Love Untold (Han Jisung)

Capítulo 23: Arrepentimiento.

Pasaron algunos días, Jisung me había pedido un tiempo, lo extrañaba sobremanera, todo se sentía vacío sin él... Aún nos veíamos en las prácticas pero todo era incómodo entre los dos.

Sin quererlo había comenzado a pasar mucho tiempo con Minho, aún seguía confundida por la situación, en el fondo amaba a Jisung con todo mi corazón, pero Minho me atraía, y mucho.

Intenté tratarlo como a un amigo más, pero estar a solas con él me gustaba un poco, Hyunjin ya no me molestaba y me sentía aliviada por eso. Traté de no darle demasiadas esperanzas a Minho pero era imposible, él tomaba cada gesto mío como una insinuación y yo tampoco podía negar completamente, que sentía cosas por él.

Minho había cambiado un poco, solía ser frío con todos pero estaba abriéndose más, no quería dejar que mi ego me poseyera, pero podía sospechar que era en cierta parte por mí. Me gustaba un poco, no podía negarlo, pero miraba a Jisung y mi corazón latía fuerte, sabía que yo era sólo suya, y siempre lo sería, a pesar de todo.

Uno de esos días, Minho me invitó a comer con él, era una especie de "cita", y obviamente, sucedió lo inevitable, nos besamos... Me sentía muy culpable pero aún así, Jisung y yo estábamos separados, me di la oportunidad, al menos por un día, de sentir cómo sería salir con Minho.

Nos besamos fuera del restaurante, sus besos eran más hambrientos que los de Jisung, él me besaba con dulzura y Minho con necesidad y deseo, como si no quisiera desaprovechar el momento.

Todo se estaba acalorando, dudé en continuar pero me detuve, no quería arrepentirme después... A pesar de lo mucho que me atraía Minho, mi corazón, mi cuerpo y todo mi ser pertenecían a Jisung, y me pedían a gritos volver con él.

Me disculpé y me fui a casa, me sentía horrible, le había dado a Minho demasiadas esperanzas, mientras yo solo pensaba en correr a los brazos de Jisung. Llegué a casa de noche, todo seguía igual de vacío... su ausencia se hizo más notoria cuando encendí las luces y vi todo ordenado y desierto.

Sabía que nunca iba a perdonarme, tampoco sabía cómo acercarme a él... El sonido del timbre me distrajo de mis pensamientos, me dirigí hacia la puerta, la abrí, y ahí estaba él.