Confesar

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–¿La cámara ya está encendida?

–Si. Debes colocarte en esa silla frente a ella y hacerla hablar, recuerda que sólo nos dejaron estar aquí por una hora

–Ni lo menciones, estoy con los nervios de punta al pensar que puede hacerme daño.

–Está esposada, no te hará nada.

–Recuérdaselo a mi jefe en mi contrat..

–Shhh ahí viene.

Los sonidos de las pesadas cadenas se escuchan entrar en la habitación aislada, unos murmullos entre el equipo de producción y unas leves risas son suficientes para hacer que la chica se sienta más cómoda y ya no dude a cerca de lo que está apunto de hacer.

La joven toma asiento donde se lo indican y el sonido de las cadenas ya no se escucha más, al menos no las de los pies. Acto seguido, la reportera se posiciona frente a ella y toma una bocanada de aire.

Lo que el dinero influye en este plan tan loco.

Después de tomar mucho más aire, la reportera hace una señal para empezar a grabar, no querían perderse ningún detalle por muy improvisado que sea.

Toma asiento al igual que esa joven

–Antes que nada, queremos agradecer que nos hayas consedido un poco de tu tiempo para realizar esta filmación. No debe ser nada fácil para tí .

–Descuida, no es fácil pero tampoco imposible. Supongo que después de todo si soy un poco narcisista...je...

La joven hace limitados movimientos con sus manos esposadas para realizar un mejor lenguaje corporal, aunque debe admitir que le resulta un poco complicado. Es incómodo y las esposas lastiman al punto de dejar rosaduras.

–¿Qué tal te ha tratado la vida en prisión?

No sabía si fue la pregunta indicada o si fue prudente, pero en serio estaba nerviosa, nunca en su vida se imaginó estar frente a una persona tan peligrosa como lo era esa chica, tan joven y confinada a la oscuridad y el mugroso cautiverio.

Hasta daba pena.

–No me quejo, es mejor que una institución mental u otra mierda por el estilo.

Ella ríe, ríe como si se tratara de la broma más graciosa del mundo, los demás miembros del equipo de producción ríen un poco para aligerar el ambiente, pero es más ligero un elefante que esto.

–Estamos grabando desde hace unos segundos, así que empezaremos en...

Levanta sus dedos.

–3..2..1...

La reportera muestra su pulgar y es la señal para el silencio absoluto en la habitación y la atención de los demás interesados.

Y listo.. Ya está hecho.

–Buenos días. Estamos llevando a cabo este documental desde la prisión estatal de mujeres para conocer más a fondo uno de los casos que actualmente ha causado más revuelo en el país. El caso "Legado sangriento" y para ésto, visitamos a una de la principales mentes detrás de este acontecimiento tan imposible de creer. La señorita Miri Unasaka.

La cámara está trabajando, enfoca el lente hacia la joven de cabellos castaños ondulados hasta los hombros, flequillo peinado hacia la derecha y vestimenta naranja adornada con una joyeria hecha de cadenas gruesas y brillantes.

Y no de las bonitas.

-¿Podrías hablarnos un poco acerca de tí? ¿Quién eres tú?

La joven ve a la cámara y dice:

–Mi nombre es Miri Unasaka, tengo 19 años... Y estoy cumpliendo una condena de 35 años en prisión por el homicidio culposo y en segundo grado de mis padres adoptivos, Kazuki Kurusu y Rei Suwa...

...

–¿Los amabas?

–Más que cualquier cosa. Me hicieron tan feliz.

–¿Y qué lamentas?

–... Que esa felicidad era tan falsa como sus vidas.

¡HEY, MIRI! [Buddy Daddies]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora