Capítulo 11🌸

65 8 0
                                    

20: 12 pm

Lunes 21 de junio

Pasillo del instituto de Morioh, Japón

Mal momento para que empiece a vibrarme el móvil

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mal momento para que empiece a vibrarme el móvil. Muy mal momento.

-Kira, por favor... -intento contener las primeras lágrimas que amenazan con delatar mi angustia-. Tengo que irme. A la salida podemos hablarlo. Y mi intención nunca ha sido hacer suposiciones sobre ti o intentar desmentirlas.

-¿Cuál era entonces? –al comprobar que me quedo callada, añade:- Tal y como suponía.

En cuestión de segundos una enorme sombra que iguala su altura se cierne sobre ambos. Negándome a darme la vuelta, cierro los ojos en un acto reflejo, como si eso pudiera prevenir el intuido impacto. Lo cierto es que en realidad solo evita que distinga la apariencia de una silueta que no se deja ver con total claridad.

-No podéis estar aquí. El evento ya ha empezado.

Nos giramos al mismo tiempo y contemplamos a un hombre alto de vestimenta blanca y cabello oscuro escondido bajo un sombrero, a quien le pertenece esa voz potente y grave. Aprovecho la oportunidad para regresar a la celebración, no sin antes darme cuenta de cómo intercambia unas breves palabras con Kira y, junto a ellas, distingo la proyección de su gran contorno.

-*-

-¡(T/N)! -Okuyasu se precipita hacia mí nada más verme aparecer por la puerta trasera del pabellón- ¿Dónde te habías metido?

Eventualmente de la agitación vuelvo a temblar -no sabría decir si de miedo o conmoción-, aunque no por mucho tiempo. Me envuelve con sus brazos en una cercanía con la que debe de estar notando la rapidez con la que me late el corazón.

-No me ha pasado nada... -le abrazo más fuerte, respirando hondo- Luego te lo cuento. No quiero arruinar el evento.

-Casi lo arruinas con tu ausencia -me mira con tristeza-. ¿Vamos afuera?

Asiento débilmente y me conduce al exterior, donde una escondida luna llena parece estar esperándonos. Miro en derredor con nerviosismo, no muy segura de cómo continuar, mientras Okuyasu permanece a mi lado, también algo agitado.

-Sabes que... Esto... Puedes seguir confiando plenamente en mí. Aunque las circunstancias hayan cambiado... Bueno... Seguimos siendo los mismos.

-Lo sé, tonto -un esfuerzo por sonreír y tomo su mano entre las mías-. Solo que ahora debo tener cuidado con mis palabras para no preocuparte de más.

Se sonroja y me deja proseguir:

-¿Has visto a un hombre alto y fornido vestido de blanco?

Su asertiva expresión me da a entender que no.

-¿Quién es? -me dirige una mirada apesadumbrada- ¿Te ha hecho algo?

-No, no, al contrario. En el momento oportuno apareció e impidió que Kira me volviese a regañar -sentencio, avergonzada-. Es por eso que me gustaría agradecérselo.

Un Okuyasu vulnerable procura controlar su ira y no perder los nervios. Me estruja más contra él en ademán protector.

-Ese desgraciado no te habrá llegado a molestar de nuevo con nuestra escapada del instituto, ¿no?

-No... -miro hacia otro lado, sintiendo sus pulgares sobre mis mejillas- Piensa que he intentado investigarlo. No iba a malas, pero aun así me conviene alejarme de él y de su vida privada. Cuanto antes. No quiero meterme en más problemas.

-Tranquila. Solo ha sido una estúpida advertencia de alguien que actúa como si le quedase algo interesante que ocultar.

Permanecemos un tiempo abrazados durante unos minutos más hasta que se me ocurre volver a intervenir con un tópico que desvía el rumbo de la conversación previa por completo. Qué le vamos a hacer, si estoy pilladísima por él.

-Vas muy guapo hoy -sonrío al comprobar que, en efecto, se ha engominado el pelo y todo para la ocasión. Su traje azulado, corbata y gemelos plateados completan la esencia de galán, y eso sin mencionar la fragancia a cítricos que complementa su ya perfecta estampa.

-U-uh. Gracias. Tú... Tú... -murmura-. Eres preciosa. Siempre lo has sido...

Sin embargo, y antes de poder siquiera reaccionar con un involuntario sonrojo, me da un besito rápido, tira de mi mano y entramos en el pabellón, donde la directora parece estar dando unas palabras. Las luces permanecen apagadas, pero a tientas sorteamos las sillas y logramos localizar a Josuke.

Corazón Acelerado - Okuyasu x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora