Septiembre 02.
6:15 a. m. Seúl, Corea del Sur.La alarma comenzaba su labor como un taladro en plena construcción, Jimin de verdad quería agarrar su teléfono y aventarlo por la ventana para seguir durmiendo plácidamente pero no estaba en condiciones para darse el lujo de comprar otro. Con pereza abrió ambos ojos con la mirada hacia el techo, viendo una linda pintura de la galaxia. Luego de ello ladeó el rostro por el atrayente y caro olor de una de sus almohadas, aunque solamente tenía una (media en realidad), fijándose después en el color de su sábana.
—¿Verde?, estoy completamente seguro de que anoche era roja. ¿La habré cambiado estando dormido?
Confundido, Jimin se incorporó para sentarse en la cama; una cama demasiado suave a la de ladrillos que estaba acostumbrado.
Repentinamente el sonido de la ducha llamó su total atención.
¡Se habían metido a su casa!
Pero su cachorro debió haberle avisado, Kiwi era pequeño pero bravo y protector con desconocidos.
Jimin sostuvo la respiración yendo a su armario para sacar un bate que tenía de emergencia, viendo a duras penas por la oscuridad. Tropezando se colocó sus pantuflas ¿de oso? y se dirigió al baño. Sus manos estaban temblando al igual que su arma improvisada, mordía sus labios fuertemente ante los nervios, y con su zurda abrió la puerta.
La puerta de cristal tapaba al sujeto que cantaba mientras se duchaba.
Todavía tenía el tremendo descaro de dar un concierto.
«Muy bien, Jimin, a la cuenta de tres abres y lo golpeas, simple y práctico», se dijo a sí mismo.
Con la mano libre estaba a punto de jalar la puerta, sudando por el vapor y los nervios, pero repentinamente la ducha fue apagada a la vez que salía un hombre de cabello azul, piel muy blanca, mojado y claramente desnudo, quien lo veía confundido.
Sin embargo, la mueca confusa del desconocido pronto pasó a una de diversión.
—Buenos días, cielo. ¿Qué haces con ese bate?
Jimin dejó caer el bate que hizo un eco en el piso de cerámica, con sus ojos abiertos al igual que su boca por lo horrorizado que se encontraba.
—Qué mierda haces en mi casa. —logró decir.
—¿Pe-perdón?
—¡¿Que qué mierda haces en mi casa, Min Yoongi?! ¡Responde ahora mismo o te golpeo sin consideración alguna!
—Hey, hey, tranquilo, Jiminie, tranquilo. No sé qué te sucede, pero te recuerdo que somos una pareja comprometida y vivimos juntos...
Todo eso lo había dicho de manera calmada con sus manos levemente alzadas para tomar una toalla, claramente confundido por la actitud de su pareja. ¿Qué bicho le habrá picado? Intentó tomarle de sus manos pero el otro las agitó rápidamente para no tener ningún contacto físico.
¡Además estaba desnudo!
—¿Pareja com-comprometida? ¿Qué clase de broma es esta? ¡Regresa a tu departamento, Yoongi, y vístete! Es tan perturbador tenerte en pe-
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YOUNIVERSE. ➸yoonmin
Fiksi Penggemar❝ La noche del primero de septiembre Park Jimin regresaría de su agitador trabajo, saludando comúnmente a su vecino del frente, alimentando a su cachorro para irse a dormir, tapándose con su sábana favorita y pedir que el siguiente día fuera mejor...