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CAPÍTULO 13

Una jugada sucia; la doble moral.

Bronwen.

—No fue difícil. Tuve mis problemas como todos, mis indiferencias y por supuesto mis etapas.

—¿Qué tan rebelde fuiste? —acaricio su cabello.

—Soy el causante de todas las canas de mis padres.

Me carcajeo por su confesión.

—Mi infancia no fue como tal difícil, el difícil era yo.

—¿Por qué? —inquiero.

—Porque me encontraba desesperado y así fue durante un largo tiempo solo que ya en mi adolescencia fui maduro y en vez de ser sedicioso, comencé a hacerme fuerte —suspira. Quita la mirada de mi para dirigirla al cielo estrellado que nos acompaña esta noche —. Nunca creí que un impulso lo podías convertir en algo positivo en beneficio propio.

—Nosotros decidimos quienes queremos ser. En nuestras manos está el poder de elegir si vamos a fortalecer nuestras debilidades, nuestras virtudes o vamos a alimentar el monstruo que todos llevamos por dentro.

—Depende solo de nosotros.

El silencio reina luego de unos minutos. Contemplamos la magnífica vista que nos ha regalado la naturaleza la noche de hoy.

Han pasado casi dos semanas desde nuestra discusión y a partir de ese día todo ha ido surgido mejor que antes. Hemos trabajado en nuestra comunicación y es una recomendación crucial. Donde hay explicación hay entendimiento y no estragos ni disputas que nos harían decir cosas hirientes en momentos sin raciocinio

—¿Bronwen?

—¿Hm?

—Quiero que el mundo sepa de lo nuestro.

Me tenso y dejo de ofrecerle cariñitos en el cabello a lo que el gruñe llevando nuevamente mi mano hacia su cabeza.

—Jade...

—Antes de irme quiero que tengamos esa conversación que hemos evitado a toda costa.

—Pero...

—¿Crees que dos meses no es suficiente para pensarlo? —dice con sus ojos cerrados —. Yo no tenía nada que pensar porque desde que vi esos preciosos ojos me di cuenta de que ya había encontrado mi mundo. Estaba seguro de ello y no me equivoque.

—No puedes hacer esto —me quejo. El abre sus ojos y me sonríe al ver el estado en que me encuentro por sus palabras.

—Me pediste sinceridad, hermosa —se levanta de mi regazo, para sentarse y enfrentarme —. Y aunque respeto tu decisión de mantenerlo oculto, quiero que hablemos sobre lo que esta sucediendo entre nosotros y lo que nos está sucediendo a cada uno de nosotros.

Sonrió de lado.

—¿No es lo suficientemente notable?

—Claro que sí, pero quiero estar seguro de que no solo un árbol está dando frutos —extiende sus brazos hacia atrás y deja todo su peso en ellas.

—¿Por qué piensas que eso es lo que está aconteciendo?

—Porque yo te eh causado disgustos y desconfianza —tensa su mandíbula —. Tengo entendido que luego de eso viene el desinterés.

—Solo hemos tenido malentendidos, JJ —él sonríe porque tengo días de no llamarlo así.

—Acabas de cosechar mas frutos —dice abalanzándose sobre mí.

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