No es tan bueno

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Un chico de cabellos castaños y ojos cafés caminaba apresuradamente por todo el lugar, llevando una caja de madera en sus brazos. Quejándose por el dolor que sentía en estos, pues no era la primera vez que hacía eso.

Dejó la caja en una repisa y sonrió orgulloso, poniendo sus manos en su cintura. Pero su atención se desvió hacia la puerta de aquella casa, pues alguien estaba tocando.

Por lo que rápidamente fue hacia ahí y la abrió, no sin antes revisar por el hueco que había en la puerta, debía ser precavido.

Ante sus ojos estaba una persona que portaba una capucha que cubría su rostro y su cuerpo hasta las rodillas. Hiba a ponerse en guardia, listo para atacar, pero la voz de dicha persona lo hizo sorprenderse.

-Cuanto tiempo sin verte, Neo -. Aquella persona pronunció su nombre, al mismo tiempo que destapaba su rostro.

Delante suyo estaba Alastair Nexly Romm, a sus ojos el muchacho pelirrojo no había cambiado ni un poco. Seguía teniendo esa fastidiosa cara de bebé, pero su expresión era más madura y estaba tolamente serio, algo muy raro en él.

-Oh, eres tú. ¿Qué quieres, Romm? -. Preguntó serio.

-No te preocupes, no vengo a saludar, ni mucho menos a ver tu cara de mierda. Solo quiero que me ayudes a deshacerme de unas personas, te pagaré muy bien si aceptas -. Respondió serio, con sus ojos verdes de un tono oscuro por el desagrado.

-No me interesa -. Estuvo apunto de cerrarle la puerta en la cara, pero el pecoso puso un pie para detenerlo.

Y las palabras que dijo luego lo convencieron.

-¿Ni siquiera te importa... que esos hombres estén lastimando a Eleonor? -. Preguntó Alastair, sonriendo al saber que ahora si aceptaría.

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En una tienda escondida en los barrios bajos de la cuidad subterranea se encontraban dos hombres, los cuales acomodaban todo lo que había en el local donde trabajaban.

Sus horas de trabajo aún no comenzaban así que se distraerían acomodando todo para cuando su jornada laboral diera inicio.

La puerta, junto con la campana que estaba sobre esta, sonaron. Logrando que las dos personas voltearan hacia donde se encontraba quien entró.

-Lo siento mucho, pero aún no abrimos la tienda. Le agradeceríamos que se reti-.

Estuvo apunto de terminar de hablar, pero vio que aquella persona encapuchada sacaba una pistola y con esta le rebentó la cabeza. Matándolo al instante.

El otro hombre solo se quedó viendo la escena, notando a su compañero en el suelo, sin rostro y muerto en un charco de su propia sangre.

El desconocido lo miró ahora a él, levantando nuevamente el arma. Repitiendo la misma acción de antes, por lo que el cuerpo sin vida del hombre cayó al suelo.

Tres personas más salieron desde la bodega del lugar, alertados por los disparos. Y al ver a la persona se acercaron a él, dipuestos a matarlo a golpes.

Esquivó los golpes de la primera persona, para luego golpearlo con su rodilla en la cara. El otro en cambio solo se abalanzó contra él junto con el tercero, completamente dispuestos a inmovilizarlo.

Pero unos cuantos disparos más sonaron en la habitación, matando a los tres restantes. Con la sorpresa de su vida, Neo voteó hacia la puerta; y ahí estaba el pelirrojo, con una expresión de enojo, con una pistola en mano.

Aunque las pecas en su rostro siempre lo hicieron parecer delicado y hermoso, ahora estas le daban un toque de rudeza. El odio y el desprecio estaban plasmados en sus ojos, Lett realmente se veía tan enojado que hasta creyó que un ataque de ira lo mataría a él también.

CompliCaCion es  || Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora