Capitulo 14: La Gran Noche

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Siento la fría soledad en mi cama, mi Adonis acaba de irse. Todavía sigo recostada en mi cama mirando un punto fijo en la habitación. Lo extraño demasiado aunque haya pasado casi media hora de su partida, suena ridículo lo se, pero esta noche a su lado fue diferente, solo dormimos de la formas más inocente que jamás me imagine, sin ningún acercamiento carnal, solo estuvimos abrazados como si nos fuera la vida en ello. 

Solo falta un día para que este sueño del que he vivido se acabe, solo falta un día para que empaque mis maletas y parta a España, donde todo volverá a la más monótona realidad. Mi príncipe de ojos azules, mi Adonis, tendré que hacerme a la idea de que ya no lo volveré a ver, creo que a el no le ha de importar mucho o ¿Si?. Aún tengo en duda muchas cosas, como sus cambios de humor repentinos, convertirse en alguien irascible, con una frustración acumulada en su interior a convertirse en el ser más dulce y maravilloso de todos.

Me confunde demasiado, cada vez que recuerdo esa pelea, sus palabras tan duras y llenas de odio o temor a enfrentar lo que el siente, y solo el simple hecho de verlo ahí sentado en aquel sofá mostrando un gran arrepentimiento por lo que había dicho, me hacía sentir pequeña cada vez más delante de el. ¿Por que sigo soportando todo esto? No lo se, sera por que lo hago por amor, lo hago por el aunque sueno muy estúpido de mi parte, pueda que me haga ver mal a mi misma, aún lo sigo haciendo. Siento que el me necesita, que el necesita que alguien le haga saber que lo quieren, que en verdad lo aman por quien es en lo mas profundo de su ser. Creo que esa soy yo.

El teléfono suena. ¡Maldita sea! Estaba tan cómoda, hago un mohin y me giro perezosamente por mi cama. Samantha aun no daba su entrada triunfal hacia la habitación, me imagino que fue algún lugar privado con su amado Freddie. Así que descarto que ella sea, o pueda que se la hayan olvidado las llaves, tomo el teléfono y contesto. 

—Alo­ —contesto con algo de pereza. 

—No te confíes tanto, el puede venir a decirte cosas lindas, pero después, vendrá a clavarte un cuchillo por la espalda —dijo una voz femenina al otro lado de la linea— eso te pasa por jugar con fuego querida. 

—¿Disculpe? —mi voz comienza a temblar un poco, ¿A que rayos se refiere? ¿Quien demonios le dio mi numero de teléfono? 

—Sera un placer conocerte, Lizzy —en eso ella suelta una maliciosa carcajada, mi voz se quiebra en un segundo. 

—¿Quien carajos eres?.... 

Al instante la llamada se corta, dejo el teléfono en su lugar y rápidamente me llevo la mano derecha a mi corazón. Esta latiendo muy rápido, observo mi mano izquierda y puedo notar que esta temblando un poco. ¿Quién era esa mujer? ¿Cómo sabe mi nombre? Esto es tan escalofriante, ¿Sera que Roger...?. No, jamás haría algo así, mucho menos para perjudicarme a mi, el siempre trata de protegerme. 

La puerta de mi cuarto se abre rápidamente, pego un gran grito y veo que es Samantha quien entra, ella alza una ceja mirándome con extrañes. 

 —¿Qué rayos te pasa? —curva una sonrisa, mientras aun sigo mirándola con terror— ¿Te sientes bien? —pregunta con voz preocupada y se acerca hacia a mi. 

—Acaban de hablar —susurre aun espantada— era una mujer, me dijo que tuviera cuidado, de que el puede venir a clavarme un cuchillo por la espalda —mis ojos comienzan a aguadarse, la volteo a ver y ella hace una mueca— que eso me pasa por jugar con fuego. 

—Ese hijo de puta...—dijo con desprecio— ese imbécil solo te a traído problemas tras problemas, ¿No crees que el tenga algo que ver con eso? ¿Que el le haya dado tu numero de teléfono? 

Mis ojos se abren como platos ante la tontería que acaba decir, se que a Samantha no le esta comenzando agradar a Roger, pero esto ya debe de ser una broma de mal gusto. Me separo de golpe de ella y limpio mis lagrimas rápidamente. 

Haunted [Embrujada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora