Caliente

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La mano de la castaña recorrió su pierna, subiendo hasta tocar y apretar su muslo. Mientras que por otro lado lo besaba con pasión, probando toda su boca, jugando con su lengua, haciéndolo suspirar de satisfacción.

Su corazón latió con fuerza cuando los besos de Eleonor bajaron hasta su cuello, logrando que él se aferrara a sus hombros cuando comenzó a besar cada parte sensible de aquel lugar.

Sintió la mano de la Alfa desabrochando su pantalón, bajando este junto con la ropa interior y sin previo aviso metió dos de sus dedos en aquel lugar suyo que ya estaba completamente mojado.

La mano restante de la menor tapó su boca, evitando que alguien ajeno a ellos escuchara tan gloriosos cantos.

Los largos dedos de Eleonor jugaron en su interior, escuchando el sonido que hacían estos al chocar con sus paredes y juntarse con su lubricante natural.

La castaña lo volvió a besar una vez que lo abrió lo suficiente, separando en par sus piernas dejando a la vista su entrada contraída, para entrar en él más fácilmente. Y cuando por fin hiban a estar unidos, pasó algo inesperado.

Se despertó.

Juraba que tenía el corazón en la garganta, respirando rápidamente como si hubiera estado escapando a pie de un titán.

Estaba tan agitado que creía que ya vomitaría su intestino delgado. Su mirada grisasea se movió hacia abajo, en sus pantalones, notando ahí una maldita carpa.

Maldiciendo por lo bajo su suerte.

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Ducado Galard
00:48 pm.

Suspiró nervioso, calmando su respiración levemente agitada. Miró sus manos detenidamente, recordando que estas estaban manchadas con la sangre de aquellos hombres, y esos pensamientos le provocaron una pequeña sonrisa sádica.

Movió su cabeza de un lado al otro para alejar los pensamientos asesinos y tomó la perilla de la puerta para entrar, poniendo su mejor sonrisa para su esposa.

-¡Eleonor! -. Gritó, dirigiéndose hacia donde estaba sentanda la Alfa.

-Oh. Hola, Lett -. Sonrió levemente, sintiendo como el pelirrojo se sentaba en sus piernas.

Alastair rodeó el cuello de la más alta con sus brazos, besándola repetidamente en los labios. No hiba a negar que cuando vio la sonrisa sincera de su esposa, no pudo evitar sonreirle de la misma manera.

Era su alma gemela, y siempre hiba a ser auténtivo solo con ella, pues no quería perderla.

-Dime, Eleonor. ¿Ya tienen el plan listo? -. Preguntó intrigado, la Alfa le había contado hace poco sobre lo que estaban investigando.

Solo esperaba que no le pasara nada a Eleonor.

-Si, solo falta que sepamos el lugar exacto en donde se tienen a esos chicos -. Acarició la cintura el pelirrojo -. Para eso contaremos con la ayuda de Levi, él conoce muy bien la cuidad subterranea. Le mostraré las coordenadas y nos va a guiar.

-¿Levi sabe leer y escribir? -. Preguntó extrañado.

-Así es, me encargué de que estudiara aunque sea un poco luego de que desperté del ataque. Le servirá de mucho en la vida -. Explicó, relajando su espalda tensa.

-Te voy a traer un té para que te relajes -. Dijo, levantándose de encima de la castaña.

En cuanto se puso de pie, un terrible mareo hizo que se tambaleara, por lo que Eleonor preocupada lo tomó de los brazos para evitar que se cayera.

CompliCaCion es  || Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora