Capítulo 8

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6:27 pm.
 
—No hay mucha diferencia de días. Y no es que el tratamiento o tus feromonas hayan sido la causa de que esto se acelere.
 
La tarde siguiente, el doctor llegó a domicilio. Con la llamada de Jongin en la mañana para hacerle saber los últimos detalles y su preocupación, el hombre asistió a Chanyeol con cita particular por única vez en el día.
 
—Dadas las circunstancias, tarde o temprano era de esperarse que esto ocurra —explicó.
 
Así que en su revisión encontró a un Chanyeol perezoso sobre la cama de la habitación; no muy consciente de su alrededor por el sueño pesado que padecía.
 
—...Esto es un signo de que funcionó.
 
Además de haber verificado sus signos vitales, temperatura y ojos, un momento después, al inspeccionar su cuello, el hombre comentó eso con suavidad.
 
Jongin sostenía a Chaerin en brazos, a la espera de lo último qué podría decirle este médico. Y la bebé, peculiarmente tranquila, teniendo el chupete en la boquita mirando a los alrededores, también estaba a la espera, quizá porque sabía que el estado de papá Chanyeol no era el mismo de lo habitual… En silencio, mientras los adultos intercambiaron otro par de palabras; ella se restregó el ojito con torpeza en un pequeño movimiento, y terminó por apoyar su cabecita en el hombro de Jongin, “aburrida”.
 
‘La marca de la impronta’ ya no se veía en ese aspecto enfermizo, había tomado un color anaranjado y rosáceo suave, y las venas a su alrededor adquirieron más transparencia, alejando esos antiguos y preocupantes amarillos-morados, como si alguien hubiese sido capaz de golpearlo.
 
Ahora, se ve que su estado hormonal comenzó a estabilizarse con un gran porcentaje positivo.
 
—Y su presión y ritmo cardíaco son normales…
 
Dicho eso en breve, el médico guardó sus pertenencias en un bolso de mano, dejando solo un bloc de notas y lapicera en mano, tomándose un momento para decir: —Considero en no suspender su medicación hasta por estos dos días de incubación. Ya para cuando comience su ciclo podrá reemplazarlo por inhibidores hasta que la situación termine.
 
El médico continuó escribiendo un par de detalles en el bloc de notas para especificar la receta, y luego, miró un momento más a Chanyeol, tomando una deliberada pausa. Lo cual, provocó en Jongin la curiosidad y el deseo de saber por qué ese silencio.
 
—¿Qué ocurre?
 
El hombre se relamió los labios, y soltó un corto respiro por su nariz.
 
—...En caso de compartir su Celo con él… … Por favor, sea precavido.
 
Fue inevitable para Jongin no sentir un ligero escalofrío de alerta.
 
—Visto en los análisis, el paciente ha estado bastante tiempo sin la feromona Alfa. Y como bien dijiste, el último ciclo de calor no lo compartieron de cuerpo a cuerpo. Esta vez si él acepta que lo ayudes, el que reciba tu feromona es posible que por tanta excitación y frenesí, sufra desmayos en medio del acto.
 
Jongin procesó esa información a tener en cuenta, con el retumbe de su corazón ansioso, preocupado, viendo a Chanyeol nuevamente. Por eso respondió con un bajo ‘ok’.
 
—No puedo asegurar con exactitud como se encontrará su presión cuando entre en vigor la feromona sexual. Lo que sí, es que esto es un acto a favor para ambos porque necesitan adquirir el complemento de feromonas. Y el ciclo de un Omega demanda mucho, más en este caso cuando ya tiene la impronta; necesita del Alfa quien clasificó sus feromonas. Pero si tu no manejas bien tus feromonas y la razón, puede que tu Rut se presente dada la cantidad de feromonas que se lleguen a expulsar de su cuerpo.
 
Su Rut.
 
Tragó saliva. Eso mismo fue lo que ocurrió aquella vez, y terminó por embarazarlo.
 
—Entiendo.
 
—Lo que te sugiero es que mantengas la calma. Aquí el punto es que sus niveles hormonales estuvieron en desorden, y eso ocasionó una consecuencia en su sistema a tiempo de poder corregirlas... Recuerda que un Omega casi siempre está apto para estar con su Alfa. Y entre ambos, incluso llegan a ser sus propias medicinas gracias a esas glándulas...
 
Jongin suspiró, analítico, asintiendo en comprensión.
 
—No olvides de usar los métodos anticonceptivos.
 
Y Jongin volvió a asentir, mientras el hombre continuó preguntándole qué dosis usó en la anterior ocasión. Él le respondió y el doctor volvió escribir unos detalles en otra hoja del bloc de notas, y luego, las arrancó para entregárselas.
 
—Aquí tienes.
 
Con eso último dicho y hecho, minutos después, el doctor terminó por retirarse de la casa, con el saludo de Jongin en la puerta.
 
—Si. Adiós.
 
Este volvió a suspirar con la pesadez encima, mientras dió unos pasos por la sala, sosteniendo a Chaerin. La bebé se quejó bajito aún con el chupete en su boquita, y Jongin la miró unos segundos meciéndola.
 
Tomó su manito empuñada y le dio un besito en el dorso, sintiendo su piel suavecita, sonriéndole con cariño.
 
—Mi princesa Chaerin… Papá Yeol no te podrá cuidar estos días…
 
Y con el breve aviso, le dió uno de los sonajeros que estaba en el sofá. La bebé gimió detrás del chupete como respuesta, y  ella lo observó un instante, con esos ojitos oscuros y dulces, que Jongin consideraba similares a los de Chanyeol, con pestañas finitas y un poquito curvadas que daban ese característico realce de ser una dulce pequeña.
 
Chaerin, en su distracción, hizo sonar el juguetito con torpeza, mientras Jongin sonrió enternecido por su reacción.
 
A pesar de todo, al parecer la pequeña percibía lo que estaba ocurriendo. No estaba muy llorona como en otras ocasiones, aunque si la dejaba en el corralito, probablemente comenzaría a sollozar. Y eso, a Jongin no le gustaba mucho.
 
Su niña haciendo puchero, le causaba una gran debilidad.
 
Por lo tanto, hoy en el mañana, en el momento que debió hacer alguna otra cosa, o, preparar el almuerzo —por ejemplo—, la sostuvo en su espalda con el portabebé ajustado a su pecho y hombros, mientras se movió de un lado a otro y le hablaba o la mimaba, y de tanto se turnaba para atender también a Chanyeol.
 
El Omega si bien padeció mucho sueño, estaba apto para comer, beber e ir al baño. Jongin le dió de a porciones tanto el desayuno como el almuerzo, dejando una botella de agua en la mesita de luz para que en algún momento bebiera junto a una prenda impregnadas por sus feromonas; más tarde le ayudaría con la cena y la medicación. Pero no mentirá, que se sintió incomodo de verlo así, porque en medio de lo ocurrido, Chanyeol se alimentó con pereza, murmurando cosas como:
 
“Tu feromona es amable cuando quiere…”
 
“Soy un imán de feromonas, ¿lo sabías?”
 
 “Voy a flotar por tu causa”
 
“Chaerin…es mi luz, ¿sabes? Mi luz. Mía”
 
“¿Por qué tengo mucho sueño?”
 
“Ya sé. Me has hechizado”
 
Entre otros, que Jongin ya no quería recordar. En el estado de incubación, salía a flote cierta faceta Omega que Jongin sabía que Chanyeol se avergonzaba mucho de ello.
 
Solía ser más risueño pero tajante y directo, ligeramente seductor, sin necesidad de mostrar lascivia porque el sueño le ganaba, haciendo las cosas “sonámbulo”; y sonreía bonito. Dentro de todo, se veía encantador cuando se relajaba; no roncaba y llevaba una respiración suave y pausada, sin inconvenientes, desprendiendo las pizcas de feromonas como en un degradé suave, acurrado a la prenda que le dejó.
 
Pero en el fondo, Jongin estaba preocupado. No estaba seguro si acompañar a Chanyeol o mantener la distancia en compañía. No lo tocaba de ese modo desde el año pasado, cuando aún estaba en cinta, así que todo podría suceder si por esas Chanyeol se lo permitía y le daba acceso a unir sus cuerpos.
 
Debía ser muy cuidadoso.
 
—...Creo que tendrás que alejarte de nuevo de él.
 
Le habló bajito a su pequeña, un poquito triste, porque Chaerin, de cierta manera, sufrió cuando Chanyeol estuvo ausente; estaba bastante apegada a su papá Omega.
 
Ella miró distraída haciendo sonar la sonaja, inmutable de lo que le dijo. Pero Jongin, besó su cabecita, aferrándose a ella tras percibir el aroma suave del shampoo de bebé que Chanyeol solía ponerle en sus baños. Esa esencia mezclada con su aroma natural a masita, que lo enriqueció de gusto, calmando un poco el bullicio de su cabeza, y aligeró los latidos de su corazón.
 
—Eres nuestra personita mágica, princesa.
 
Minutos después salió con la pequeña hacia la farmacia, con las recetas en el bolsillo. Y media hora después, regresó con una bolsa con cajitas de inhibidores para el Celo, inyecciones para el Rut, condones, y unos dulces sabor a limón y fresa.
 
Cuando las horas transcurrieron, despertó a Chanyeol para darle su medicina del tratamiento, y brindarle un poco de la cena con una Chaerin dormitando en su otro brazo.
 
Al día siguiente no hubo muchos cambios en medio del cuidado de su pequeña y el Omega, salvo, ocuparse un poco de su trabajo en la portátil que trajo consigo.
 
—Es una lástima que no puedas ir~
 
—Cállate…
 
También, se comunicó con su colega, el chistoso de tercera por nombre Kim Junmyeon; quien además de enterarse de su situación con un aparente lamento, hizo ese comentario de burla divertida por lo que “según se le avecinaba”. Él era quien lo reemplazaría en sus días de ausencia tras el común acuerdo con su jefe, ultimando detalles sobre un nuevo proyecto a las afueras de Seúl.
 
 
Por la noche, después de asear a su pequeña con mucho cuidado en la bañera, y cenar, Jongin la dejó en su cuna, dormidita, arropada con la manta del bordado de un patito.
 
Chaerin demandó como cualquier bebé en el día, pero por suerte le dejó trabajar. Ahora podía permitirse verla por otro momento con más calma y detenimiento.
 
Ha tenido a Chaerin contadas veces desde que Chanyeol se mudó a este departamento; que haberla arropado en estos días, cargarla, mimarla, cambiarla, darle de comer y hacerla reír; a decir verdad, resultaron momentos maravillosos.
 
Jongin ve que su pequeña es encantadora, y, no está demás decir que cada que la vió a los ojos, volvió a sentir ese destello emocional cuando la observó por primera vez en el cunero del hospital.
 
Su primera niña que estuvo dentro del vientre del Omega que ama. Y quien fue la fuerza para que ellos siguieran adelante.
 
Con una última y delicada caricia en el cabellito suave, Jongin dió media vuelta para retirarse, pero se detuvo.
 
No esperaba encontrarse a un Chanyeol despierto, acostado y en silencio. El Omega no había hablado. Ni siquiera se movió. Solo para ver la secuencia en que Jongin dejaba en silencio y con cuidado a su hermosa pequeña sobre la cuna, y le decía unas muy bajitas palabras con esa paciencia arrulladora.
 
—¿Cómo te sientes?
 
Entonces, este decidió preguntar en voz baja, ronca pero tan suave, haciendo que las orejas de Chanyeol, se movieron como un tic; se encontraba con los párpados un poco hinchados de tanto dormir, sereno y en calma.
 
—Flojo.
 
—Hm.
 
Con el sonido bajo de su garganta, Jongin asintió, sonriéndole, y pasó a sentarse en la orilla de la cama. Acercó la mano a su frente para sentir su temperatura, comparándola con la suya, y descartó cuando sintió en ambos la tibieza normal.
 
La calidez que Chanyeol portaba era solo de haber estado arropado con el cubrecamas.
 
—¿Tienes hambre? Preparé un estofado con verduras.
 
Chanyeol negó en silencio y parpadeó otra vez, perezoso. Respiró profundo, con los ojos cerrados, e intentó hablar.
 
—Mi celo… —pausó relamiéndose el borde del labio—. Se acerca mi celo.
 
En medio se notaba el deje de cansancio, quizá de tanto dormir o el propio desanimo.
 
Por su parte, Jongin hubiese querido decirle otra cosa por más que aquello no haya sonado como una pregunta, pero tuvo que confirmárselo.
 
—...Si.
 
Chanyeol infló otra vez su pecho, mirando hacia el techo a la vez que pensó por unos segundos.
 
—No creí en la posibilidad… Pero se nota que era obvio —se planteó a si mismo, suspirando otra vez—. No quiero volverme loco, Jongin…
 
Escuchar eso le hizo tragar saliva a este. Acorazonado. Por ello, con la templanza de la calma, el Alfa optó por preguntar:
 
—¿Quieres que esta vez te ayude, o, hagamos lo mismo que la anterior ocasión?
 
De momento, Chanyeol no le respondió. En su estado, ensimismado, tomar decisiones se le hacía un asunto de flojera y molestia. Sin embargo, sabe que debe afrontar el riesgo de lo que conllevaba tener un ciclo de calor marcado por su naturaleza. Es un Omega con impronta y estuvo compartiendo feromonas previamente con el Alfa que clasificó sus feromonas; ahora, compartir el Celo sería otro nivel, porque ambos estarían expuestos y él podría quedar en cinta nuevamente.
 
Lo cual, Chanyeol no quería. No lo deseaba.
 
Jongin se dió cuenta el pensar que estremeció a Chanyeol, como un reflejo del recuerdo. Así que tomó un respiro a pesar de sentirse apenado de saber que para Chanyeol todavía le era angustiante pasar por este tipo de situaciones.
 
—...Sé que es difícil para ti —retomó la palabra con cuidado, usando ese volumen bajo y suave—. No tardarás en expulsar feromonas con la alta necesidad en tu cuerpo y sentirás dolor…  Tu feromona aún está quieta, pero se está haciendo un poco más espesa. Y no te mentiré; me tiene un poco alertado.
 
Chanyeol fijó los ojos en él de nueva cuenta, y con ese brillo ligeramente opaco; entendió perfectamente a lo que se refería Jongin.
 
—Por eso, necesito que lleguemos a un acuerdo antes de que todo ocurra… Yo respetaré lo que tú decidas.
 
A pesar de permanecer tranquilo y haciendo los quehaceres, cuidando de él y su bebé, el aroma de Chaerin fue que en parte mantuvo a Jongin inmerso en su sitio. La bestia estaba merodeando, escondida a la espera, porque sabía que eso se aproximaba. Con tanto anhelo y ansia. Haciéndolo sentir un poco “enfermizo” por la idea de hacerlo suyo
 
Cubriéndose el rostro, frotándose uno de los ojos, Chanyeol volvió a suspirar avergonzado esta vez. Pero Jongin continuó explicando que ayer vino el doctor, dando los detalles sobre su estado ya que de tanto sueño no pudo darse cuenta de su alrededor, además de obtener recetas y comprar lo necesario para su seguridad.
 
—Puedes estar tranquilo… —repitió—. También llamé a tu madre para tenerla al tanto de esto, y me dijo que mañana temprano estará aquí para ver a Chaerin.
 
—Oh…—murmuró en un quejido bajo posterior en su garganta, lamentándose—. Otra vez la dejaré…
 
Era lo que menos quería y justamente volvía a suceder. Tendría que dejar a su bebé a cargo de su madre mientras ellos… Rayos. Hacerse responsable de situaciones de alto requerimiento que no implique a su niña, era un poco fastidioso al presente de hoy, cuando lo que más deseaba era estar con su dulce pequeña.
 
Tras unos segundos de meditación, en silencio, Chanyeol continuó.
 
—Jongin…
 
—Qué.
 
—...No quiero que me dejes solo.
 
Admitió. Porque más allá de lo que pueda ocurrir, Chanyeol sabía que el ciclo de calor era una vil perra demandante, y no se calmaría hasta que le removiera el estómago con la mezcla de feromonas y semen.
 
Por su parte, Jongin no mentirá que aquello le provocó un fuerte latido en su pecho, y el sutil movimiento en las orejas; suponiendo que lo que dijo el Omega, es que lo acompañe en su ciclo brindado feromona, manteniendo su raciocinio hasta que todo se acabe. Tal como la última vez.
 
—Está bien. No te dejaré…—respondió, acercando su mano con lentitud hacia la del Omega, acariciando el dorso con su pulgar—. Permaneceré a tu lado.
 
Chanyeol se quedó mirando el agarre blando y cálido, tranquilo, sobre su mano, distinguiendo que se sentía tan extrañamente bien pese a ser un gesto corto y de respetable trato. Y eso fue suficiente para apaciguar un poquito su atolondrado corazón.
 
—...Y haga lo haga o lo que sea que te diga o suplique —continuó Chanyeol—, por favor… —le pidió en voz bajita—. Por favor, no pierdas la cordura, y no me anudes.
 
De acuerdo, eso sí que le tomó por sorpresa. Jongin no pudo evitar sentir un escalofrío, descolocado, deshaciendo su expresión para reemplazarla con la mezcla de seriedad. Tragando saliva. Iba a preguntar ‘¿qué?’, pero ver a Chanyeol sentarse despacio, con ese cabello alborotado, de ondas desparramadas cubriendo su frente, y mirándolo a los ojos con la inminente petición detrás de ellos, le conmovió.
 
—¿Si? —dijo por último Chanyeol.
 
Y Jongin asintió en respuesta; en un corto movimiento de cabeza, como un verdugo. No tardó en llevar su mano a la mejilla de Chanyeol, respirando hondo para componerse así mismo; y correr el cabello del Omega hacia el borde de su oreja, curvando sus labios con paciencia.
 
—...Si —le susurró, acercando su frente con la de él, cariñoso.
 
Chanyeol lo miró por un instante. Esos ojos rasgados de tono café, suavemente afilados, daban un contraste en su respuesta, pero no menos pacífico para darle seguridad que cumpliría con su palabra. Ya que después de su última vez, lo pasaron tan difícil…
 
Por ello, Chanyeol consideró pasar su ciclo juntos.
 
Aún recuerda que aquel fatídico día, Jongin reservó feromonas en la habitación y en un par de prendas para dárselas, viendo de a partes, cómo este se inyectaba en la pierna cada cierta hora, sudaba; mostrando un rostro estoico, luchando con el claro deseo implacable. Y aparte de impregnar las ropas, impartió feromonas sobre su cuerpo; mientras Chanyeol tenía un vibrador consigo en su agujero, soltando gemidos quejumbrosos.
 
También, entre pausas, se dedicó a hidratarlo con vasos de agua y leche.
 
Y a últimas, solo se atrevió a mirarlo mientras Chanyeol se masturbaba con cansancio, dando sus últimos gemidos. Finalmente cuando todo acabó, Jongin se retiró de la casa luego de bañar a Chanyeol, y darse una ducha así mismo. El Omega quedó aliviado, relajado, pero agotado mentalmente, para después echarse a llorar, sintiendo esa opresión en el pecho.
 
Como si un niño hubiese hecho algo que no debió. Arrepentimiento.
 
Chanyeol posó su mano encima de la de Jongin, y este, plantó un beso en el dorso, transmitiendo con la mirada una extraña serenidad delante de un deseo escondido en el margen.
 
—¿Esta vez iremos a tu casa? —indagó Chanyeol.
 
—Uhm… ¿Si?
 
Vaciló un poco, deshaciendo ese vestigio que Chanyeol se inmutó pero decidió ignorar, sacándolo de contexto, porque Jongin no lo había pensado así.
 
—¿Quieres ir allá?
 
Este tenía pensado encerrarse en el cuarto de invitados, como lo hicieron la última vez, porque su suegra se había llevado a Chaerin del departamento por esos días. Sin embargo, Chanyeol, por la pregunta reciente, adquirió un tanto de timidez, cabizbajo, optando por explicar.
 
—Bueno… Si. Creo que lo más conveniente es irnos para no exponer la cantidad de feromonas que se filtren en el ambiente por Chaerin… Yo dejaré todo preparado para que mi madre vea por ella.
 
Oh.
 
Pensándolo así, Chanyeol tenía razón.
 
Si bien hasta ahora no había ocurrido nada, tampoco le agradaba la idea que su pequeña contrajera alguna dificultad fisiológica, así que, sin más asintió en acuerdo, viendo cómo su Omega se veía encantador por el rubor que adquirió tras justificar esa respuesta.

Frecuencia Del Destino © || KaiYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora