Rachel

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No vi la cosa que les publicó así que aquí me tienen corrigiendo detalles, Dios. Mil disculpas por esto.

Feliz Lectura

Ladeó los labios mientras veo el destino al que me trajo Donovan. Un conjunto de cabañas alejadas de la sociedad entre la nieve y el bosque, el lugar está bien protegido y no hay animales salvajes dentro del perímetro, hay una cerca protegiendo la hectárea completa.

Hay al menos unas quince cabañas distribuidas a la redonda, y en medio del territorio hay una pequeña aldea que sirve para abastecer ciertas necesidades básicas de todo lo que se pueda necesitar.

Vamos en una camioneta que nos lleva de cabaña en cabaña para que él pueda revisarlas y cada detalle que me dice los anoto en un cuaderno pequeño. No hemos hablado de lo que sucedió… y tampoco creo que haga falta cuando ambos coincidimos que fue un verdadero error, no debí dejar que me besará y que quisiera más en ese elevador en el que no me sentire cómoda cuando vuelva a subirme a ese cuadro metálico.

Suspiro antes de acomodarme en el asiento mientras maneja a la cabaña, Donovan no quiso guía porque dijo que él mismo quería saber dónde estaban las cabañas para así asegurar todo si estaba dispuesto a comprarlo.

Estaciona en la última cabaña que se ve más grande que la otra que visitamos, cuando se baja se encamina a la estructura de madera de dos pisos que se encuentra rodeada por un cúmulo de árboles que la dejan protegida de todo. Bajamos del auto y nos adentramos a la cabaña antes de que los primeros copos comiencen a caer llamando mi atención.

Ladeó mis labios antes de escuchar que se comunican con él mediante un radio.

—Señor Evans, ¿Me escucha?—descuelga la radio antes de responder.

—Sí.

—Hay una tormenta aproximándose—paso saliva al escuchar eso—. Sería bueno que se quedará en una de las cabañas mientras espera que pase la tormenta—paso saliva mientras escucho la información—. Su equipaje se lo mandaremos, es más rápido llevarlo en motonieve que en un auto, uno de nuestros empleados se lo llevará.

Los ojos de Donovan vienen a mí antes de acercarse y verme despacio a los ojos. Se concentra en la llamada y yo siento que me falta el maldito aire porque no puedo creer que me voy a quedar aquí con él por días, que las tormentas de nieve duran su tiempo y no son como las de agua, también el tiempo en que tardarán en quitar la nieve de los caminos para poder irme a casa.

Me dejó caer en uno de los sillones mientras Donovan se queda parado a mitad del camino, suspira antes de seguirme y sentarse frente a mí.

—Escoge una de las habitaciones—dice suave, pero sin querer verme del todo—. Al parecer estaremos aquí un largo tiempo, así que te sugiero elegir bien.

Paso saliva lentamente antes de ponerme de pie y caminar a las escaleras para explorar la cabaña. Mejor dicho las habitaciones en las que puedo estar y escojo una que se encuentra arriba de la sala, miro por la ventana y sin duda tendré bonitas vistas aquí.

Exploré las otras recámaras y ninguna llamó mi atención más que esta, así que por eso me quedaré aquí, hay unos cuantos libros acomodados en un librero pequeño que me servirá para entretenerme mientras esté atrapada con Donovan.

Donovan.

El hombre que no me habla a menos que sea necesario, me siento todavía más mal porque parece que fue mi culpa lo que sucedió, cuando yo sólo quería irme a casa a descansar y empacar para este maldito viaje al que me arrastró y en el que resulta voy a estar metida. Me acuesto en la cama esperando algún milagro que me saque de aquí y cuando menos lo pienso escucho el sonido de una motonieve, me incorporo de la cama para ver por la ventana y es cuando veo a un hombre con un cargamento de cosas que me pertenecen a mí y a Donovan.

Entre Nosotros (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora