Capítulo 1🌸

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08:25 am

Lunes 14 de junio

Área agrícola de Morioh, Japón

¿Ves ese chico de aspecto pandillero y uniforme, tupé, lados de la cabeza rapados y dos líneas que atraviesan su rostro de forma cóncava; el que está apoyado ahora mismo en la valla blanca que limita los campos de cultivo con cara de pocos amigos ...

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¿Ves ese chico de aspecto pandillero y uniforme, tupé, lados de la cabeza rapados y dos líneas que atraviesan su rostro de forma cóncava; el que está apoyado ahora mismo en la valla blanca que limita los campos de cultivo con cara de pocos amigos y las manos introducidas en los bolsillos de su pantalón? Pues ese es Okuyasu, sí, y lo creas o no, en realidad es un solecito. Sonríe nada más verme y se impulsa para saltar al otro lado, alcanzándome con facilidad.

-Oi, (T/N), te has tomado tu tiempo. Josuke y Koichi se han ido hace un buen rato a clase.

-¿Te han dejado tirado, Nijimura? -me río- Pobrecillo...

Apuesto que le gusta más ser provocado que a mí provocarlo. Aunque en mi defensa he de decir que buscarle las cosquillas, algo que prácticamente ya se ha convertido en mi rutina, es muy entretenido. No tiene mucho misterio el porqué: ni por racional ni por sensitivo, no, es un chico que se caracteriza por pensar con impulsividad. Siempre se ha regido así, con lo que le dice su emoción predominante. Y ahora mismo le está indicando: mátala.

Sin previo aviso, me sujeta de la cintura y me alza en el aire antes de que el muy bruto empiece a darme vueltas. Me intento aferrar a él, pero nada consigue prevenirme de esas sacudidas.

-¡Eh! ¡Lo siento, lo siento! -pataleo sin éxito, a carcajadas- ¡Vamos a caernos al final!

Nos reímos tras unos cuantos giros más en los que imploro compasión, en vano. Tan fácil soy de leer que sin esfuerzo alguno capta lo bien que me lo estoy pasando. Sin embargo, y tan pronto como las rotaciones cesan, el silencio se vuelve un poco incómodo. La diversión se reduce a un cruce de miradas que ninguno se atreve a diferir.

-Eres...-no quiero malinterpretar su repentina vergüenza, de verdad que no, pero...

¿Qué, Okuyasu, qué? ¿Preciosa? ¿Bonita? ¿Maravillosa? Me está dando un dolor de barriga terrible, y por un instante temo que quizás sea el precio a pagar por ser una narcisista.

-... una embobada. Pareces un bebé -me revuelve el cabello mientras intento procesar sus palabras.

Madre mía. Menos mal. Me deja en el suelo con la delicadeza que sus palabras no han tenido y solo cuando siento el terreno bajo mis pies me permito respirar aliviada. Al comprobar que soy la única que lo ha malinterpretado, no puedo evitar tranquilizarme, porque en caso de que él también lo hubiera hecho, eso solo podría significar una cosa: le ha debido de sentar el desayuno tan mal como a mí.

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08:45 am

Lunes 14 de junio

Entrada al instituto, Morioh, Japón

Entrada al instituto, Morioh, Japón

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(T/N), (T/N)... Desde luego, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Teniendo a Okuyasu a sus pies, y jugando así de bien sus cartas, con todas las opciones abiertas entre los chicos, es una lástima que la pobre no se esté dando cuenta de su suerte. Tendrá que gustarle bastante Josuke para que no perciba tales detalles, vaya. Por mi parte, no podría estar más agradecida: no es Koichi (mi casi algo) de quien se ha enamorado. No es por nada, pero es un chico increíble e incomparable a los demás. Bajito, con unos admirables ojos azules y cabello peinado hacia arriba teñido en un color blanco precioso.

-Debemos ayudarla, Reimi -sentencio con decisión-. Ya sabes, a dar el paso de una vez por todas.

Reimi es otra de nuestras amigas. Muy mona ella, por cierto: una melena rosada que le llega a la altura de sus hombros, ropa de tonos pastel, y un rostro angelical que siempre, siempre, siempre atrae miradas. Hasta ella sabe que (T/N) podría ser la primera de nuestro círculo en cumplir el reto y conseguir pareja si quisiese antes de irnos de vacaciones. Incluso sería posible para ella adelantarse a nosotras si se conformara con cualquier paleto, que no creo, pero bueno... Nuestro objetivo es apoyarla, tome la decisión que tome.

Reimi la observa atentamente entrar al instituto acompañada de Okuyasu. No tardamos en seguirlos, tras escuchar el timbre que da comienzo a las horas lectivas.

-¿Crees que nos necesita? Parece feliz... -inquiere, poco convencida.

-No va a mostrar su vulnerabilidad, está claro. Además, es una felicidad amistosa. La conoces bien, se pone piripi cuando Josuke, y solo Josuke, anda cerca -declaro, enfatizando el propio nombre.

Y hablando del rey de Roma... Como de costumbre, lo vemos apoyado en su taquilla con indiferencia, seguramente preguntándose cuál era el motivo de mención en la conversación. La cierra, jugueteando con las llaves que acto seguido guarda en su bolsillo.

-¿Yo qué?

Le dedico una discreta sonrisa a Reimi y asiento. Es nuestra oportunidad de acercarlos. No todos los días una se arrima a Josuke con tal facilidad y sin que se oponga primero. Sí..., Cuando quiere puede llegar a ser un plasta.

Ambas compartimos miradas de complicidad. Solo espero que, si realmente funciona y -para nuestra suerte de principiantes- baste con hablar muy bien de (T/N), luego ella pueda echarme una mano con Koichi y sus admiradoras a cambio. Sin embargo, y tan pronto como lo pienso, las veo hablar con él como perritos falderos al otro lado del pasillo. Aprieto los puños al instante, alterada, y no tengo más remedio que abandonar a Reimi a su suerte para asegurar la mía. Confío en que pueda apañárselas sola para hacerle llegar de forma sutil el mensaje de que nuestra amiga se muere por él.

Corazón Acelerado - Okuyasu x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora