26. Hogar

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—¡Kihyun! —MinHyuk casi gritaba, y me apresuré a ponerme en pie. El pánico que se percibía en su voz me hizo olvidar lo débil que estaba, y si HyungWon no me hubiese sostenido, habría caído al suelo.

—Con cuidado, Príncipe —dijo SaRa, quien me observaba aún arrodillada. HyungWon también se levantó y me abrazó por la cintura para ayudarme—, hoy has usado demasiada de tu fuerza vital.

Quería agradecerle a SaRa su ayuda y preguntarle por qué razón lo había hecho. HyungWon ya me había explicado cuán cercano era a ella, pero no estaba seguro de cómo se sentiría sabiendo que yo acababa de matar a su esposo.

Sin embargo, antes de tener oportunidad de hablar con ella, MinHyuk apareció en la puerta de la cámara real: su ropa estaba mojada, su cabello era un desastre y tenía sangre en la mejilla.

—¡Kihyun! —volvió a gritar, y corrió hacia mí para abrazarme; si HyungWon no me hubiera estado sosteniendo, mi amigo me habría derribado.

—Tranquilízate, MinHyuk. —HyungWon lo contuvo suavemente para que no me ahogara.

—Me alegro muchísimo de que estés bien. —Dio un paso atrás y miró alrededor. Su mirada se posó en la cabeza del rey; el largo cabello oscuro la cubría como una sábana—. Entonces ¿es verdad? ¿El rey está muerto? ¿Ha terminado la guerra?

—El rey ha muerto —asentí y me volví para mirar la reacción de SaRa porque después de todo era reina de los Vitt, y si lo deseaba, podía continuar la guerra con los Tyll.

HyungWon también la miró.

—La guerra ha terminado —dijo, pero yo no estaba seguro de si se lo hacía saber a Sara o era una declaración formal.—El reinado de terror de KangDae ha durado más que suficiente —dijo la reina; se levantó lentamente y nos sonrió con desgana—. La guerra ha terminado y yo seré muy feliz de no volver a vivir otra.

—Bien. —MinHyuk sonrió aliviado—. En cuanto el rastreador ha bajado y nos ha avisado de que el rey había muerto, los duendes se han retirado; muchos de ellos han salido corriendo.

—Vivir en el bosque los hará más felices que residir en el palacio —explicó SaRa.

—¿Cómo están los demás? —le pregunté a MinHyuk; el corazón se me detuvo al pensar en cómo le podía haber ido a nuestro ejército en la batalla—. ¿Ha sobrevivido todo el mundo?

MinHyuk puso una cara larga; apretó los labios y sacudió la cabeza.

—No estoy seguro, porque en cuanto he oído que el rey había muerto, he decidido venir a buscarte. Sin embargo... sé que no todos lo lograron.

—¿Quiénes? —exigí que me dijera, pero titubeó.
—Algunos rastreadores. No estoy seguro.
Como MinHyuk no quería decírmelo, tuve que ir a verlo por mí mismo; olvidé que las piernas no me respondían bien y empecé a caminar hacia la puerta. En esta ocasión mis rodillas cedieron; por suerte HyungWon me atrapó y me cargó en sus brazos.

Quise protestar e insistí en que podía caminar solo, pero no era verdad. Lo máximo que pude hacer fue pedirle que me ayudara a bajar al vestíbulo principal, donde MinHyuk me dijo que había tenido lugar la peor carnicería.

HyungWon y yo salimos de la cámara real acompañados de MinHyuk y de Sara, quienes nos seguían de cerca. El piso de arriba no parecía estar tan mal, pero dudé que la contienda hubiera llegado tan lejos. Pasamos por una mesa debajo de la cual se escondía un duende; cuando nos vio salió corriendo en la dirección opuesta. Sus pequeñas piernas se movían a toda velocidad.

3. The ascent - HYUNGKI -SHOWKI- CHANGKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora