22. Alma que sangra

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¿A dónde acudes
cuando te duele el alma?

No hay amigos cerca,
no hay hermanos,
no hay figura paterna
y a mamá no deseo causarle
preocupaciones.

No hay nadie,
y aunque hubiera
no creo que quisiera
romperme frente a alguien.
Solo hay un moribundo,
un cuaderno y un lápiz.

El alcohol y las drogas
ya no surten efecto,
las estoy dejando en hiatus
al igual que mis poemarios.

Mis lágrimas son tan desabridas
que me saben indiferentes,
como la vida, como la muerte.

¿Has visto un perro sin rumbo?
¿Has visto un chamizo
cayéndose a pedazos?
¿Has visto a un poeta sangrando?
¿Has visto como se muere el mundo?

No encuentro explicación alguna,
no logro transliterar la runa,
mi espíritu necesita una vacuna
de cianuro que lo finiquite de una.

Ya he aceptado mi destino,
siempre habrá piedras en el camino.
Solo cuentan los fracasos,
nunca las hazañas;
ya las aspirinas no me
quitan la migraña.

Duele la cabeza,
duelen las entrañas,
duele el espíritu.

Cuando te duele el alma
no hay otra opción que acudir
a la poesía y atravesarla con
un poema afilado para que
se desangre de una vez por todas.

La poesía del todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora