Capítulo quince.

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—Despierta ya, amor. Tenemos que salir en veinte minutos. —dijo Yeonjun con voz suave, acariciando los rizos sedosos de Beomgyu para despertarlo y éste se estiró ligeramente sobre el colchón, bajo las mantas y lo primero que hizo al abrir los ojos fue sonreírle a Yeonjun, quien correspondió—. Salimos en veinte minutos, cariño. —repitió y Beomgyu asintió.

Beomgyu se estiró una vez más antes de sentarse sobre la cama y restregó sus ojos mientras Yeonjun le ayudaba a sacarse las mantas de encima, de nuevo ya estaba vestido con alguno de los trajes que usaba para trabajar y sin ningún rastro de sueño sobre él; Beomgyu finalmente salió de la cama y fue hacia el clóset, buscando su ropa y decidió tomar una camiseta con mangas largas para preguntarle a Yeonjun si podía quedarse con su pantalón de pijama porque era el que tenía estampado de rosquillas con chocolate y helado.

—Yeon, ¿me puedo dejar este pantalón? —preguntó el rizado con cierta timidez, jugando con la camiseta que acababa de tomar; Yeonjun se volvió hacia él luego de colocarse correctamente el reloj en la muñeca.

—Sí, por supuesto, serafín. —accedió el mayor—. Sólo ponte un abrigo también. —le pidió después; Beomgyu asintió y comenzó a desabotonarse la camisa de su pijama para poder sacarla, después se puso la camiseta que había elegido anteriormente y eligió un suéter con estampado de gatitos.

—Listo, Yeon. —dijo el oji-miel, alisando su suéter con las manos y después se dirigió hacia el baño para lavarse la cara y cepillarse los dientes—. Ya. —comentó luego de salir del baño, aproximadamente pasados cinco o siete minutos.

—Bien, ¿tienes hambre? —preguntó el castaño, asegurándose de si su niño quería comer algo antes de que salieran.

—No, Yeon, estoy bien. —aseguró el menor, sonriendo levemente hacia Yeonjun y éste le sonrió de regreso.

—De acuerdo, entonces hay que irnos. Si te da hambre podemos pasar a comer de regreso, no tardaremos mucho en la oficina. —propuso el oji-azul y comenzaron a caminar hacia la salida de la habitación después de recibir un asentimiento por parte de Beomgyu, bajaron por las escaleras, saliendo por la puerta principal posteriormente y al final, cuando estuvieron en el jardín, subieron al auto.

Yeonjun tomó la carretera de siempre, avanzando algunos cuantos kilómetros antes de llegar al frente de los edificios y dobló hacia la parte trasera para poder entrar al estacionamiento, luego de aparcar, bajó y le abrió la puerta a Beomgyu como ya era costumbre para comenzar a caminar hacia el edificio y tomaron el ascensor al igual que habían hecho la vez anterior.

—Yeon, ¿no tienes sueño? —preguntó de pronto el chiquillo con curiosidad mientras el elevador seguía subiendo, todavía faltando varios pisos para llegar a su destino.

—En este momento creo que no. —dijo Yeonjun y se rió entre dientes—. ¿Por qué lo preguntas, serafín? —cuestionó con algo de confusión.

—Bueno, es que la mayoría del tiempo te levantas muy temprano y nunca veo que tengas mucho sueño, pero si yo me levanto temprano tengo sueño todo el día. —explicó el rizado en un murmullo, evitando jugar con sus manos ya que una de ellas estaba entrelazada con una de Yeonjun.

—Oh, vaya... Verás, cuando me levanto tengo flojera y a veces sueño pero siempre lo arreglo tomando una taza de café. —dijo el mayor y sonrió levemente, saliendo del elevador junto a su pequeñín porque las puertas ya se habían abierto, anunciando que había llegado al piso correspondiente; Beomgyu frunció el ceño levemente—. Vamos, serafín, puedes esperarme en algún sofá, ¿bien? —le dijo y Beomgyu asintió mientras caminaban a través del largo pasillo hasta llegar a la sala más amplia.

—Hola, cariño. —saludó alegremente Hinata cuando notó que Beomgyu había ido nuevamente y se levantó de su asiento—. Guardé tu libro y tus colores por si regresabas, ¿quieres colorear? —preguntó; Beomgyu le sonrió de regreso y asintió.

──  𝓗𝖾 𝖨𝗌 𝖺𝗇 𝓐𝗇𝗀𝖾𝗅  世'✿ 𝗬𝗲𝗼𝗻𝗴𝘆𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora