★ C I N C O ★

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[Años atrás]

Cuando la pequeña silueta de Xiao Zhan se perdió, de detrás de la estatua del monje, salió Wang Ruo.

Enseguida encendió un puro.

—Vaya, por un momento creí que no lo harías —dijo vacilante —y yo que ya estaba por llamar a los medios para que publicaran esas fotos.

La primera calada le cayó casi en la cara al menor. En cuanto lo olió, sintió repugnancia.

—Ya cumplí yo. Ahora cumple tú y que eliminen esas fotografías.

—Oh, no, no, hijo mío, aún falta que te vayas a Corea del Norte. Una vez que te hayas instalado ahí, podré eliminar las evidencias que quieras.

El señor Wang comenzó a caminar hacia la misma dirección que el pelinegro minutos atrás. Sólo se detuvo un momento para añadir:

—El vuelo a Dandong sale hoy a las once. Ve a hacer tus maletas que no perderás ese vuelo.

—Te odio —murmuró Wang Yibo —ojalá no fueras mi padre.

Con rudeza, el menor dio un par de zancadas y adelantó el camino a su padre. Quería llegar a su hogar para poder llorar lo que se había guardado desde el día anterior. Si no sacaba lo que llevaba dentro, quizás explotaría.

—Cuidado con los deseos, muchacho —murmuró el señor Wang a sus espaldas —porque se pueden cumplir.

—Cuidado con los deseos, muchacho —murmuró el señor Wang a sus espaldas —porque se pueden cumplir

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Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Xiao Zhan entró llorando a su habitación, con el llanto igual de roto que él. El ama de llaves intentó consolarlo, preguntándole qué había sucedido. El pelinegro no respondió nada, sólo lloró hasta que se quedó dormido.

Al día siguiente le ardían los ojos y le dolía la garganta. Aunque las lágrimas ya estaban secas, las heridas seguían abiertas, en cuanto recordó lo que había sucedido, volvió a romper en llanto. Esta vez su madre intentó averiguar qué le sucedía, mas el chico sólo se aferró a sus brazos.

Aquel agujero en el corazón parecía devolverle cada recuerdo con él, ¿Por qué no dejaba de recordar los buenos momentos? ¿Por qué no podía odiar incluso sus peores peleas? Si todo fue por un juego, ¿Por qué le hizo creer en un "futuro juntos"?

Wang Yibo, por su parte, también estaba sufriendo. Después de empacar sus maletas, guardó con sumo cuidado todo objeto que le recordaba a él. Enmarcó sus recuerdos en su interior. Estos lastimaban muchísimo.

Por la tarde cogió un vuelo a Dandong. Cada kilómetro más lejos del pelinegro le recordaban que era un cobarde por no atreverse a luchar por él.

«Algún día seremos felices» —dijo, cerrando los ojos y viendo la hermosa sonrisa de conejo en su memoria.

Secretos de Sangre | YiZhan [Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora