Capítulo 9 ¹

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“Pétalo de jazmín”

12:46 pm

Sucedió una noche despejada de Mayo.
 
Chanyeol mantuvo un gesto concentrado por la inquietud que acarreaba por dentro, mientras miró el jardín y el cielo carente de estrellas, y con el cigarro en mano, se dedicó a soltar el humo por la apertura de su boca.
 
La música estridente de la recepción se escuchaba lejana, con el típico retumbe alrededor. Él debería estar allí dentro, divirtiéndose, acompañando a su amigo Sehun en el festejo. Ya que después de una terrible ceremonia aburrida que hicieron los padres de su amigo, por el aniversario de casados, era lógico que ahora el DJ se pusiera al corriente para poner diversión a la fiesta.
 
Sin embargo, Chanyeol ya no se siente con el entusiasmo del principio para seguir el ritmo. O bueno, no desde que-…
 
—¿Me invitas uno?
 
Ah. La voz ajena lo sacó a medias de su pensamiento.
 
Miró hacia su izquierda y se llevó un estremecimiento de pies a cabeza al ver de quién se trataba. Chanyeol intentó no flaquear, manteniendo su gesto inexpresivo pese a abrir un poquito más los ojos.
 
El individuo era un hombre de tez acaramelada, cabello castaño corto, peinado hacia atrás y con frente despejada. Llevaba un atuendo formal en color azul zafiro, oscuro, con camisa blanca fajada a la cintura, y los dos primero botones abiertos dejando ver su cuello largo y sin corbata, y unos zapatos negros que seguramente eran de una marca de primera. Además, poseía una copa de champagne en mano y la otra escondida en el bolsillo de su pantalón, que lo hacían ver todo un sujeto coqueto y elegante.
 
—Lo siento —respondió Chanyeol—. Cuento solo con este cigarro que me brindó un amigo.
 
Este demostró llevarse el cigarro a la boca a la brevedad, para expulsar nuevamente el humo con aparente indiferencia. El latido de su corazón era tan fuerte, y no sabía si huir o seguir fingiendo que no lo reconoce.
 
—Ohh.
 
Razonó el individuo, innatamente disculpándose, y haciendo una ligera mueca con un asentimiento de cabeza, comprendiendo. Se llevó un trago más de champagne a la boca y se mantuvo en silencio.
 
Chanyeol lo notó de reojo. El hombre permaneció ahí un tanto apenado, quizá, porque volviendo a mirar hacia los alrededores con otra calada rápida a su cigarro, el Omega fácilmente dejaba en vista con su actitud y seriedad que no le importaba que estuviera allí. Pero es que se trataba de la emoción sobre su cuerpo, aquella que le estaba pasando factura de un modo negativo para aparentar lo que le estaba sucediendo, con un ligero sudor en la nuca y un temblor extraño que no era muy notorio a simple vista, y el bombeo constante en su pecho no le ayudaba para nada.
 
El hombre trajeado que estaba a un paso de Chanyeol, era precisamente el individuo inesperado que notó hace tres horas atrás en medio de los invitados.

“Pero trae un anillo, ¿lo ves?”
 
“Es un Alfa Dominante”
 
“Familia accionista de la empresa de los Oh…”
 
“Uno de los Kim's que milagrosamente se va a casar pronto”
 
“Dicen que la mayoría de las familias de la comuna están invitadas”

Teniendo la oportunidad de escuchar una cantidad de comentarios entre cuchicheos y vociferaciones, que le tomaron por sorpresa a su consciencia.
 
—Al parecer la fiesta no es muy divertida.
 
Comentó el Alfa Dominante.
 
Su tono de voz era suave, ronco, y suficientemente amable para variar. Chanyeol nunca lo había escuchado tan de cerca. Era un milagro lo que estaba ocurriendo. Por eso, se tomó unos segundos para procesar y mirarlo con valentía; sintiendo el fino espesor filtrarse a través de esos ojos rasgados de tono café, tan oscuros que había un notable destello afilado en medio de los párpados relajados, y sonrisa curva, que si bien no se levantaban por completo las comisuras, mostraba un gesto suave y genuino a comparación de las sonrisas discretas, ladinas y coquetas que demostró a lo lejos cuando estaba hablando con otros invitados.
 
Sin más, con un corto y silencioso asentimiento, Chanyeol dió a conocer su acuerdo.
 
—¿Eres el amigo del hijo de los señores Oh?
 
Pero entonces, el Alfa continuó y Chanyeol no tuvo de otra que volver a asentir, en silencio, con otra calada preferencial a su cigarro; mirando los alrededores.
 
Chnayeol se sintió en parte en un aprieto, porque quizá el hombre pudo haberse dado cuenta que esta noche lo había estado mirando constantes veces a la larga, y entonces, se tomó la molestia de averiguar quién era él.
 
El hombre de cabello castaño, tan alto como Chanyeol, con la diferencia de ser un Alfa, le echó un vistazo con más detenimiento a su perfil, a la vez que dió otro trago a su copa; casi terminando la bebida. El Omega se mantuvo firme en su posición y ligera concentración. En no mirarlo pese a sentir esa ligera pesadez sobre él. No obstante, en vista de esta actitud, el hombre con la copa en mano, decidió acercarse un paso más y prosiguió a presentarse extendiendo la mano que guardaba en su bolsillo.
 
—Soy Kim Jongin.
 
Chanyeol dudó en si agarrarla o no, pero se dijo que sería muy descortés de su parte hacia un mayor que estaba mostrándose cordial.
 
—...Park Chanyeol.
 
Devolvió el gesto articulando su propio nombre, carraspeando un poco de lo ronco y casi inaudible que sonó, pero provocó que el Alfa asintiera con satisfacción brindándole otra sonrisa.
 
—Mucho gusto, Chanyeol.
 
En el tacto apresurado se sintió la palma cálida, más o menos blanda, en medio de ese anillo de compromiso en uno de sus dedos. No va a mentir que su corazón repiqueteó con el pinchazo encima. Un poco más acelerado y desesperante, haciéndole tragar saliva. Y en ese mismo instante, a Chanyeol le surgieron las ganas de huir. Aún así, ‘esa parte’ esa puñetera e incompetente parte, optó por persistir, porque resonó aquello diciendo que no era el momento de flaquear; debía aprovechar de intercambiar un par de palabras como primera, única, y última vez.
 
Después de todo, no lo volvería a tratar sabiendo que era el hombre que un día comenzó a notar a las salidas de su facultad, y ahora no llevaba más de diez horas en enterarse que pronto se casaría. Y era tontamente doloroso.
 
—Soy un conocido de la familia Oh.
 
Volvió a hablar Jongin con esa cordial suavidad. Puñetera suavidad.
 
—Ah.
 
Chanyeol le mostró una sonrisa lineal, con suficiencia, aunque creyera que iba a explotar. Y es que no sabía cuánto tiempo podría soportar tenerlo cerca, sabiendo que el Alfa lleva ese anillo en uno de sus dedos, y su sonrisa siente que le hace mal, y remarca lo distante que están por más que se haya dado este extraño acercamiento.
 
El lúgubre sentimiento merodeando, es como una perra intrusa. Debería hablar un poquito más, “seguirle el royo”, pero no sabe muy bien qué platicar con un profesor que solía dar clases en la facultad de Arquitectura y Diseño, en el campus central del Norte, la facultad vecina de la de Artes donde Chanyeol aún asiste.
 
Fue en el primer semestre del año pasado. Un hecho que se dió en su nueva rutina para comenzar un nuevo ciclo lectivo en su segundo año como estudiante universitario con ciertas expectativas, sin esperarse que con ello —a parte del obvio cambio a los diecinueve años—, el llamado de atención recaería sobre esta persona.
 
Cada que Chanyeol terminaba sus clases tardías, en medio del campus se dirigía a la parada del bus, y lograba distinguir a un hombre trajeado yendo hacia el sector de estacionamiento, para luego, subirse a su auto con maletín de correa al hombro. A medida que pasaron los primeros meses, Chanyeol se enteró de a poco, a voces, que ese hombre se trataba de un profesor destacado de la Facultad vecina. Un Alfa bastante reconocido por su postura firme, semblante estoico, y según, minuciosa exigencia en una materia que impartía para ingresantes.
 
Chanyeol inconscientemente lo tomó en cuenta buscando su silueta por inercia, cada que la oportunidad se lo permitía mientras esperaba el bus en la fila. Cualquiera podía ver ese momento cotidiano de rutina con desinterés y distracción entre tanta gente. Porque como todos, Chanyeol era un estudiante común entre el montón, y al parecer, ‘el profesor Kim’ también cumplía con sus responsabilidades.
 
Quizá la diferencia estuvo en que Chanyeol vió el modo de caminar del individuo, sin prisas, aire seguro, relajado pero sutilmente indiferente, con trajes que variaba en tonos neutros, combinando con los zapatos impecables; llevando siempre un atuendo acorde y proporcionado a su cuerpo. Como para no recibir miradas por donde sea, porque a pesar del aura distinguido, era un profesor guapo a ojos de todos.
 
Eventualmente, cuando terminó el semestre y empezó el siguiente, Chanyeol ya no lo volvió a ver, tampoco volvió a escuchar risitas o murmullos de otros estudiantes cuando lo veían pasar, o de terceros en comentar sobre el 'Profesor Kim'.
 
La ausencia no se la tomó a pecho, porque a decir verdad, los profesores solían ser temporales, o dependiendo de su situación, tenían su plazo hasta la jubilación. Por lo tanto, supuso que el hombre había sido transferido a otra facultad o definitivamente se había retirado para empezar otra actividad. O quién sabe qué problema habría ocurrido. No se enfrascó en ideas o suposiciones de a dónde pudo haber ido.
 
Sin embargo, ¿quién imaginaría que lo encontraría aquí después de meses?
 
Él, no. Ni siquiera un poquito.
 
Si no hubiese asistido a esta fiesta que se realizó en una gran recepción con invitados de familia y supuestos colegas de trabajo, Chanyeol no estaría ahora mismo sintiéndose extraño y desesperante, dándole a las últimas caladas de su cigarrillo sin atreverse a mirarlo demasiado.
 
Y se repitió que el mundo era verdaderamente “un jodido pañuelo”.
 
—Soy muy indiscreto, ¿verdad? 
 
Vaciló Jongin, ladeando la cabeza con ojos risueños, pese a criticarse a si mismo, intentando que lo mirara. Y Chanyeol lo vió de reojo, notó que lo miraba como si él fuese un niño tímido, invitando a conocerse.
 
Vaya. Eso fue como una bofetada en la cara, logrando que sus ojos se humedezcan de repente, desconcertado. Chanyeol vió la realidad de la situación. Y por ello, parpadeó deshaciendo la humedad en sus lagrimales, y carraspeó.
 
—Ah, no, no. Solo…. —pasó a decir, tragando saliva, nervioso. Y decidió tirar su cigarro para pisarlo, con la determinante idea de retirarse—. Lo siento, no es nada de eso... Si me disculpa… No me siento bien, con permiso.
 
Su corazón estaba latiendo muy fuerte y se estaba asustando por tanta aceleración. Esto significó un alerta. Porque tampoco imaginó que se pondría así teniéndolo tan cerca por primera vez.
 
—Espera, espera…
 
No pudo evitar ser detenido por Jongin, quien se interpuso en su camino hacia la recepción. El Alfa se mostró preocupado, cambiando por completo el semblante que dió a conocer a Chanyeol hace un momento.
 
—¿Puedo ayudarte? ¿Deseas que llame a tu amigo?
 
—No, no —sacudió la cabeza—. Yo… De igual modo, debo irme porque me esperan…
 
Logró evadirlo y dió media vuelta, pensando mejor irse por el otro lado de la recepción, donde se situaba el sector de parqueo de coches en el terreno. Escondió las manos en los bolsillos de su chaqueta, y no le importó si debía avisarle a Sehun de su retirada, total, lo vería después en la quinta donde se hospedaron al llegar ayer por la tarde. Así que avanzó con pasos seguros, acelerado, viendo entre coches y motos estacionados, el portón de salida más allá.
 
‘Tuck’
 
—Hah…
 
Pero la mano ajena alcanzó a tomarlo desde su codo para detenerlo. Por supuesto, no fue de forma brusca y desesperante, sino firme y determinante que tomó por sorpresa a Chanyeol, quitándole un suspiro tras ser capaz de hacer girar y lo vea a los ojos.
 
Por el cosquilleo que sintió en su cuerpo gracias al agarre, efectuó la pulsión en su sistema como “un estallido de canicas deslizándose por el suelo”.
 
'Ssssuaaah', el primer derrame de feromonas que expulsó inconscientemente, se dio como la primer onda de la frecuencia.
 
Jongin se vio casi atónito, sorprendido también, parpadeando, y tragando saliva. Al sentir esa fragancia fue como si alguien le hubiese rociado spray en el rostro, dilatando sus iris, deteniéndose unos deliberados segundos para procesar y observar las esquinas del rostro de Chanyeol.
 
—Por un momento, pensé que era mi imaginación… —murmuró, mitad para sí mismo, y haciéndoselo saber a Chanyeol—. Ya veo que no me equivoqué.
 
Chanyeol no supo qué decir, comenzó a temblar de la ansiedad, con el corazón bombeando a más velocidad tras percibir un aura fuerte que despidió Jongin en ese instante.
 
El Omega comenzó a respirar por la boca, desviando la mirada. Acorralado. No se sentía bien mirarlo a los ojos. El Alfa hace un momento lo vió como un adulto viendo a un niño, pero ahora, con el cambio drástico en su semblante, lo puso en alerta.
 
No veía a nadie por los alrededores como para decir, “oigan, ¿me ayudan?” Chanyeol intentó en lo posible de no dejar caer una lágrima por la esquina de su ojo, parpadeando continuo. Pero entonces, recordó como si alguien le hubiese dado un golpe en la nuca, lo que el doctor le había dicho hace un tiempo.
 
“Usa siempre tus inhibidores. Debes tener en cuenta que un Alfa no es como un Beta”
 
No llevaba mucho tiempo de manifestarse como Omega Recesivo, y cumplió con las indicaciones del doctor, y hasta ahora nunca había tenido problemas con ningún otro Alfa. Es más, los de ese rasgo ni siquiera se inmutaban que Chanyeol fuera precisamente uno del pequeño porcentaje Omega en la sociedad. ¡¿Cómo es posible que se pusiera así teniendo cerca a este hombre Alfa?!
 
Cuando estuvo a punto de pedirle que lo suelte, el agarre se había aflojado para mantener la mano allí, alejándose un poquito.
 
—Eres como un pétalo.
 
Chanyeol lo miró de repente confundido. ¡¿Qué babosadas le está diciendo?!
 
Pero Jongin le había hablado como si eso hubiese sido el comienzo de un extraño poema.
 
—Un pétalo de una bonita flor de jazmín.
 
Repitió con esa articulación suave, mirándolo con la gentil mirada que a cualquiera podría derretir, levantando su mano para rozar con la yema de los dedos la mejilla de Chanyeol.
 
‘Sssaah’
 
Y que mala idea, porque el roce suave provocó otra pulsión en el cuerpo de Chanyeol, liberando feromonas como cristales flotantes, efectuando que Jongin lo mire mas anonadado. Chanyeol soportó la emoción y la vergüenza, y optó acercar su mano para agarrar la de Jongin con valentía, alejarla pese a sentirse desfallecer con ello y la blandura.
 
—Basta.
 
Dando unos pasos hacia atrás dijo aquello, respirando profundo, y sacudiendo la cabeza para “intentar despertarse” del extraño momento. Porque en el fondo se sentía como un tonto; un absurdo chico carente de conocimiento y que en pocas palabras subestimó al doctor; también, afectado por algo que no entiende pero tampoco le concierne porque no conoce casi nada de esta persona llamada Jongin. Aún así, la situación le provocaba el envolvente sentimiento de tristeza porque sabe que ese hombre es mayor, un adulto que posiblemente podría ser como su hermano mayor, un tío de familia, un padrino, lo que sea… y pronto se va a casar.
 
—¿Por qué..?
 
Preguntó Jongin, confuso, con un tinte de tristeza y los brazos sueltos a los lados, dando a conocer que no tenía interés de hacerle nada, pero “le habían arrebatado algo”. Hasta que cayó en cuenta de cómo realmente estaba el Omega, y su semblante volvió a cambiar.
 
—…Oh, disculpa. Lo siento. ¡N-no pretendía forzarte a nada…! Solo… No te ves bien. ¿Podría hacer algo por ti?
 
Soltando exhalaciones por la boca, Chanyeol no sabía qué responderle con seguridad. Su cara estaba caliente y el corazón latía con fuerza hasta sentir esos impactos de bombeo en los oídos, con el sentimiento carcomiendo por dentro.
 
Demonios. ¡No podía creer que se pusiera en estas condiciones!
 
Y si lo piensa bien, todo indicaba que se trataba de su ciclo de calor. Esa jodida mierda. Lo peor es que no poseía inhibidores de emergencia a mano; contaba solo con su celular y el dinero en su cartera rodeando su pecho, que según su amigo dijo que esa bolsa no hacía juego con el traje formal para la ocasión, además de los tenis que decidió ponerse para más comodidad.
 
Maldición. Necesitaba ir por inhibidores. Pero a dónde, si estaba alejado del centro de la ciudad, a un par de kilómetros de la costa.
 
—…Debo ir a una farmacia —respondió con un poquito de dificultad, más para sí mismo, con una inevitable lágrima cayendo por el borde de su ojo derecho, y dando media vuelta con ello en mente—. Farmacia…
 
—Bueno… Puedo llevarte.
 
Se apresuró a decir Jongin al verlo así. Chanyeol volvió a mirarlo unos segundos. Pero pensándolo de algún modo, decidió asentir en acuerdo, aunque un poco tímido en su agitación, mientras los pasos avanzaron.
 
—Mi coche está por allá…—señaló Jongin—. Espérame aquí, ¿si? Iré por él.
 
Con otro vago asentimiento y sin más preámbulo, Jongin se perdió hacia la derecha en busca del vehículo. Y Chanyeol alcanzó a ver cómo la espalda del hombre se alejó con un acelerado trote, pisando fuerte el césped del terreno y luego ‘crak, crak, crak’ el empedrado.
 
Chanyeol esperó, dando un vistazo a los alrededores, limpiándose la humedad de los ojos tras cerrarlos e inclinar la cabeza hacia atrás, sintiendo la brisa ligera de la noche pese al extraño cansancio insoportable. Estos segundos podrían ser una oportunidad para correr y alejarse, pero él creyó que no hacerle caso al hombre que le daría un aventón a una farmacia, sería muy descortés de su parte.
 
Se tomó de la frente percibiendo la temperatura en la zona; y quiso golpearse la cabeza contra una pared, porque su cuerpo estaba siendo una mierda.
 
Al minuto escuchó y alcanzó a ver que un auto con vidrios polarizados, se acercaba por el camino empedrado hasta que se detuvo a un lado de Chanyeol; abriendo una puerta de la cabina trasera.
 
—¡Adelante, Chanyeol! ¡Sube!
 
¿Chanyeol?
 
Su corazón dió otro golpeteo, y él, no pudo evitar hacerle caso a su invitación.
 
El portón de entrada se abrió con los guardias a la vista en los costados, y el auto avanzó con las ruedas girando a velocidad, saliendo del camino hacia la ruta. Y pensar que su madre le había dicho de pequeño que no hablara con extraños y mucho menos, si por esas, le proponían subirse a un coche ajeno. Jamás de los jamases hiciera caso a esas personas. Aunque si Chanyeol es honesto; bordemente conocía a este individuo llamado Kim Jongin, quien por primera vez con su voz, hizo que Chanyeol con veintiún años, no tomara en cuenta el orden-consejo de su madre.
 
En cuanto se sentó, el olor impregnado en el vehículo era del aromatizante artificial. No había rastro de feromona, o bueno, no hubo signo de que su nariz detectara y lo pusiera en aviso. Apenas llevaba dos años de manifestarse, y la idea de arrancarse las glándulas de feromonas estaba en una de sus prioridades a futuro. El problema actual era el costo de la cirugía, sumado al riesgo de las consecuencias físicas que podría acarrear, pero no hacía a un lado la idea de llegar a quitárselas a futuro, cueste lo que cueste. Su sentido del olfato se volvió sensible y cuando se trataba de algunas feromonas, solía percibir un cosquilleo en la nariz, produciéndole estornudos, como “una pasajera alergia”.
 
Chanyeol recostó su cabeza hacia atrás, respirando como si estuviera cansado. Su celo ni siquiera estaba a la vuelta de la esquina, al contrario, ¡se suponía que faltaban tres miserable meses para que volviera a suceder, ya que había terminado hace dos semanas atrás!
 
¡Lo tenía anotado en su agenda del celular! ¡¿Cómo es posible que se adelantara, o, es que su estado emocional y mental lo detonó?!
 
Su corazón no dejó de bombear constantemente, y cada vez el cuerpo le pesaba, generando una indudable incomodidad cuando su estómago, de la nada, comenzó a revolotear. Percibiendo esa contracción vertiginosa en su bajo vientre. Y… ¡Oh, mierda! ¡No podía ser cierto! Teniendo que cubrirse el abdomen con sus brazos, apretando los dientes, y comenzó a sollozar, asustado. ¡Porque esto que está pasando, no podía ser justo! ¡Era una locura!
 
¡Una muy terrible aberración!
 
—Tranquilo~
 
Jongin intentó consolar, abriendo la ventana de su lado para que se filtre el aire dentro de la cabina, agarrando firme el volante sin mirar atrás.
 
—Llegaré pronto al centro, haré lo posible de encontrar una farmacia. No desesperes…
 
El rostro del Alfa, pese a su preocupación, mantuvo un rostro estoico, con determinación, aunque la ligera ansiedad que cargaba también le hizo respirar pesado, porque el rubor de la cara de Park Chanyeol, el aroma, el brillo y la dilatación en los ojos eran los signos más obvios de lo que le estaba ocurriendo.
 
Su ciclo de calor se presentó.

Frecuencia Del Destino © || KaiYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora