Capítulo 1

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—¿Deberíamos llevar esto?

Chanyeol murmuró ensimismado aunque alguna otra persona lo haya escuchado allí.

Su pequeña Chaerin vió curiosa al costado mientras movía su boquita a causa del chupete con detalle de osito en el centro, permaneciendo sujeta en el portabebé que Chanyeol decidió ponerse para salir de compras. Chaerin llevaba un gorrito amarillo con blanco en su cabeza y resaltaba en el reducido espacio junto a esa manta rosada con estampado de pollito cubriendola.

—Podría llevar este pan…

En vista de que él aún se decidía, la imagen junto a su pequeña podría ser un toque interesante y sutilmente chistosa para los ojos ajenos. El atuendo de Chanyeol era tan informal y en colores neutros, y sumado al cabello alborotado oscuro, la manta Chaerin contrastaba mucho, además, él no se había molestado en peinarse perfectamente, ya que los rizos sueltos que tiene son tan naturales que poco creerían que no están hechos.

—Bien.

Con una mueca por su elección, Chanyeol terminó por poner el paquete de pan lactal en el canasto que traía en su otro brazo, continuó su paso por el pasillo pero cuando quiso cruzar hacia el otro, el ruido de cosas cayéndose al suelo se hizo escuchar, provocándole un susto al creer que él mismo había sido el causante con algún roce por el canasto y su mediana torpeza.

Sin embargo, no fue así.

A un muchacho del lado contrario se le habían caído cajas de tés e infusiones. Por lo tanto, Chanyeol acudió a ayudarle levantando unas cajitas al haber soltado su canasto de la otra mano, y aferrar con la otra, la parte superior del portabebé a Chaerin.

—¡Oh, no, no! ¡Descuida, yo lo hag-

—Tranquilo, está bien.

Chanyeol le sonrió por cortesía y el joven se vió apenado por recibir una mano a "su problema", mientras, también puso las cajas en el lugar con los otros pares, poniéndose de puntillas para colocar una de ella con cuidado más arriba. Por su parte, él lo dejó hacer para no incomodar, luego miró como terminó poner en su carrito otros pares de cajitas de su elección de tés y café.

—Deberían cambiar los lugares de estos —comentó para variar el joven.

—Si… El encargado de reponer el producto debió ser principiante y mal asesorado, o definitivamente, no se les ocurrió de otra que ponerlas aquí.

Pero decidió compartir eso, esta vez con una sonrisa recta, un poquito apenado también porque, si bien Chanyeol poseía altura, para personas como el chico que no eran tan altas, solía ocurrir este tipo de situaciones. Como cuando él de pequeño no solía alcanzar sectores por encima de su cabeza, y acababa provocando medio alboroto si no pedía ayuda a un mayor.

—Te lo agradezco.

El chico terminó diciendo y Chanyeol sacudió la cabeza.

—No hay de qué.

El otro brindó una nueva sonrisa y miró por unos segundos el bulto que llevaba Chanyeol en su pecho; una Chaerin escondida en el portabebé, lo cual, cuando Chanyeol lo notó en su descubrimiento, el chico rápidamente quitó la vista y sin más tomó el carrito avanzando su camino con un asentimiento de cabeza, alejándose.

A Chanyeol le pareció extraño esa repentina ¿huida?.

Agarró su canasto del suelo y nomás vió la espalda del joven en movimiento.

Probablemente habrá pensado que era un Alfa con el lindo bebé de un Omega, debido a su apariencia física, quizá. No sería muy estúpido de pensar. En sus tiempos de secundaria muchos llegaron a creer que él se había manifestado como un Alfa por semejante tirón de cuerpo a los quince años, y a decir verdad, le generó un poco de confianza en sí mismo, con la vaga idea de que podría llegar a serlo a pesar que muy poco lo creyera, porque Chanyeol solía sentirse bien siendo un Beta común y corriente. Lástima que la tranquilidad le duró lo que restó de su adolescencia hasta cumplir los diecinueve años, cuando finalmente, una tarde llegó su primer ciclo de calor y la manifestación se definió en su vida.

Frecuencia Del Destino © || KaiYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora