Capítulo 7

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Chanyeol recuerda que se besaron quizá hasta cansarse, con esos movimientos de labios intensos, desesperados, hambrientos, moviéndose de un lado a otro para retomar y volver a besarse, y entre suspiros chocando sus lenguas, se mordisquearon ligeramente los bordes de los labios; sintiendo a través del intercambio como si estuviesen bebiendo un cóctel de feromonas.
 
Una mezcla impresionante y tan envolvente que lo embriagó hasta hacerlo adormecer, y el rostro de Jongin se desvaneció de su vista hasta despertar cómodamente en la mañana siguiente; situado en su propia cama, viendo por un ojo que la luminosidad trascendió por la cortina de su ventana para comenzar otro nuevo día.
 
Para ser la primera noche de impartición de feromonas, resultó bastante satisfactorio. No hubo marcas en su cuerpo, ni rastro u indicios de alguna otra acción lasciva en su cuello, sólo la agradable sensación de un buen descanso nocturno, con un despertar cómodo y ligero con el correr de las imágenes de un beso largo y deseoso.
 
No tardaron en sumirse en una nueva rutina donde Chanyeol todas la noches terminaba dormido por un beso tímido que se convertía en embriagador bocado, o, en su defecto apegados compartiendo un abrazo mientras permanecían acostados, hablando entre murmullos cortos y suspiros por el estimulo de las feromonas hasta levantarse por las mañanas, encontrando a Chaerin en brazos de Jongin, sentado alimentándola con su biberón; viendo desde el cristal de la puerta corrediza del balcón hacia el panorama de la ciudad; o, situado en su propio cuarto a la espera que él mismo despierte, distraídos o sumergidos en los suyo entre padre e hija.
 
Juntos.
 
Desde entonces, han pasado un total de seis días. Y no mentirá que esas secuencias en las mañanas, removieron su corazón por reiterada vez. Porque esto de la nueva convivencia, no dejó de hacerlo sentir tímido y en ocasiones cohibido cuando intercambiaban palabras o miradas, pese a llevar el asunto con demasiada calma en medio de lo que podría ser cotidianeidad. Como ir de compras por primera vez juntos y traer lo que hizo falta en la despensa, obteniendo miradas de algunas personas; cocinar, acomodar las camas, separar ropa sucia o limpia, y entre otros, como mantenerse viendo tele o dividirse unos minutos la atención de Chaerin si alguno estaba haciendo otra cosa, en su caso, componer una melodía.
 
Jongin se vió bastante contento y sereno en estar con Chaerin, y su bebé también, pues su padre Alfa por momentos le hacia jugar con cosquillas o con los juguetes, quitándole esas risitas apretujadas que en veces parecían chistosos hipidos fuertes de emoción, causándole ternura pero un poquito de pena y asombro, intentando suprimir la capa húmeda de sus propios ojos por la emoción.
 
Su pequeña recibía mucha alegría, y eso un poco le asustaba, pidiéndole a Jongin que por favor no la entusiasme tanto, de lo contrario, era posible que se quede sin aire y se echaría a llorar. Y del solo imaginarlo, Chanyeol no soportaría verla así.
 
—No te preocupes. No ocurrirá eso…
 
Sin embargo, Jongin midiendo su propio entusiasmo, aquella tarde que se lo planteó, le respondió eso con una sonrisa comprensiva.
 
—Como no veo que la haces jugar… Quería estimularla un poco.
 
Chanyeol sí le hacía jugar, solo que no del mismo modo. En parte, le remordió en su lado paternal Omega, por lo que terminó por explicarle detalladamente qué hacía para entretenerla, mientras Jongin escuchó atento en medio de una sonrisa suave.
 
No cabe dudas que Jongin mantuvo su postura y trato discreto.
 
El punto fueron en las noches. Chanyeol percibió que este resguardaba una desconocida ansiedad que aminoraba cuando él mismo se permitía a darle un toque o caricia en el rostro o la cabeza. Y en efecto, Jongin liberaba la bruma de feromonas distinta a la que hacía consciente, porque esta era mucho más del característico Alfa Dominante; una esencia como vapor grumoso que estallaba en su sistema y le hacía suspirar fuerte, gemir sin querer por el estremecimiento que le causaba; disparando en sus sentidos sin necesidad de llegar a más allá que estar abrazos, pegados como ventosas, hasta caer dormidos.
 
“Sumergidos en el vapor”
 
—Por favor… Quédate.
 
Nomás anoche, hubo un ligero cambio.
 
—Quiero ir a verla…
 
Chanyeol se despertó en la madrugada y quiso volver a su cuarto. Pero Jongin alcanzó a tomar de su muñeca, perezoso, y le pidió eso. A pesar de estar bastante relajados, el Omega tuvo ganas de ver a su pequeña. En el fondo se dijo que debía tomar fuerzas para levantarse, no obstante, se quedó sentado un minuto en trance, llevando involuntariamente la mano al cuello y como todo sonámbulo, volvió a acostarse, curiosamente entrelazando las piernas con Jongin, quien lo rodeó con su brazo a ojos cerrados, retomando sus respiraciones lentas y profundas. Y horas después, se despertaron sobresaltados por el llanto de su bebé.
 
Por encima de todo, el comienzo de esta semana, se vió movido por la diferencia con el retomar del trabajo de Jongin.
 
El Alfa se iba antes del mediodía, despidiéndose de Chaerin y Chanyeol para volver en la noche y compartir una cena. Como una típica familia del siglo pasado donde el hombre se encargaba de mantener a la familia y la mujer se hacía responsable de las tareas del hogar. Aunque eso no significa que los hechos hoy en día fueran totalmente diferentes; todavía había familias que se manejaban de ese modo.
 
Como lo fueron sus propios padres, por ejemplo.
 
Quizá por el modo, manejo o calidad de vida que llevan o llevaron esas familias, no se implementó en algunos el cambio, pese a la marcada diferencia de que todos si o si —independientemente si contaban con un segundo género—, poseían el derecho de tener sus estudios completos y ser alguien en medio de la sociedad.
 
Chanyeol, en su caso, aún está a tiempo de retomar sus estudios; según lo estipulado por su universidad, el departamento de alumnos le remarcó que la duración de su regularidad, era de tres años en caso de suspender; pausar sus estudios por cuestiones médicas o relevancia particular. Todavía cuenta con la idea de regresar un día a esos horarios exigentes de lectura, estudio, escritura y composición.
 
En estos días, se estuvo planteando algunas cosas, y retomar el próximo semestre para despejar un poco su mente y centrarse en lo que le gustaba, era una de ellas.
 
A decir verdad, el equipo de psicología le puntualizó a tener en cuenta ciertos aspectos. Por ejemplo; recomendándole hacer otras actividades. Claro que no estaba nada mal el estar enfocado en su bebé, porque aún era pequeña, pero aunque fuera el papá más atento del mundo, Chanyeol debía darse su propio tiempo, lujo y placer también. Y ya que su pequeña tampoco recibía pecho siendo un plus en su caso, por lo menos debía aprender a pasar un par de horitas sin su presencia.
 
Por supuesto, no le pidieron que lo haga desde ya.
 
La idea era que podría comenzar por algo pequeño.
 
Así que todavía había tiempo para decidir si comenzar por algo previo y después retomar sus clases o alguna otra cosa, porque además, los especialistas plantearon que su bebé no contaba solo con él, también estaba Jongin, su otro padre. Y lo usual, es repartirse las tareas y responsabilidades con la niña.
 
Si bien eran una pareja que pasaban por una situación medianamente inestable; con un poquito de voluntad podrían solucionarlo de a poco a su modo y tiempo. Y para un primer paso en el proceso, podían aprovechar la impartición de feromonas.
 
Si hay que admitir, ese día en el hospital, Chanyeol se sintió un poquito regañado, como un niño. Tras poner “todo en la mesa”, se dió cuenta que su tristeza lo llevó por un camino más complejo al echarse todo en la espalda, sin que Jongin cumpla con la otra parte como debía hacerlo. Y reconocerlo, le dolió más de lo común. Lloró con el pecho oprimido, porque tampoco supo cómo pedirle disculpas a él; ni siquiera tenía el valor, sintiéndose un torpe inmaduro, mientras el Alfa se mantuvo en un breve silencio, pero valiente de decir:
 
—…Jamás hubiese deseado algo como esto cuando solo pensaba en hacerte feliz... Y si hay algo de lo único que me arrepiento, es no haber estado a tu lado cuando me necesitabas... Que ahora no me quieras del mismo modo; reconozco que es aplastante pero no menos riguroso y determinante para intentar enamorarte otra vez.
 
Han pasado por un dolor descomunal. Si. Que creía firmemente que ni la misma deidad les devolvería lo que sintieron desde sus comienzos. Porque la pieza faltante de sus vidas no se las devolvería nadie. Y en parte, eso le causaba rabia, controversia, sentimientos corrosivos y contradictorios. Incluso, a veces llegó a desear que un sedante se le aplique a su sistema sin necesidad de ser pastillas o inyecciones, con tal de anular cualquier emoción para dejarlo por completo en paz.
 
Pero la sola idea también le era angustiante, porque entonces, “su globo estaría flotando en el aire si él un día de esos decidía soltarlo”.
 
Chaerin lo necesitaba.

Frecuencia Del Destino © || KaiYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora