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CAPÍTULO 22

Jaque mate.

Bronwen.

Perdí.

Jugué sabiendo desde el principio que iba a salir perdiendo. Me arriesgue a seguir dando movimientos y en el camino me olvide que no sabía las reglas del juego. Tenía esperanza en que lo nuestro no iba hacer algo más del montón, no obstante, esa semilla solo estaba sembrada en mí y como fruto obtuve desilusiones y un corazón roto. ¿De eso se trata no? El permitir que una persona entre a tu vida y lo dejes pasar al lugar más débil y fuerte a la vez porque el corazón es brioso a la hora de amar, y débil a la hora de olvidar. Una combinación explosiva que nos deja en desequilibrio cuando se detona. Desde que les abrimos las puertas a desconocidos vivimos propensos a salir lastimados de alguna u otra forma. Es lo único garantizado.

—Oye Remy ¿crees que debo salir con el primo de mi exnovio? Sería demasiado turbio ¿cierto?

Hago una mueca de asco.

—Demasiado turbio hasta para Vargas Llosa.

—Si, creo que tienes razón.

Levanto mis cejas y tiro el monte recién picado a la sopa.

Cuando salí de aquella habitación, aquella amarga noche juraba que había tomado la mejor decisión, que las grises nubes oscuras le darían paso libre al sol para brillar exquisitamente trayendo un orden de tranquilidad y calma, sin embargo, me eh sentido todo lo contrario. Han pasado dos semanas y la herida solo empeora. Duele mucho más que el día en que paso. Mi armario sigue guardando sus cosas. Mis sabanas siguen teniendo su olor. Mi mente conserva su rostro y mi corazón su amor. No tengo la menor idea cuanto tiempo me llevara desprenderme del sentimiento que nunca debió de emerger. Lo que si puedo asegurar es que jamás se reemplazara.

Jade se convirtió en un cuadro en mi pared.

Dolerá cada recuerdo, pero aprenderé a vivir con ello sin olvidarlo.

Me mantengo cortando verduras concentrándome solamente en eso. Han sido días laborales muy pesados y estoy mas que encantada. Cocinar siempre ha sido mi escape ante cualquier situación que este atravesando. Desde que era pequeña aprendí que la mejor manera de desahogarnos es ejercer lo que nos apasiona. Depositar toda esa energía que surge de lo mas profundo de nuestro sentir en habilidades, es una forma de darnos cuenta del propósito que cada uno tenemos.

Todos llevamos la semilla del don. Solo a veces se necesita un empujoncito para revelarlo y darnos cuenta cual nos a tocado.

Por el rabillo del ojo observo como todos mis compañeros se paralizan y se arreglan los uniformes y algunas hasta el cabello. Extrañada me doy media vuelta y veo hacia donde todos tienen sus miradas clavadas. Me sorprende al ver de quien se trata.

—¿Spencer? —arrugo mi entrecejo.

Este me regala una sonrisa amable. Todo lo contrario, con los demás que abren sus ojos que temo se les salgan de sus orbitas.

—Discúlpela Sr. Jane. Es nueva —me justifica mi jefa, quien da un paso al frente y con una sonrisa adornando su rostro dice las siguientes palabras que me dejan el doble de sorprendida —: En esta noche tan especial nos acompaña nuestro jefe; el dueño de la cadena de restaurantes Mason Sparrow el Sr. Jane desde Francia.

Oh. Por. Dios.

La cocina se llena de aplausos orgullosos y llenos de cariño hacia Spencer. Su mirada en ningún momento deja la mía y trago grueso. ¿Enserio el chico de ojos color miel es el dueño del Mason Sparrow? Nunca creí en la posibilidad de que el mundo en realidad si fuera tan pequeño. Spencer saluda a todos con un apretón de mano y una sonrisa perfecta. El noventa y nueve por ciento no reprimen lo contentos que están de tenerlo nuevamente aquí.

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