El universo era piadoso y había escuchado. Estaba cumpliendo con las peticiones de un corazón anhelante de amor, uno que lloraba ante la soledad que su anterior poseedor le hacía sentir. Por eso mismo le había dado la oportunidad de conocer a una nueva persona, para que pudiera recorrer de forma correcta aquel jardín, cubierta de rosas espinosas y dulces tulipanes pues ya había conocido la otra cara del amor.
Porque la tristeza también era amor.
Era sábado por la mañana, Yoongi podía sentir la tranquila respiración de Jimin contra su pecho, cosquillas que el cabello desordenado del contrario le hacían sentir bajo el mentón y en su manzana de Adán, su lenta y tranquila respiración cubriendo su piel, increíbles sensaciones que recorrían por todo su ser, sin alarmarlo, todo lo contrario, pues eran para tranquilizarlo y mantenerlo como hace mucho no se sentía. En paz.
Jimin le estaba mostrando un nuevo camino que sin duda iba a recorrer.
—Es demasiado temprano para que estés despierto, ¿por qué no duermes un poco más?
Un suave apretón en su cintura junto al ligero movimiento de la cabeza de Jimin lo regresaron de vuelta al momento que estaba viviendo. Un vistazo a la pantalla de su celular fue suficiente para que sonriera divertido.
—Falta poco para que sean las nueve. —le dijo.
—¿Eso debería importar? Solo son horas y más horas... Estoy bien así, contigo —Jimin murmuró lo último para que no fuera escuchado, fallando al tener el edificio en un completo silencio—. Me pregunto por qué la señora Yeo no ha venido a preguntar si queremos desayunar.
—Le dije que se tomara el fin de semana, la verás hasta el día lunes.
—Oh, entiendo. Entonces podré disfrutar de tu comida una vez más.
El pecho de Yoongi vibró ante una corta risa que había soltado. Al exhalar comenzó a desplazarse bajo la sábana, logrando que su rostro quedara a tan solo unos centímetros más abajo que el de Jimin; este ya había abierto sus ojos, dos brillantes orbes del color avellana siendo admirados por él. Pasaron un largo momento así, solo observándose en el centro de la cama, unidos por un abrazo y las caricias que, inconscientemente, Yoongi dejaba en la cintura y parte de la espalda de Jimin.
Jimin llevó su mano hacia el rostro frente suyo para apartarle el cabello rebelde que se atrevía a cubrir sus pequeños ojos. —Buenos días, Yoongi.
—Buenos días, Jimin.
—Es la primera vez que puedo desearte los buenos días estando el uno frente al otro, es agradable.
—Me despierto muy temprano y no quisiera molestarte mientras duermes tan tranquilamente, pareces un oso invernando. —Yoongi bromeó.
Jimin arrugó la nariz y cerró sus ojos, rompiendo con aquel contacto. Yoongi le dio un leve pellizco en su cintura, haciéndolo reír por la sensibilidad que poseía en esa zona.
—¿Vas a volver a dormir? Es tarde.
—Te digo que no importa, Yoongi, esperar no es malo.
—Eres tan paciente.
—Ahora mismo siento una increíble paz a tu lado, en el calor de las sábanas cuando afuera puede que esté una tormenta, estaré seguro aquí.
Yoongi llevó su mano hacia la mejilla de Jimin, acariciando con cuidado y tranquilidad, y se acercó lentamente solo para darle un beso en la nariz. Sorprendido Jimin abrió los ojos, aquel gesto le había encantado. Y Yoongi lo notó, por lo que volvió a dejarle otro besito en la nariz.
—Yoongi, ¿te han regalado flores antes? Es que… las veías con tanta ilusión.
—Es la primera vez que me regalaban flores, a pesar de eso, me alegra que seas tú quien me las haya dado. Los tulipanes rojos son hermosos.
ESTÁS LEYENDO
YOUNIVERSE. ➸yoonmin
أدب الهواة❝ La noche del primero de septiembre Park Jimin regresaría de su agitador trabajo, saludando comúnmente a su vecino del frente, alimentando a su cachorro para irse a dormir, tapándose con su sábana favorita y pedir que el siguiente día fuera mejor...