Capítulo 2🌸

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12:25 pm

Lunes 14 de junio

Aula nº 14, Instituto de Morioh, Japón

-¿Tú te crees? -pongo los ojos en blanco, bromeando:- Si hablas mucho, te regañan porque no te callas

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-¿Tú te crees? -pongo los ojos en blanco, bromeando:- Si hablas mucho, te regañan porque no te callas. Si no hablas, te exigen que lo hagas. Esas contradicciones me superan, te lo digo.

Si algo tenemos en común, es que a Okuyasu y a mí nos gusta comentarlo todo en el cambio de clase, por breves o insignificantes que puedan ser esas confidencias compartidas. Ahora que el profesor se dispone a salir del aula, aprovechamos para reunirnos en su pupitre hasta que entre el de la asignatura siguiente: economía.

-Hoy estás negativa, ¿eh? -me da un codazo suave.

-Normal. Después de sociales, como para no estarlo.

Nos volvemos a reír y al poco vemos aparecer por la puerta a Reimi, creyendo equivocadamente que sería el profesor. La acompaña JoJo, que en comparación de estatura, le saca un par de cabezas (a ella y a todos los demás, para variar). Me he dado cuenta de que esta mañana han estado pasando bastante tiempo juntos. Claro, pero luego soy yo quien está enamorada de él, según las teorías conspiratorias de Yukako. Pasan al interior cuchicheando algo.

-¿Te has dado cuenta de eso? -me susurra indiscretamente Okuyasu.

-¿De la acompañante de Josuke? -asiento- Sí.

-Bueno, aparte de eso... -señala a Rohan, que está situado al fondo de la clase, y me veo obligada a apartar su brazo antes de que se dé cuenta.

Rohan es, a ver... Complicado, no sé si de describir o de tratar. Se asemeja, según algunos que lo conocen bien, a una versión de Josuke, pero más extrema. Quizás esa sea la razón por la que apenas se soportan. Vale, es difícil de explicar, aunque tan solo piénsalo: si tuvieras la oportunidad de verte desdoblado en otra persona, o sea, conocerte a ti mismo en alguien que es calcado a ti, ¿crees que habría un buen ambiente entre ambos? La respuesta en este caso es clara...

-¿Por qué está tan molesto?

-Porque obviamente le gusta Reimi, y verla con el chico que más le desagrada de posiblemente toda la secundaria solo lo puede enfurecer -vuelve a mirar en su dirección-. Una vez le pillaron dibujar el rostro de Reimi en su libreta.

Cualquiera se sentiría afortunado de que el mejor dibujante de la clase por excelencia le dedicase un boceto o simplemente utilizara su rostro de referencia. Yo no me quejaría, al menos.

-La conozco bien y no sé si ahora mismo está muy puesta en amoríos.

Okuyasu apoya los codos sobre el pupitre y se inclina hacia delante con una sonrisa taimada.

-¿Y tú lo estás?

De nuevo, tengo la sensación de ponerme nerviosa y él lo percibe. Respiro hondo, tratando de aclarar mis propias ideas bajo su atenta mirada, lo cual solo consigue hacerme balbucear antes de dar una respuesta definida. Sin embargo, y a sucesión del monosílabo con el que lo niego, aparece el profesor y nos manda a todos a nuestros sitios.

-Espera -Okuyasu me sujeta suavemente del brazo al alejarme-. ¿Y eso?

-Cuando tengas novia comprenderás que será o tu ruptura más dolorosa o el amor de tu vida.

Lo termino sentenciando como si tuviera una mínima experiencia requerida para decirlo con ese conocimiento de causa con el que parece que hablo, pero del que en verdad carezco. Aunque debo admitir que no me ha venido mal hacerlo: ahora soy consciente de dónde proviene mi temor a enamorarme. Bueno, acabo de compartir esa inseguridad con Okuyasu. Normalmente al contarle mis cosas experimento una indescriptible sensación de alivio y seguridad, y por mucho que me gustaría sentirme así en este momento, estoy muy inquieta. Demasiado. Ni metiendo mi cabeza en el libro soy capaz de recomponerme. ¿Pero qué me pasa?

-(T/N). Tercera vez que te llamo. ¿Tienes los deberes?

Genial, lo último que necesitaba era la insistencia del docente. En el instante en que lo escucho darme un sucesivo toque de atención, levanto la vista de la mesa.

-Sí, sí, lo siento –trago saliva con fuerza y deslizo unas cuantas páginas hasta encontrar el enunciado de los ejercicios.

El constante repiqueteo de su bolígrafo denota su impaciencia. Mal momento para intervenir:

-Necesito ir al baño. Es urgente.

-Venga, corre -suspira con cansancio-. Corriges tú entonces, Hazamada.

Casi me pondría a saltar de alegría al haber conseguido que accediera, por primera vez en bastante tiempo, a dejarme salir, de no ser por el leve malestar que tengo en el cuerpo. Se ha debido de notar muchísimo como para que algo así sucediese. En cualquier caso, salgo de clase a toda prisa y me planto en el espejo del baño para lavarme la cara, sin darme apenas cuenta de que alguien me ha estado siguiendo.

Corazón Acelerado - Okuyasu x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora