Capítulo 5: Conociendo los alrededores

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En sus sueños, en los más profundos donde no era una pequeña hada como normalmente soñaba, en aquellos que lo hacían recrear el pasado, se vio a sí mismo frente al espejo de una tienda en específico pasando prenda por prenda para decidir cuál se le veía mejor; aunque sabía que de todas formas no llevaría nada por su vergonzosa paga, incluso la señorita de la tienda lo veía con pena, afortunadamente no lo sacaba.

Ese pasado ahora lo veía con ojos soñadores, aplaudiendo desde atrás, mientras sacaba de su guardarropa (cortesía de la señora Guri Yeo) prendas Celine, Gucci y Chanel, marcas carísimas que solamente en sus fantasías usaría. Inevitablemente su sonrisa se expandió, esos detalles que se quería dar como recompensa, con ese dinero que se iba para el apartamento, su comida y transporte diario.

Aún sumergido entre sus pensamientos de felicidad, combinando y eligiendo entre sus prendas, el toque de la puerta parecía lejano, inexistente, hasta que aumentaron la fuerza asustando de sobremanera al pobre Jimin que se colocaba un chaleco color mostaza.

—Señor Park, el desayuno ya está en la mesa. —anunció la anciana.

—Gracias, deme un momento y enseguida bajo.

Pasando un cepillo por su cabello mojado de manera rápida fue hasta la puerta, pasando por la vacía habitación de Yoongi.

El hombre se iba temprano a la empresa donde empleaba, aunque no sabía exactamente qué era lo que hacía, y él como un (indefinidamente) desempleado, no podía hacer más que quedarse en esa casa y ayudar a la anciana. Antes ya tenía pensado que podría salir y conseguir un empleo, pero a esas alturas su curriculum, documentos e identificación, eran otros; estaban alterados. Y al principio había sido difícil que la mujer lo aceptara, porque para ella el gran Park Jimin jamás se acercaría a ayudarle a sus empleados o estar en la cocina misma; vaya fama.

Sus pies estaban abrigados por unas pantuflas que hacían un gracioso sonido de "puff" al caminar. Al bajar, la mesa de seis personas estaba repleta de comida hasta la mitad, toda para el deleite de Jimin. Tal vez no debería, pero amaba ese caprichito que Yoongi le había consentido.

"—Puedes comer lo que quieras."

¡Amaba la comida casera! Tenía tiempo de no probarla, la de microondas comenzaba a darle náuseas.

—Ah, pero qué delicia, cada día me sorprende más, señora Yeo.

—Aún no me acostumbro a sus halagos, señor Park, aún así los aprecio. Tenga un buen provecho.

Jimin asintió con sus mejillas ya llenas de arroz, y a los ojos de la anciana lucía como un pequeño niño siendo consentido por su abuela.

Ella negó antes de retirarse a la cocina.

Una vez que terminó, Jimin recogió cada plato llevándolos al fregadero para lavarlos él mismo, sintiendo la mirada de la anciana que seguía viéndolo de manera extraña, pero no le importaba, era feliz sabiendo que era de ayuda en vez de sentirse amarrado a la habitación.

Había pasado una semana, era increíble.

Mientras secaba el último plato, el teléfono de línea sonó, yendo la señora directamente a contestar.

—Residencia Park Min.

Jimin no le prestó atención, enfocado en quitar una manchita que había pasado desapercibida.

—Señor Park, el señor Min quiere hablar con usted.

Jimin alzó una ceja en confusión, dejó el plato en su lugar y se dirigió fuera de la cocina hasta llegar a la mesita donde estaba el teléfono.

YOUNIVERSE. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora