Capítulo 2: Casa de ensueño

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La rutina mañanera de Jimin era simple: levantarse para estirar las mantas a las 5:00 a. m., asearse en el baño, cantar una balada en la ducha para distraerse de lo helada que estaba, hacer unos estirones al lavar sus dientes, alimentar a Kiwi mientras comía un emparedado de queso y jamón junto a un vaso de leche, correr al trabajo y quedarse sentado todo el día atendiendo las necesidades de su jefe. Pero esa mañana era diferente a todas las anteriores; el colchón se asimilaba a una nube esponjosa y las almohadas perfumadas tan suaves como el algodón lo tenían atrapado en su tela junto a un calor corporal tan cómodo que deseaba solo cinco minutos más de deleite.

Al momento en que su cerebro conectó todo lo anterior con lo que estaba pasando actualmente, Jimin no lo pensó y pateó y empujó al cuerpo intruso que dormía como una pluma a su lado. El golpe fue duro para el pobre hombre, lo supo por la gran queja del peliazul acompañando el estruendo de la madera del suelo, incluso un pequeño florero se balanceó entre un estante.

—¡Ay!

—Oh Dios, lo siento, lo siento mucho. —sus manos rápidamente fueron a su boca para cubrirla, un reflejo que había adoptado cada vez que cometía un error o hacía algo malo.

Yoongi se estaba levantando con una mueca de dolor, su mano sobando su trasero por el golpe que se había dado.

El reloj de la mesita resaltaba las 05:27 a. m. en rojo, y a esa hora Jimin ya tendría que estar por lo menos vestido o desayunando, así que algo desorientado saltó de la cama a la vez que Yoongi se sentaba y lo seguía con sus ojitos adormitados y un moretón aún rojizo en su mejilla izquierda.

—¡No puedo seguir aquí, es tarde! —dijo en voz alta corriendo a lo que creía era el baño.

Pero se detuvo abruptamente porque, si bien ya había entrado antes, no lo detalló como debía. La ducha en especial; sus paredes eran transparentes, de cristal básicamente, con una tina aparte y al lado el lavamanos que era extenso con miles de productos para el cuidado de la piel. Ya no estaba su mini baño con una regadera oxidada que lo privaba una cortina de plaza sésamo y un lavamanos sucio con una que otra cucaracha rondando por ahí. Jimin se sintió muy-demasiado enamorado de ese cuarto.

¡Pero no tenía tiempo!

Entró a la ducha y temió verse desnudo, pero las paredes al tenerlo dentro se tornaron borrosas para mejor privacidad. «Elegante», pensó. Se duchó lo más rápido que pudo, lavó sus dientes con un cepillo nuevo que encontró y terminó con una bata que vio colgando al no tener una toalla.

Al salir, Yoongi estaba sin camisa y solo con un pantalón corto deportivo exponiendo así su magnífico torso; otro factor que Jimin pasaría por desapercibido para sus inocentes y respetuosos ojos.

—¿Saldrás? —preguntó Yoongi aún somnoliento recostado sobre las almohadas, con sus ojos persiguiendo al apurado hombre de cabellos rubios.

—Al trabajo. Estoy perdiendo tiempo.

—Pero es feriado. ¿Algún asunto con las costureras tal vez? Suelen tener problemas muy a menudo.

—No sé de qué hablas, no tengo descanso a menos que sea domingo.

—Pero, cariño, eres tu propio jefe.

—¡No me digas cariño y ya deja de confundirme de esa manera! —Jimin vociferó repentinamente con molestia.

—Estoy tratando de entender qué es lo que te está sucediendo, pero simplemente no puedo comprenderlo. Estás extraño, diferente... ¿Dónde está mi Jiminie?

—No lo sé, yo n-no sé... ¡Quiero irme por Dios, déjame!

Jimin estaba irritado, con el tiempo ganándole, y ni siquiera sabía dónde cambiarse porque su vecino estaba detrás suyo y sentía su mirada; lo incomodaba a más no poder.

YOUNIVERSE. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora