Capitulo 8.

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Me quede estupefacta no sabia como ordenar una oración coherente, siento como mi labio inferior empieza a temblar. ¡No puede ser! ¿Que clase de broma es esta?

—¿Por qué no puedes? —hable de una buena vez. El suspira pesadamente, creo que no le gusto la pregunta.

—Por que no —dijo secamente.

—Te entiendo —desvió mi mirada de la suya —te entiendo que no quieras besar a alguien como yo.

—No es eso Elizabeth

—Si, si lo es —volteo a verle la cara —¿Quién querría estar con alguien como yo? Alguien tímida, antipática e insegura como yo.

—Yo...

Me quedo boquiabierta. ¿Roger se fijaría en mi? Pestañee rápidamente no me la esperaba en realidad. Siento como las mariposas comienzan a brotar poco a poco, este hombre me roba los sentidos.

—Hay algo en ti que me encanta, pero no se que es —me miraba, me miraba como si estuviera admirando una obra de arte. —pero tengo miedo de caer en tus encantos

¿Le tiene miedo al amor? —entonces es por eso se comporto de esa forma aquella noche en la cita— dijo mi yo interno. Esto jamás lo hubiera escuchado de el, recuerdo que Sam me había platicado sobre como era cada integrante, y casualmente me había comentado algo sobre Roger. Siempre lo veías con alguna mujer, no había ninguna que se le escapara. Pero con esto que me acaba de confesar, simplemente tengo otra perspectiva de el o ¿no?

—No comprendo —dije frunciendo el ceño.

—Elizabeth, he visto muchas mujeres en mi vida —pausó— pero nadie como tu, hay una belleza muy diferente a ti y me encanta. —Me quede sin palabras, tenia unos impulsos de lanzarme a sus brazos.

—¿Entonces por que tienes miedo? —pregunte. Mi voz comenzaba a temblar a medida que pronunciaba una palabra.

—Es algo que tu nunca entenderás —dijo en un susurro. Observo su rostro, tenia una belleza indescriptible, era algo fuera de este mundo.

De pronto el escucho el sonido del teléfono sonar, haciendo que rompiera el contacto visual. Se puso de pie, se dirigió hacia a la puerta. Se paro en seco, giro y me volteo a ver me miraba a los ojos, el teléfono seguía sonando creo que no le importaba que siguiera sonando.

—Dios...no puedo con esto —dijo en voz baja.

Se dirigió directamente hacia donde yo estaba, me tomo del rostro y pronto de lo que imagine, planto sus suaves labios sobre los míos. Sentí que me iba desmayar, la segunda vez que el me besaba y esta vez lo sentí mas que nunca. Sentía que había algún sentimiento, un sentimiento que no quería salir a la luz. Con sus labios atrapo mi labio superior, lo apretó levemente, después comenzó a succionar, como si sintiera necesidad de devorarme con sus besos. Me recostó en la cama, bajo sus besos hasta mi mentón, después a cada una de mis mejillas, siguió con mi frente y la punta de mi nariz. Me miro de nuevo yo lo mire igual. Rozo la punta de su nariz con la mía.

—Elizabeth —su voz sonaba ronca. Me volvió a besar de nuevo, me sentía en el cielo, en el paraíso y era con solo rozar sus labios. Tímidamente coloque mis manos sobre su espalda, la acaricie suavemente de arriba hacia abajo. El se separa lentamente y coloca su frente contra la mía, me mira fijamente.

—Elizabeth...dulce Elizabeth—deposita un pequeño beso en mis labios. —¿que es lo que haces para que me vuelvas loco? —Lo mismo digo yo a cada rato.

—Roger....—dije un hilo de voz.

—¿Si? —me pregunto mirándome atentamente. No se que era lo que ocurría, sus ojos tienden a ser intimidantes.

Haunted [Embrujada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora