★ T R E I N T A Y N U E V E ★

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Posterior a su reconciliación con Luo Zhi, Junkai decide también hacer las paces con Darren.

Primero intenta con enviarle mensajes, con el pretexto de saber si ya reparó el cristal de su habitación o si le dijeron algo sus papás. Darren lo deja en visto.
Sin perder la paciencia, intenta llamarlo a larga distancia, pero casualmente siempre llama cuando no está en casa, cuando ya se fue a dormir o cuando está muy ocupado. Con este último pretexto de su tía, Junkai cuelga el auricular molesto.

—¿No contesta? —pregunta Wang Jichen, quien ha mirando cada uno de los intentos de su hermano por comunicarse con el moreno.

—No. Estúpido Darren.

—¡Es una mala palabra! ¡Yibooo!

Junkai se pone de pie en un segundo y llega hasta el menor para cubrirle la boca con la mano.

—Anda, ya, que se me ha escapado —ríe Kai —tú sólo no debes decir que lo has escuchado de mí, ¿Vale? —Jichen ladea la cabeza para decir que sí, entonces Kai lo suelta.

—¿Por qué no vas a su casa? —pregunta Jichen con inocencia —y si no quiere salir, pues le rompes otra ventana.

Junkai se ríe del pequeño chiste. Eso sería buena idea, romperle los cristales de su casa hasta que su primo se resigne a hablar con él.

—Ojalá fuese así de sencillo —dice Junkai, pateando un zapato debajo de la cama —estamos a un continente de distancia, ChenChen. No es muy barato viajar a cada ratito. Dudo que mis papás me paguen el viaje de reconciliación.

—Pues trabaja, ¡Dah! —y como si esa frase hubiese resuelto los problemas de Kai, Jichen vuelve su atención al puzzle que intentaba armar antes de que Junkai llamara a Darren.

Wang Junkai se acuesta sobre su cama, pensando. Tiene razón Jichen, si quiere dinero, tiene que trabajar por ello. Hasta ahora los viajes al extranjero, así como las cosas que ha comprado, han sido con el dinero de sus cuatro padres. Él no ha puesto casi nada.

Pero, ¿De qué puede trabajar? Aún no habla neerlandés. Es más, ni siquiera sabe cómo se saluda en Ámsterdam. En ninguna tienda le darían empleo.

—¡Xiao Zhan! —dice, poniéndose de pie de un solo brinco —ChenChen, iré al estudio de papá. Aquí quédate.

—¡Yo voy! ¡Yo voy!

—No. Iré a un pedir empleo. No puedo llevar a mi hermano a mi nuevo empleo.

—Pero no me quiero quedar con Yibo solo.

Junkai mira su carita tierna y termina por aceptar. El pequeño enseguida grita de alegría.

Yibo está en el salón, arreglando unos asuntos con relación a la patente que le heredó su abuelo. Junkai le avisa que saldrán y el castaño sólo le dice "con cuidado".

Durante el trayecto al estudio, Junkai va hablando con el menor, preguntándole por qué no le habla a Yibo o por qué no quiere que lo cuide él. Los niños casi nunca mienten cuando se trata de las cosas que les hieren, es por ello que Jichen le confiesa a su hermano que hubo una vez en la que él le había dicho a Yibo «papá» y que Yibo le respondió que él nunca sería su papá y que nunca le volviera a decir así.

—Pero quizás él estaba enojado. Así son los adultos. No debes ser tan duro. Eres un niño apenas.

—Se siente feo no tener papá, ¿Sabes? —dice Jichen —por eso quería mucho a mi abuelito Ruo. Él siempre me consentía.

Junkai desea decirle que en realidad Wang Ruo es un monstruo, culpable de muchas desgracias, pero, ¿para que perturbar el buen recuerdo que el menor siente por él? Mejor, cuando crezca, que él solito se entere de la verdad.

Secretos de Sangre | YiZhan [Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora