Solo me preocupo por ti.

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Paula

Estaba dormida en la cama de Ferrán hasta que sentí como unos brazos me rodeaban por la cintura, me removí girándome para ver a Pedri. Fruncí el ceño confundida.

- ¿Qué haces aquí? —murmuré aún algo dormida-

- Shh —dijo mientras ponía su dedo pulgar sobre mis labios—

- Pedri, contesta. —dije gruñendo y moviendo mi rostro para mirarle más fijamente—

- No quería dormir sin ti. —sus ojos brillaban, pero de pena—

- ¿Entonces porque te fuiste? —chasquee la lengua—

- Estaba furioso, él te había golpeado y horas antes te dije que no era buena idea venir. —frunció el ceño y se alejó un poco— Pero no me hiciste caso.

- ¿Me estás echando la culpa? —dije apartándome del todo dejando una separación notoria entre nosotros—

- No, joder. —me agarró y me pegó a su pecho cortando toda la distancia anterior— Jamás haría eso.

- Pues entonces no te entiendo. —suspiré frustrada—

- Entiende que te quiero, con eso es suficiente. —sin decir más me besó y yo correspondí—

- Odio tus cambios de humor. —dije para cerrar los ojos, comenzó a acariciar mi pelo y ambos quedamos dormidos un pequeño rato después—

Ferrán

Desperté con la espalda fatal por haber dormido en el sofá ya que esos dos me habían quitado mi propia cama. Como venganza, entré en la habitación empezando a dar palmas con mis manos para que se despertaran.

- ¡Arriba! —dije moviéndolos a ambos—

- Para tío. —murmuró Pedri con la voz ronca y aún medio dormido—

- Subnormal. —dijo esta vez Paula para luego levantarse—

- Encima de que me reviento la espalda para que vosotros durmáis bien. —dije fingiendo estar ofendido y conseguí que ellos rieran—

Bajamos a desayunar y le dejé ropa a Pedri para que pudiese quitarse la de ayer para irnos al entrenamiento.

- Voy a echarte de menos. —le dijo él a ella haciendo puchero.—

- Yo también. —contestó ella dejando un beso sobre su puchero—

- Que asco dais. —dije yo provocando que ellos rieran—

- Iros ya o llegaréis tarde. —aclaró Paula—

- Ten cuidado, no le abras la puerta a nadie. —dijimos Pedri y yo al unísono, salimos y subimos en su coche para ir al entrenamiento—

En la entrada al parking con l@s aficionad@s fue algo incómodo ya que habíamos reconocido a alguna de las chicas que habían estado insultando a Paula, pero las ignoramos. Aparqué cuando logramos entrar y fuimos al vestuario.

- ¿Estás bien? —le pregunté a Pedri, tenía muy mala cara desde anoche—

- Si, o eso creo. —suspiró y fruncí el ceño mirándolo—

Un amor por casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora