27. Cuidados y mimos

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—¿Dos cachorros?

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—¿Dos cachorros?

—Así es señor Pawat. El latido es inconstante y distorsionado porque son dos corazones los que escuchan.

—Doctor Weerayut ¿Está todo bien con los cachorros?

—¡Claro! Hasta el momento, todo está muy bien con los bebés. Pero deberá venir dentro de tres semanas para una nueva ecografía y poder verlos mejor. Debe tener ciertos cuidados prenatales y por lo demás todo será normal.

—Doctor.

—Dime joven Chimon.

—Yo, tengo una presentación en la universidad dentro de un mes y quisiera saber si puedo... si no hay problema en que siga mis prácticas, en mi estado.

—¿Qué clase presentación?

Chimon explicó al doctor en detalle lo que tenía que hacer.

—Debes tener mucho cuidado. El hecho de que los cachorros aún sean muy pequeños te da cierta libertad de movimiento, pero no debes sobreesforzarte ni fatigarte demasiado. No te estreses y toma los descansos necesarios entre prácticas. Por lo demás, todo debería estar bien.

—Gracias doctor.

Dos bebés

¿Qué sigue ahora? Deseaban que todo saliera bien. Ninguno de los tres lo esperaba, pero definitivamente era una grata sorpresa, una que resultó ser doble.

—Cariño, ¿Quieres algo de comer? ¿Estás cansado?

—Estoy bien Nanny, gracias. Debería volver a trabajar, aún no termino de redactar los contratos que son para mañana.

—Deberías dejar de trabajar. No lo necesitas. Prácticamente has terminado la universidad y no te hace falta nada. Sería mejor que te quedaras en casa.

—¿Me estás pidiendo que sea un mantenido, Ohm?

—No, claro que no. Pero estás embarazado amor. Deberías descansar y estar tranquilo.

—No soy un inútil. El doctor dijo que estoy bien. Puedo trabajar, incluso puedo seguir los ensayos y hacer mi presentación. Y no se les olvide que la señorita Namtan también está embarazada y trabajó hasta que ya no pudo más.

—Vamos cariño, no te enojes. Solo estamos preocupados por ti y los bebés.

—Lo sé, pero no quiero estar todo el día metido en casa sin hacer nada. Soy perfectamente capaz de trabajar.

—De acuerdo. Pero promete que, si te cansas o te sientes mal, pararas y nos lo dirás.

— Lo prometo. Ahora hay que trabajar.

Cómico era ver como dos alfas seguían al omega a todos lados como perritos. Ofrecían cada cosa que se les ocurriera, trataban de minimizar sus obligaciones en la compañía y en casa no hacían más que acurrucarse en la cama y darle mimos, suaves caricias sobre su vientre que aún se encontraba plano, besos y abrazos.

Destino inesperado (#1) - H.A #27Donde viven las historias. Descúbrelo ahora