El cuarto de estudio personal para Yoongi era un santuario de arte de todo tipo, un lugar en donde la vista se perdía entre los cuadros, colores y hojas. De tantos objetos llamativos no sabría qué admirar primero porque siempre había algo nuevo que llenaba un pequeño espacio de las estanterías o libreros, a menos que su prometido entrara o estuviera sentado en el banquillo al centro haciendo sus labores, solo entonces toda la atención caería solamente en él, como una abeja con una flor; atraído por su belleza y dulzura. Su presencia era magnífica y prepotente.
Sí, Min Yoongi estaba terriblemente enamorado del hombre de cabellos rubios y de ojos verdes que sacaba la punta de su lengua al estar concentrado en su trabajo, demasiado metido en sus apuntes como para notar que lo veía desde un sillón individual. Si le dieran a elegir entre toda su fortuna y la persona que capturó su corazón en una irrompible caja, estaría en bancarrota pero felizmente al lado de su más grande amor.
—Cariño, ¿cómo te va? ¿Ya casi? —preguntó con preocupación.
—Los detalles, es lo único. —Jimin respondió en un tono desinteresado. Llevaba toda la mañana encerrado en ese cuarto con tazas rodeándolo, botellas y refrescos, algunas hojas estaban hechas bolitas en el basurero y otras pedazos en el suelo. Realmente no tenía ánimo ni interés.
—Eso es bueno. —comentó Yoongi.
Manteniendo un distanciamiento considerable, dirigió sus pasos hacia la pared de cristal, observando la calle, las copas de los edificios y el cielo celeste pintado con nubes blancas. Era un buen día.
—¿Necesitas algo? Me pone nervioso que estés aquí. —dijo Jimin con cierto tono irritado sin dirigirle la mirada.
—Te estoy esperando, cielo. Podemos ir a almorzar, le di lo que quedaba del día a Guri Yeo, ¿te parece?
Jimin rió con un deje de molestia. —No puedo creerlo, le das el día así como así. No estoy en condiciones de salir, tengo demasiado trabajo por parte de la oficina, los diseños y los modelos están en crisis tal parece. Ve tú solo si quieres pero ahora no me molestes.
Los labios de Yoongi se apresaron entre sus dientes pero con una suave sonrisa ocultando su evidente dolor fue hasta él, dejándole un beso en la mejilla, siendo bastante cuidadoso.
—No quise molestarte, nos vemos más tarde —le dijo—. Buena suerte, te amo.
Un sonidito afirmativo fue lo único que escuchó.
Si era sincero, Yoongi extrañaba recibir palabras dulces, los besos largos que no lo dejaban irse, pero comprendía que era el trabajo de su novio y que eso lo mantenía estresado. No lo culpaba, además se había esforzado mucho para llegar hasta donde estaba y por eso ponía demasiado empeño.
En su Mercedes-Benz rojo se podían escuchar canciones Hip-Hop, hits lanzados recientemente, y mientras esperaba que el semáforo cambiara a verde, su pequeño corazón no pudo evitar llenarse de celos cuando vio en las banquetas que paseaban parejas con alegría, desbordantes de cariño. Aunque más que celos era tristeza, profunda tristeza abarcada por sus recuerdos pasados.
No supo en qué momento su relación había comenzado a dejar partes perdidas que por más que regresara a sus pasos no los encontraba, y eso lo desesperaba. Desconocía en momentos al hombre que desayunaba con él en silencio, que dormía a sus espaldas y no en sus brazos. Jimin solía reír con otros por compromiso y eso le causaba gracia antes, no obstante, lo hacía ahora con él. Parecía estar con él por compromiso y no porque lo sintiera, y ese solo pensamiento lo aterraba de sobremanera; pensar en un fin para su relación en la que trabajó con esmero desde que lo conoció para ganar su confianza, su aceptación, su amor.
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YOUNIVERSE. ➸yoonmin
Fiksi Penggemar❝ La noche del primero de septiembre Park Jimin regresaría de su agitador trabajo, saludando comúnmente a su vecino del frente, alimentando a su cachorro para irse a dormir, tapándose con su sábana favorita y pedir que el siguiente día fuera mejor...