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Chimon estaba a sólo semanas de su celo y le daba vueltas al asunto de la marca a cada segundo del día

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Chimon estaba a sólo semanas de su celo y le daba vueltas al asunto de la marca a cada segundo del día. Sus amigos le habían llamado para decirle que habían encontrado información al respecto, pero que preferían hablarlo en persona. Así que planearon reunirse el día domingo para conversar. Irían a un café cerca de la universidad y tratarían el asunto.

No sabía si debería decirles a los señores o no. Aun sentía que le avergonzaba un poco la intimidad que estaban creando entre los tres. Ya habían tenido sexo varias veces y había pasado a compartir cama con ellos cada noche. Así se sentían más cómodos y tranquilos.

En la oficia el trabajo era igual y aunque le habían pedido que fuera de la compañía los llamara por sus nombres, no podía. No tenía la suficiente confianza para hacerlo.

Era todo muy nuevo y había muchas cosas a las que todavía temía. Aún después de aceptar el hecho de que el destino lo había emparejado no a uno sino a dos alfas, seguía teniendo muchas incógnitas, que esperaba que sus amigos le ayudarán a resolver.

Tan inesperado había sido todo. Jamás imaginó que su vida cambiaría tanto en tan poco tiempo y todo por haberse visto en la necesidad de encontrar un trabajo para pagar un viejo departamento en el que ya ni siquiera vivía.

Se vio sacado de su nube de pensamientos por un brazo rodeando su cintura y unos labios besando su mejilla. Estaba en casa, era sábado y el trabajo había terminado, hacía un buen rato.

—¿En qué piensas mocoso?

—¿Hasta cuándo me llamará así, señor Pawat?

—Hasta que aprendas que me llamo Ohm u Ohmie, si prefieres.

—No puedo. Es difícil llamarlos por sus nombres. Ustedes siguen siendo mis jefes.

—Pero también tus alfas pequeño ¿No has terminado de entenderlo?

—Señor Korapat... Ahí... Ahí no.

—Di mi nombre y dejaré de hacerlo. O tal vez no. Eres muy sensible Chimon.

Nanon besaba el cuello de Chimon lentamente mientras le hablaba.

—¿Sabes mocoso? Desde que llegaste a nosotros sólo has volteado nuestro mundo de cabeza. Ya no podemos hacer nada si no estás tú alrededor.

—¿Eso es malo? Lo siento.

—No te disculpes. No lo digo de mala manera. Digo que es fácil hacerse adicto a ti. Jamás pensé que llegaría a interesarme por un omega, pero aquí estás tú y has revolucionado todo en lo que creíamos Nanon y yo.

—Me siento igual. Siempre creí que algún día encontraría a mi alma gemela, a mi compañero. Nunca me hubiera imaginado que serían dos compañeros.

—¿Y estás bien con eso?

—Sí, señor Ko... ahhh.

—Di mi nombre Chimon.

Destino inesperado (#1) - H.A #27Donde viven las historias. Descúbrelo ahora