𝟏𝟖

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Me excusé con Millie al ver que caminaban directamente a ella y rápidamente me fui a meter a la cocina, con el pretexto de ver si ya tenían listos más bocadillos. Me quedé ahí varios minutos hasta que escuché que el maestro de ceremonias le pedía a la audiencia que tomaran asiento porque estaba por empezar el desfile. Salí a ocupar mi lugar y en el camino me atajó Grace.

—¡Que sorpresa verte aquí!, ¿y
John? —cuestionó abrazándome.

—No pudo venir, está en un viaje de negocios —respondí al separarnos.

—Ese hombre no cambia, no sabía que eras amiga Millie.

—No lo soy, yo trabajo en la agencia de publicidad que organizó toda la promoción del evento y de la línea de
ropa.

—¿En serio?, ¿eres la responsable de los espectaculares que hay en la calle?, te felicito, están geniales.

—Bueno, en realidad mi compañera Natalia es la que lleva la cuenta, yo sólo estoy como apoyo.

—Buenas noches —dijo Joseph
parándose a su lado, yo pasé saliva al verlo.

—Buenas noches —respondí con voz temblorosa por la impresión.

—No pensé encontrarte aquí —agregó extendiéndome la mano para saludarme.

—Soy una de las encargadas de la logística del evento —dije estrechándole la mano que me acarició sutilmente con su dedo pulgar.

—Felicidades, el salón luce de maravilla
—respondió mirándome de pies a cabeza.

—Gracias, pasemos a tomar asiento, el desfile ya va a comenzar —agregué nerviosa soltando mi mano de la prisión suya.

Me senté en una fila delante de ellos, en diagonal, el presentador anunció a Millie , ella subió y dio las palabras de bienvenida, agradeció a todos los presentes, incluida su familia y su prometido Jake, ahí supe porque su rostro me era familiar, era hermano de Natasha, vaya sorpresa, supuse que por ella lo conoció.El desfile dio inicio y yo sentía las insistentes miradas de Joe, eso me ponía más nerviosa, cada vez que volteaba a mirarlo me sonreía seductoramente.

Hubo un momento en el que ya no resistí, entonces decidí huir de ahí, me metí a la bodega que se había adecuado como vestidor para las modelos y en la cual había un caos con gente entrando y saliendo. Me senté en un sofá, que había en una esquina, tratando de guardar la compostura, puse mis codos sobre mis rodillas y me llevé las manos a la cara cubriéndome los ojos.

—¿Cansada o nerviosa? —escuché que me dijo con su hermosa voz.

—Cansada, ha sido una semana muy pesada —respondí después de aclarar mi garganta, levantando la cara, estaba parado frente a mí, sonriéndome.

—Necesitas relajarte —dijo poniendo su mano en mi hombro y apretándolo suavemente, ¿por qué insistía en torturarme?

—Gracias por el consejo, lo tomaré en cuenta —expresé mirando hacia el suelo, conteniendo mi respiración.

—No es un consejo —deslizó su mano por mi brazo —es una invitación —agregó y bajó hasta llegar a mi mano que tomó.

—¿Estás loco?, afuera hay un mundo de gente, incluida tu familia y tu novia, no voy a ir a esa habitación arriesgándome a que alguien nos vea —exclamé tratando de soltarme, pero no lo conseguí.

—La gente está muy entretenida con el desfile, incluida mi familia y mi amiga, además jamás mencione subir a la habitación —respondió mientras me hacía ponerme de pie —hay otros lugares, usemos la creatividad —añadió apretando mi mano.

—¿Y qué paso con tus reglas? —pregunté tratando de controlarme.

—Ya son obsoletas, claro que si quieres, se pueden poner unas nuevas.

Comenzó a caminar y no me había percatado que al fondo había una pequeña puerta, la abrió y me hizo entrar. Me di cuenta que era una pequeña bodega donde guardaban cosas para el aseo.

Entró y cerró la puerta, quedamos completamente a oscuras, sólo se colaba un poco de luz por debajo de la puerta y sentí miedo, la adrenalina estaba subiendo a mi cabeza, pero temía que alguien pudiera abrir la puerta.
Sentí sus manos en mi cintura, atrayéndome a su cuerpo y su boca besándome desenfrenadamente, con hambre y le correspondí de la misma forma, había extrañado tanto esos besos, aunque este era más intenso, mi cuerpo de inmediato se encendió, ese hombre era mi perdición.

Subió lamiendo al lóbulo de mi oreia mientras una de sus manos apretaba mi nalga por encima del vestido, un jadeo se me escapó, su cuerpo estaba reaccionando de la misma forma que el mío. Mis manos se movían hacia su pantalón para desabrochárselo, las suyas subieron presurosas por mis muslos y las deslizó por debajo del vestido, alcanzó mi ropa interior y comenzó a bajarla, le ayudé a deshacerme de ella con las piernas.

Me recargó en una especie de estantería y sus dedos se dirigieron a mi parte
íntima que comenzó a frotar en tanto yo lograba por fin desabrocharle el pantalón, se lo bajé un poco al igual que su bóxer y acaricié su erección.

Segundos después, él se separó lo necesario para ponerse el condón, mientras yo sentía mi respiración agitada. Sentí que colocaba su miembro en la entrada de mi intimidad, yo subí una pierna y la coloqué en su cadera. Él me ayudó, poniendo su mano en mi muslo mientras lo sentía entrar en mí con fuerza, me mordí el labio para no gritar, él se movía en mi interior ávidamente y al mismo tiempo me besaba para silenciar los gemidos que no podíamos reprimir, mis manos estaban aferradas a su espalda por debajo de la camisa que había desabrochado a la mitad. Rompimos el beso para respirar.

—¿Me extrañaste? —susurré con la voz entrecortada.

—No tienes idea cuanto —respondió en mi oído con su voz agitada.

—Muéstrate que tanto —agregué
apretando su espalda.

Él acelero más sus movimientos mientras lamía mi cuello, yo seguía aferrada a su espalda y la acariciaba, él me apretaba el muslo, su otra mano estaba en mi cintura, volvimos a besarnos ansiosamente, después nos separamos y lamí su cuello.

—Te extrañé tanto ___,—susurró en mi
oído mientras seguía moviéndose en mi interior.

—Repítelo —pedí vuelta loca porque había pronunciado mi nombre.

—Te eché muchísimo de menos ___...

En su boca fue como música para mis oídos y sentí como una intensa corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo al llegar al éxtasis total y ahogué el gemido en su cuello.

—Y-Yo... también te eché de menos, Joseph—en ese instante sentí como él llegaba al orgasmo mientras me besaba con fiereza
para evitar gritar.

Después se separó de mis labios y puso su cabeza en mi hombro, sentí su tibio aliento en mi piel y lo sujeté con más fuerza, su miembro seguía dentro de mí, Joe me abrazó fuertemente tratando de controlar su respiración al igual que yo.

¿Estás libre esta noche? (Joseph Quinn adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora