo.. Yo....
Mi temperatura corporal y mi manera de actuar no lo tranquilizan, al contrario, pues se agacha a mi altura y me ve con una mirada seria y preocupada.
-¡¿Qué no quieres hablar con nadie?! ¡Vuelves a casa con sangre en tus manos y en tu ropa! ¿Y no quieres hablar con nadie? ¡Soy tu padre y debo protegerte!... Miri...
Suelta mis muñecas, coloca ambas de sus manos en mis hombros y me ve fijamente.
-¿Quién te hizo daño? ¡Voy a descuartizar a esa persona que se atrevió a tocarte un solo cabello!
Esa pregunta eriza mi piel, porque no sé qué debo hacer, estoy asustada y... Sólo quiero abrazarlo, así que no lo pienso dos veces y corro a los brazos de mi padre para refugiarme en ellos. Papá Kazuki acaricia mi cabeza y trata de calmarme hablando en voz baja.
-Tranquila... Ahora dime... ¿Qué pasó?
Estoy paralizada del susto, solo alcanzo a decir unas palabras:
-... P-apá Rei, Papá Rei.
Se aleja un poco de mí para verme a los ojos.
-¿Rei? ¿Qué sucedió con él? Ahora que lo mencionas, no he visto a Rei desde hace un largo rato, dijo que saldría a comprar algo para comer, pero ya ha pasado mucho tiempo y nada que aparece.
Miri, dime con sinceridad lo que pasó porque no entiendo nada.-N-no aparecerá...al-al menos no por ahora.
Papá Kazuki abre los ojos de forma exagerada y niega con rapidez.
-No... Miri, no estoy para bromas, ¿Qué sucedió? ¿Viste a Rei? ¿En donde está?¿Y qué significa toda esa maldita sangre?.... ¿Acaso... Tú... ?
No sé qué decirle, juro por Dios que no sé qué decirle, mi cuerpo no deja de temblar y focalizo mis ojos en una sola dirección de la casa, no quiero verlo.
Papá Kazuki sabe que no diré nada hasta más tarde, así que primero procura tranquilizarme un poco.
-... Ven... Vamos al baño.
Se levanta del suelo y me guía hacia la habitación del baño. Cuando entramos, Papá Kazuki me lleva al lavamanos, abre el grifo y coloca mis manos bajo el agua haciendo que la sangre poco a poco caiga por la cañería.
"Yo no quería hacerlo, ¡Te prometo que no quería hacerlo! "
"¡No fue mi intención, de verdad!"
Mi respiración se acelera cuando miro toda la sangre combinarse con el agua, veo el espejo un momento en donde me percato que tengo unas gotitas diminutas de sangre en la cara, con tan sólo mirarme retrocedo, hasta el punto de correr al otro lado de la habitación cerca del inodoro.
-¡No quería! ¡Soy una mala persona! ¡Me iré al infierno!
Tomo partes de mi cuero cabelludo para apretarlo con fuerza sin importar el dolor que ésto me causa.
-No, no, no. Tú no eres una mala persona, nena, tú eres una niña buena, la mejor del mundo.
Sus manos se posan en mis mejillas y me ayuda a sentarme encima del inodoro cubierto.
-Miri... Yo sé que pido demasiado en éstos momentos ... Pero si de verdad me tienes confianza, debes contarme lo que pasó. Todo.
Sé que tiene razón, que debo contarle las cosas... Pero necesito respirar al menos por un momento.
Ésto es demasiado para mí.
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Horas atrás...
Narrador
Un sujeto de apariencia callejera corre a la bodega abandonada cerca de un muelle y entra por una puerta secreta del edificio, al llegar al centro del lugar en donde hay un sin número de cajas de madera, busca con la mirada a su superior, quien se encuentra jugando naipes con los demás chicos de clan, todos de edades dudosas.
-¡Jefe, jefe! ¡Tenemos un problema!
El jefe está demasiado ocupado fanfarroneando su victoria a sus subordinados que ni siquiera se percata del joven que lo llama con insistencia.
-¡Ja! Son unos putos mocosos sin inteligencia, es la quinta vez que les gano, ¡no cabe duda que los jóvenes de ahora tienen mierda en el cerebro!
Se burla de sus compinches y arrastra toda su ganancia en la mesa hacia su dirección, mientras que ellos no parecen tan contentos.
-¡No jefe! ¿Qué pasó? Nos va a dejar sin almuerzo.
-El que juega aguanta, puberto idiota.
-¿Está seguro que no está haciendo trampa?
-¡Jefe! ¡Escúcheme!
Esa calumnia no parece agradarle mucho al jefe, quien saca una arma negra cargada y le apunta en la frente al mal perdedor.
-¡Vuelves a decir una estupidez así y te meto todas las cartas en el agujero que haré en tu puta cabez...!
No logra acabar su amenaza por una bala disparada que se entierra en la mano que sujetaba el arma, todos saltan estupefactos. El jefe suelta su arma dejándola caer en el piso, coloca su mano buena en donde está su herida que chorrea sangre a cántaros y ve hacia la dirección de donde provino el disparo.
-¡¿Quien fue el hijo de puta que hizo esto!? ¡Su cadáver acaba de ganarse un boleto al jodido basurero!
La pregunta fue respondida con la presencia de un hombre misterioso arriba de una pila de cajas de madera, su contorno se ilumina con la luz de sol que entra por un tragaluz en lo alto de la bodega y su mano armada apunta a la cabeza del jefe.
-Así que fueron ustedes.
Todos los presentes colocan sus manos arriba de sus frentes para bloquear la luz solar y poder ver de quién se trata. Era un hombre, un hombre de chaqueta azul y cabello enmarañado con una mirada glacial y poco expresiva.
Como ver a los ojos de un demonio.
-¡¿Quién carajos eres!?
Gritonea uno de los subordinados, exactamente, el mal perdedor que estaba a punto de conocer a su creador.
-Yo haré las preguntas, para empezar:
Otro disparo aparece y ésta vez, aterriza en la frente del sujeto que intentaba prevenir al jefe del intruso, toda su carne y sangre se desparraman en el piso al igual que su pedazo de humanidad inerte, ésto causa la indignación del resto del clan, quienes no dudan en sacar sus armas para apuntarle a la amanaza hecha hombre que tienen en frente.
- ¿Cómo se atreven a tocar a mi hija?...
...
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¡HEY, MIRI! [Buddy Daddies]
FanfictionAnécdotas cortas donde Miri Unasaka es la protagonista, quien debe vivir la etapa más difícil, cruel, terrible e insoportable de cualquier persona: La pubertad. Historias ficticias Personajes de Buddy Daddies. One-shot