𝟐𝟖

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Caminé hacia el auto y Joseph me abrió la puerta para que subiera, él se dio la vuelta y entró también, sin decir nada, lo puso en marcha y la radio empezó a sonar.

Conseguir mucho de mí

Conseguir mucho de ti

Caminando por las calles y apenas y te conozco

Parece como si estuviéramos predestinados

Tomarnos de las manos cuando salimos en las noches

Tengo novia dices, esto no está bien

Y yo también tengo a alguien
esperándome

¿Qué es esto?, es sólo el principio

¿Por qué no puedo respirar cada que pienso en ti?

¿Por qué no puedo hablar cada que digo algo sobre ti?

Es inevitable,
Es el hecho de que caeremos ahí

Así que dime

¿Por qué no puedo respirar cada que pienso en ti?

—Perdóname, no debí tratarse así en la mañana —empezó a decir mientras la canción seguía sonando —pero, me enferma la idea de pensar que él te toque, sé que es tu novio y que yo sólo soy un extraño en tu vida, que ni siquiera nos conocemos bien —guardó silencio mientras le tocaba un semáforo en rojo - sólo no puedo procesar esa idea, lamento mucho haber perdido los estribos __, por favor, perdóname.

—No me gusta que me trates como un objeto, sé que nuestra... lo que sea que tengamos, empezó de forma extraña, pero eso no te da derecho a que me trates así.

—Lo sé, estoy muy arrepentido.

— Y después, ¿qué fue todo ese despliegue de hombría en el ping pong?

—Una forma muy infantil de... demostrar quién es el mejor.

—Eso no se demuestra así Joseph Quinn, no necesito un súper macho a mi lado.

—¿Me perdonas? —inquirió con cara de arrepentimiento.

—Lo voy a pensar y ahora sí es en serio.

—¿Qué tengo que hacer para que me perdones?

—Comportarte como el adulto que eres y pensar con la cabeza y no con el hígado.

—Lo intentaré.

—Cuando lo hagas, entonces hablamos, Joe —dije firme y miré por fuera de la ventanilla.

Llegamos al supermercado, él se bajó a abrirme la puerta, me tendió su mano para que me apoyara, no pude negarme a su gesto y cuando salí del auto quedamos cerca mirándonos, pero yo desvié la vista y comencé a caminar sin esperar a que cerrara la puerta del coche.

Después él me alcanzó y entramos al lugar. Tomó una canastilla y me guió por uno de los pasillos.

—¿Qué venimos a comprar? —pregunté caminando a su lado.

¿Estás libre esta noche? (Joseph Quinn adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora