Secretos de Sangre | YiZhan [Mpreg]

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[Horas atrás]

Desde que había despertado, sintió un ligero espasmo en la barriga. Estaba seguro que no le había sentado mal la comida de la noche anterior, pues había cenado en casa, con su familia. A demás, Wang Jichen, quien era el más enfermizo, no mostró ningún malestar, era eso o la emoción de que el padre de Yibo lo llevaría al colegio. 

Mientras hacía su trayecto a la oficina y su asistente hablaba con su chófer de todo lo que tenían que hacer durante el día, comenzó a sentir pequeñas arritmias. Seguramente por la presión, pensaba.

Jamás hubiese creído que su corazón se estaba preparando para latir nuevamente cuando tuviera frente a él a su otra mitad.

Esa mitad que no ha dejado de amar.

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[Tiempo Actual]

Xiao Zhan se acomoda en su lugar por milesima vez. Aún no ha dicho ninguna palabra, y eso que ya ha pasado cerca de una hora desde que Wang Yibo lo descubrió detrás de la columna.

Un camarero llega con las tazas de café que ordenó Wang minuntos atrás. A varias mesas de ahí ve a Luo Zhi y los otros muchachos, los cuales no le han quitado tampoco la mirada de encima.

Al ver de nuevo a Xiao Zhan, le entra la repentina curiosidad de saber por qué está en Chongqing, hace cuánto que está ahí y quiénes son esos chicos que lo acompañan.

—¿Cómo has estado? —pregunta Yibo ante la falta de comunicación de su acompañante.

Xiao Zhan tarda al menos un minuto en responder, cuando lo hace, dice un simple «Bien». Luego más silencio.

—¿Por qué demoran tanto? —pregunta Darren, un poco inquieto.

—No se han visto en casi dos décadas —dice Junkai, viendo a sus dos padres biológicos —no puede llegar de la nada y decir "oye, tenemos un hijo al que creí muerto durante todos estos años, necesita un hígado, ¿Le puedes donar una parte del tuyo?".

Luo Zhi se ríe por la interpretación del pelinegro y luego le dice que es muy tierno que aunque sea una situación difícil, él realice este tipo de bromas. Desde que lo conoció ha notado que su humor es increíble. A Darren no le gusta, pero opina igual que la chica.

—Supe que te hiciste fotógrafo —vuelve a decir Wang Yibo a Xiao Zhan, intentando con esto romper el hielo —haces un excelente trabajo.

El pelinegro suelta una risa sarcástica que esconde un pequeño quejido.

—Me pregunto cómo te habrás enterado.

—Creo que todo Chongqing lo sabe.

—Ya. Pero ni porque me lo pidas personalmente le haré una sesión de fotos a ti o a tu familia.